Rayos De Oro.

capítulo 38.

La tomó por el brazo con fuerza y la sacó de mi habitación, corrí tras él, vi como la cacheteo, la lanzó por las escaleras y mi madre rodó, quedo inconsciente en el suelo, todo paso ante mis ojos en cámara lenta, él estaba parado junto a las escaleras gritándole, la veía en el suelo tirada y sólo le gritaba malas palabras, lo aparté, bajé corriendo las escaleras, me arrodillé junto a ella, la llamaba una y otra vez, no despertaba, lloré desesperado y puse mis manos en mi cabeza, no sabía que hacer, el maldito bajó y la empujó con el pie lo miré lleno de ira y no estallé hasta oír el "levantate perra" que hizo que saltara sobre él, lo ahorcaba con fuerza, me golpeó en la sien logrando que lo soltara, se vino sobre mi y me golpeó varías veces, lo abrasé con fuerza por la cintura y lo empujé hasta pegarlo contra la pared de tal manera que le saqué el aire, tomó una se las botellas que estaban sobre el minibar y la rompió en mi cabeza, me empujó alejandome de él, mi cabeza sangraba, las gotas de sangre corrían hasta uno de mis ojos, lo miré lleno de ira, me cacheteo de tal forma que rompió el interior de mi mejilla haciendo que el sabor a hierro de mi sangre inundara mis papilas, sacó su arma y me apuntó, rápidamente le sostuve las manos hacía arriba, le golpee el escroto con mi rodilla y soltó la pistola la cual patee a un lado cuando calló al suelo, sentí su puño contra mi abdomen el cual me sacó el aire, lo tomé como pude por la camisa y lo lancé contra la nueva mesa de vidrio que mi madre había comprado, me puse sobre él y lo golpee una y otra vez hasta dejarlo inconsciente; comencé a llorar, de inmediato fui a llamar a la policía y luego de hacerlo me dirigí hacia donde estaba mi madre, llorando la puse entre mis piernas y la abrasé, le palpe el cuello para sentir su pulso pero no había nada, lloré; el dolor que sentía era inexplicable, cuanta ira y tristeza sentía. El maldito de Reinaldo estaba levantandose, iba hacia donde estaba el arma, solté a mi madre y rápidamente entre tropiezos la tomé, Reinaldo venía hacia mi con intensiones de lanzarme el radio encima y entoces disparé.