Capítulo 24

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-¿Cómo es que no me dijiste que era su cumpleaños? -Pregunté exaltada al caminar en círculos por toda la habitación.

-Él jamás ha faltado un día aún siendo su cumpleaños...

He metido la pata hasta el fondo, lo sabía. Seguramente él quiso invitarme a salir por ese motivo, pero no, la Neriam loca tuvo que salir jodiendo todo por celos estúpidos. ¡Bravo, Edwards! ¡Bravo!

-Además creí que ya lo sabías, es decir, están en algo -dijo ella confundida.

-Joder, soy una vergüenza para el mundo. ¡Debí haberlo escuchado!

-Es bueno que admitas que eres una idiota pero por ahora no ganas nada -la aniquilé con la mirada y ella levanta ambas manos-. Entonces, ¿vas a quedarte aquí lamentándote?

-¿Qué se supone que deba hacer? ¿Enviarle un ramo de flores?

-No, ¡debes levantar tu gran trasero de esa cama e ir a buscarlo! Si iba a invitarte a salir es porque no tenía nada que hacer, seguramente ha de estar en su casa bebiendo vodka hasta perder el conocimiento para luego llamarte a altas horas de la noche diciéndote que gracias a ti tuvo el peor cumpleaños de su vida por ser una terca de mierda. Pobre, ya me imagino cómo debe estar ahora mismo -niega repetitivas veces con suavidad y yo sólo puedo mirarla indignada.

-Recuérdame por qué eres mi mejor amiga...

-Sabes que estoy bromeando -dice entre risas-, deja de mirarme así. Ahora, arréglate mientras yo consigo la dirección de la casa del profesor -camina decida hacia la puerta pero la detengo.

-¿No sería más fácil enviarle un mensaje preguntándoselo?

-¿Y arruinar una increíble sorpresa? ¡Claro que no! Deja de perder el tiempo, no te preocupes por nada.

Debía arreglar las cosas con Michael y dejar de ser una completa idiota. Pero, ¿qué se supone que iba a decirle? ¿Y si no estaba en su casa? ¿Si está en uno de esos lugares en donde las mujeres se lanzan a los hombres malditamente atractivos y sin ningún compromiso? Mierda, lo tendría bien merecido.

Sacudo mi cabeza alejando esas ideas probables de mí. Tomé una rápida ducha con agua fría cómo castigo y me vestí con un vestido negro un poco más arriba de mis rodillas con un abrigo de cuero del mismo color y mis Converses blancas. Cuando ya estuve completamente lista, caminé hacia la salida del Instituto en donde me esperaban Zac y Alice, listos para ser cómplices de cómo el profesor Jackson me cerrará la puerta en la cara.

-Estoy temblando, ¿qué se supone que voy a decirle? Creo que ni siquiera podré mirarlo a la cara -dije rápidamente en acto de nerviosismo mientras Zac conducía.

-Debes calmarte, sólo discúlpate, lo felicitas y después le das su regalo. Recuerda, deben usar protección, me considero demasiado joven y hermosa para ser tía -finaliza su innecesario e inapropiado discurso, o mejor dicho consejo, que al instante me ruborizo.

-Oh, ¡cierra la boca!

-De acuerdo, yo sólo decía -se encoge de hombros y yo pongo los ojos en blanco. Zac se ríe de la situación-. Sólo relaja la pelvis.

-¡Alice!

-Amor, la estás asustando -me defiende Zac para luego soltar un par de carcajadas. Muestro mi incomodidad sobre el ema y él lo nota-. Bueno ya, basta Alice.

-Gracias por... hacer ésto -le digo a Zac con sinceridad.

Sabía lo difícil que debe ser para él ir en contra de su amistad con Daniel, y es por eso que valoro mucho lo que está haciendo ahora mismo. De hecho, no me esperaba está gran y comprensiva actitud.

Lo Inalcanzable » m.j (#LI1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora