capítulo 26.

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- Diego pareces pervertido viejo. - me dijo al terminar de enjabonarme.
- te faltó una parte. - le dije señalandome el pene.
- pensé que lo harías tú. - me dijo luego de sostenerme el pene y comenzar a lavarmelo.
- se siente rico, hazlo un poco más suave. - le dije mirando como lo lavaba.
- esto ya es masturbación si dices que se siente rico, hazmelo a mi también. - me dijo poniéndose muy pegado a mi.

La masturbación en la ducha fue demasiado placentera, llegué al climax dejandome envolver por un orgasmo que me dejó sintiendo escalofríos.
- deberíamos hacerlo más seguido Luís. - le dije mientras me vestía.
- no tengo problema con hacerlo con tal y te dejes penetrar lo haría a cada segundo, me gusta cuando me dejas devorarte completo. - me dijo acercandose a mi y apretando mi trasero.
- creo que serás mi nueva adicción a parte del arte. - le dije cerca de sus labios antes de besarlo.
- y tu serás mi nuevo libro abierto para aprender más cosas. - me dijo antes de yo besarlo.

Cenamos en una gran mesa de caoba barnizada, tenía asientos para 6 personas, el iba a la cabeza de la mesa, donde se sienta el mandamas, yo a su lado donde debería sentarse el hijo mayor del dueño de la casa, pero como no había nadie yo ocupada el puesto de su hermano y él el de su padre, la cena estuvo deliciosa, comida de mar, la favorita de Luís, mejillones, pulpo, cangrejo, langosta, camarones, pescado, infinidades de alimentos provenientes del mar solo para nosotros dos, nunca había comido tanto en mi vida y menos algo tan delicioso.

Cuando fuimos a dormir Luís se quitó la ropa quedando sólo en calzoncillos, me senté en la orilla de la cama y éste se me acercó, me sujetó la cara y me besó, me acostó y se puso entre mis piernas, me besaba y pasaba su mano abierta por mi muslo el cual apretaba algo fuerte, su lengua se introducía en mi boca de forma experta y me robaba el aliento. Tuvimos sexo toda la noche, en la mañana estaba tan agotado por la larga jornada de sexo que tuvimos que a penas y pude abrir un ojo, miré hacia el lado donde se encontraba Luís dormido y con pesadez me subí sobre su espalda y le besé el hombro al mismo tiempo que introduje mi mano debajo de su abdomen.

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