Capítulo 23

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Voy por los pasillos con paso firme intentando encontrar a Zac entre toda esta gente pero al pasar los minutos me empezaba a dar cuenta que era caso perdido. ¿En dónde podría estar? No creo que esté en un bar lamentándose por todo el rollo en el que lo he metido en menos de un mes. Es que soy una estúpida, joder.

Después de la discusión de la otra noche con Daniel sabía que me esperaba algo peor al querer hablar con Zac, lo cual me desmotiva mucha más tan sólo pensarlo.

Me encuentro a lo lejos a Diego hablando plácidamente con Alice y al instante sé que trata de subirle el ánimo, raro por el hecho de que la mayoría del tiempo están peor que gatos y perros.

-¿Qué tal? -Ambos se sobresaltan por mi voz cuando llego hasta ellos.

-Aquí, intentando darle esperanza a ésta rubia mal teñida -responde Diego al poner los ojos en blanco. Miro a Alice y sólo se encoge de hombros.

-Verás que todo se va a solucionar y-

-No lo creo -su expresión es de sorpresa pero a los segundos se convierte en enojo hasta el punto de clavar sus uñas en la palma de sus manos-, se ve que le importa una mierda todo lo que estoy sufriendo.

Diego y yo dirigimos nuestra atención hacia donde ella miraba. Mi ceño se frunce al ver a un Zac muy sonriente y cariñoso con una pelinegra.

-Maldito gilipollas -dice Diego hecho una furia-, pero me va a oír -detengo su paso y me reprocha con la mirada.

-No vas a decirle nada.

-¿Por qué no?

-Porque la tiene que hablar con él soy yo -mi tono tangente lo sorprende mientras Alice sólo se digna a negar con la cabeza.

-No es necesario, Neriam, ahora que sé que él está feliz de la vida yo puedo hacer lo mismo.

Aquella sonrisa que se asoma en el rostro de mi amiga ha sido la sonrisa más falsa que he le visto.

Ignorando los llamados de mis amigos avanzo hasta donde Zac se encontraba y para mi suerte, éste se despedía de su amiga con un beso en la comusira de sus labios. Inhalo queriendo bajarle unas cuantas rayas a mi enojo pero se esfuman cuando Daniel aparece trotando a su lado.

-Está buena. Te la vas a follar hoy, ¿verdad? -Ríe esperando respuesta-. Ayer tuve un pequeño encuentro fogoso con Melissa, vaya que sí lo necesitaba.
Siento repugnancia ante sus palabras de despecho y venganza. Jamás pensé que ambos podían llegar a tanto.

-Eres todo un depravado -Zac lo acompaña con su risa-. La invite a una Disco, quizá me la folle en los baños.

Quiero convencerme de que lo dijo irónicamente pero ya no sé que pensar, así que decido hablar de una vez por todas para evitar seguir escuchando éste intento de conversación íntima de mejores amigos.

-Zac, debemos hablar -digo, más como una orden porque sabía que si se lo pedía me mandaría a la mierda.

Él me inspecciona y Daniel sólo suelta un bufido absurdo. Me pongo lo más seria que puedo y creo que logré intimidarlos.

-Te veo luego -Daniel se despide de Zac para empezar a alejarse.

«Ni que haya deseado que te despidieras de mí, estúpido».

-Sea lo que sea que quieras decirme no quiero oírlo, no diré nada, puedes seguir con ese estúpido romance y fingir que esa relación es normal. De hecho, puedes seguir creyendo que esa relación es real. -La dureza con la brotan de sus labios esas palabras me duelen y más al ver una sonrisa burlona.

Lo Inalcanzable » m.j (#LI1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora