Rayos De Oro.

capítulo 34.

Nos gastamos las monedas que Luís consiguió cambiando los billetes y no conseguimos nada, nos fuimos a la parada del autobús, estaba completamente sola, me senté, mi tristeza era enorme, Luís levantó mi cabeza y me miró a los ojos, me abrazó y sobo mi espalda, apreté con fuerza su camisa y comencé a llorar en tono bajo con mi rostro contra su abdomen.

- te daré el resto del dinero para que compres la casa que vimos, te terminaré de poner el resto, no soporto verte sufrir, lo haré como muestra de mi amor hacia ti así que recibelo Diego. - me dijo en voz baja mientras sobaba mi cabello.

Acepté el dinero, pero prometí que le pagaría cada céntimo así me tomara años, hablé con el hombre de vienes raíces y me dieron una cita para dentro de tres días para arreglar los papeles, mi madre y yo lo hicimos, podía ver su felicidad, estaba tan feliz de tener una casa, me abrazó por largo rato, lloró, pero esta vez fue de alegría, fue la primera vez en que me alegré por que mi madre lloraba ya que era de tanta felicidad que sentía.

- eres lo mejor que me ha pasado en la vida hijo, no sabes cuanto te amo y lo orgullosa que estoy de ti, te amo tanto. - me dijo entre lágrimas.
- ya mamá no llores, me harás llorar a mi también. - le dije acariciandole el cabello.
- ahora estaremos bien, ya no más sufrimientos, viviremos en paz, tranquilos como siempre hemos querido, ya no recibiré más golpes ni tu tampoco hijo, estoy segura de que no hay alguien más bueno que tú en éste mundo, ahora con esta casa tú podrás tener tus cuadros colgados y podrás pintar cuanto quieras y yo podré tener mi pequeño cuarto de costura como siempre quise. - me dijo sonriendome.
- claro que sí mamá, claro que sí. - le respondí conmovido.

Comencé a hacer la mundanza junto con Luís todos los días a mitad de la noche; su hermano se ofreció a ayudarnos llevándonos en su auto junto con las cajas que contenían las pertenencias de mi madre y mías, Luís le contó todo sobre mi, no se le escapó ni un sólo detalle, incluso le dijo que eramos más que amigos, no pensé que su hermano lo tomaría tan bien ya que era tan serio, a la final no puedes juzgar un libro por su portada ¿no?.