Un plan fallido para conquistar al hombre de los sueños por parte de una albina.
Una noche sin memoria.
La llegada de una persona especial e inesperada.
Sentimientos que surgen de la convivencia diaria.
La obseción de un admirador que dificulta más...
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La noche de primavera había llegado a la ciudad con un toque fresco, los cerezos florecen haciendo el ambiente romántico. En la terraza del hotel se podía observar las luces de la ciudad en todo su esplendor.
Natsu: ¿Hermosa noche la de nuestra boda?
Lucy: Ya lo creo... Todo es perfecto.
Natsu la abraza por detrás mientras miraban el paisaje, una brisa jugaba con el cabello de Lucy haciendo que su aroma llenara el ambiente, el aroma a fresas que él amaba.
Natsu: ¿Estas nerviosa?
Lucy: Un poco ¿y tú?
Natsu: Más o menos...
Habían hecho un trato; Natsu propuso no hacer el amor hasta el día de la boda, primero por que quería hacerlo especial y segundo por que Lucy debía recuperarse del parto y del accidente.
Lucy: Espero... Bueno... Que aún te siga gustando... Mi cuerpo... Tú sabes por la cicatriz en mi vientre y los del accidente *dijo nerviosa*
Natsu la giro para verla directamente a los ojos, tomó su rostro entre sus manos y la besó delicadamente.
Natsu: Por supuesto que me encantas tal y como eres. Lo menos que miraría son tus cicatrices, me traes loco.
La besó de nuevo pero ahora con más pasión, sus manos recorrían su espalda mientras ella jugaba con su cabello. La cargo al estilo princesa sin parar el beso llegando a la cama, la colocó despacio sobre esta.
Natsu: Te amo Lucy.
Lucy: Yo te amo más Natsu.
Él sonrió, a la vez que sentía su corazón latir con más fuerza. La observo por unos instantes mientras jugaba con su cabello y la atrajo hacia él para besarla nuevamente, poco a poco comenzo a bajar por su cuello dejando rastros de besos hasta llegar al escote del vestido, regreso despacio hasta su cuello y en un movimiento la coloco sobre él.
Natsu: Este vestido te hace ver hermosa pero creeme que desnuda eres muchisimo más bella.
Lucy se sonrojo, al mismo tiempo que sentía que el cierre del vestido bajaba delicadamente. El tiempo parecía iba lento esa noche. Cuando Lucy sintió que había bajado completamente se incorporó quedando frente a Natsu; él la observaba fascinado, cuando el vestido por fín se fue, miro la silueta de ella en contraste con la luz de la luna.
Natsu: ¡Eres increíble! ¿sabes?
Lucy: No me digas cosas vergonzosas... Ven te ayudaré con tu traje.
Natsu: Lo que ordenes mi amada esposa.
Él se colocó a la orilla de la cama, ella tomó su rostro y lo besó; sus manos que al principio jugaban con su rosada cabellera, recorrierón el torso de Natsu, quito su saco, luego la corbata y poco a poco desabotono su camisa.
