capítulo 12.

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Los días que estuvo en recuperación no fui al colegio, tuve que encargarme de todo, de la comida, de la limpieza, tuve que soportar todo lo que ella soportaba día a día en ese maldito lugar.

- ¡ha ésta mierda le dices comida!. - me gritó mi padre luego de lanzar el plato al suelo. - ¡preparame algo mejor!, ¡¿crees que soy un niño para comerme un sándwich de queso!?, ¡preparame otra mierda!.
- no se hacer nada más. - le respondí con un tono bajo.
- nunca has servido para una mierda, maldito sea el día en que tu madre te tuvo, eres un maldito bastardo. - me dijo señalandome con rabia. - ¡ve a despertar a tu madre!, ¡dile a esa maldita zorra que baje a hacerme algo de comer!. - me grito al mismo tiempo que se levantó de la silla.
- aún esta mal, no puede bajar ahora. - le dije en tono bajo mientras lavaba los platos.
- ¿que no puede?, ¿que no puede me dijiste?, mira hijo de perra. - me dijo entre dientes al instante que se vino sobre mi y me sujetó por la camisa. - ve y dile a esa puta que se levante o ¡iré yo mismo a levantarla!.
- ¡ya te dije que no lo haré!. - le grité con todas mis fuerzas. - ¡yo soy el encargado de todo ahora!.

Me golpeó por el estómago y me sostuvo fuerte por la camisa llevandome a arrastras hacia el sofá, me lanzó en éste y se vino sobre mi golpeandome una y otra vez, lo golpee también, eso hizo que se enfadara más, me golpeó fuerte en el rostro y quedé sin fuerzas, se abrió los pantalon y bajó mis pantalones de un halón, me puso boca abajo, y sacó su pene de sus calzoncillos, intente voltearme y golpearlo, pero estaba débil, me sostenía la cabeza y la cadera contra el sofá con tanta fuerza que incluso me costaba respirar.
- así que te harás cargo de todo, bueno pues ésto también incluye el todo para mi. - me dijo tratando de poner su pene en mi ano.
- ¡maldito!, ¡sueltame!, ¡no!, ¡no lo hagas por favor!. - gritaba con fuerza tratando de levantar mi cabeza y despegarla del sofa pero éste la empujaba con fuerza hacia abajo ahogando mis gritos desesperados.

Sufrí, sentí tanto asco y dolor al mismo tiempo, lloré y grité de forma desesperante, pero mis gritos y llanto eran ahogados contra el sofá.

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