Capítulo 6

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Unas manos insistentes me hicieron abrir los ojos de golpe. Solté un pequeño grito ahogado. Tragué en seco al ver a una Alice desesperada. Miré las cortinas abiertas y la hora dando las ocho y trece de la mañana. Adiós a la idea de dormir hasta tarde. Un bostezo se escapa de mis labios.

—Al, ¿qué sucede?

—¡No me has contado aún!

—¿Sobre qué? —Pregunto adormilada.

Sabía a lo que se refería, pero era divertido verla insistente. A veces.

—¡Lo de Daniel! ¿Irás? Mierda, ¡dime que le dijiste que sí! —Sus gritos atravesaron mis oídos dando una molestia dentro.

—Uno, acepté —sonrió—. Dos, ¿tú interferiste, cierto?

—Qué... Obvio no, niña.

—Alice... —la miré amenazante. Se ríe mientras cubría su rostro con ambas manos.

—Bien, lo admito. Daniel pidió hablar conmigo, Neriam, se le veía muy interesado y sé que lo odio al igual que él a mí pero quise darle una vez en mi vida el beneficio de la duda. Eso, y muy a parte de que Zac me obligó —una sonrisa genuina la asalta.

—Yo pienso que es una broma o una apuesta.

—Pienso que lees muchas novelas —reímos.

—Lo sé, fui muy tonta.

—Lo bueno es que aceptaste, no te arrepentirás te lo aseguro, bueno eso espero —me dedicó una mirada cálida, de esas que me transmitían seguridad y confianza.

—Te agradezco por todo lo que estás haciendo por mí, Alice, de verdad no sé... no sé cómo compensarte.

Ella era una de las pocas personas que me habían mostrado afecto de esa manera tan sincera y natural, y eso que no la conozco mucho pero sí lo suficiente.

—Solo sonreí todo el tiempo, Neriam, esa siempre será mi recompensa y más si la causante de tu felicidad soy yo, por un lado claro.

—Es bueno tener a personas como tú a mi lado.

—Así será siempre y... —su vista se posó en el reloj que colgaba en la pared. Su expresión me causó gracia—, ¡mierda! Debemos ir a desayunar ya, se nos hará tarde —tomó camino al cuarto de baño y cerró de un portazo.

—¿Tarde para qué? —Pregunté con un toque de confusión.

—¡Para la prueba de baile!

«Oh, mierda, la prueba».

—¿Irás?

—Iremos —me corrige.

—Yo no iré, Alice —tomé las sábanas y volví a cubrirme.

El sonido de una puerta abrirse hizo que mi piel sufra un cosquilleo.

—¡¿Que no irás?!

Me sobresalté. Mierda. Quité por segunda vez las sábanas de mi cuerpo.

Lo Inalcanzable » m.j (#LI1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora