Hoja de papel

Capitulo 11

El día domingo despierto un poco tarde a pesar de que tomé una siesta de unas cuatro o cinco horas antes de irme a la cama.
Son las once de la mañana y creó que he roto un récord por dormir más de doce horas, casi consecutivas.
Bajo a la cocina para desayunar, pero recuerdo que está todo vacío, y ya no tengo dinero; encima de todo, hoy no trabajan los bancos para poder ir a sacar dinero de mi cuenta.
Un momento.
Tengo la tarjeta de crédito. Me pongo la misma ropa que ayer y salgo rumbo al Walmart que está a unas cuantas cuadras del fraccionamiento en el que vivo. Al parecer ya hay más actividad en las calles, al menos, más que ayer; me encuentro con personas que van al Parque Ecológico a correr con sus perros, familias que salen de paseo, parejas tomadas de la mano.
Siento una pequeña punzada de envidia por esas personas, pero me reconforta saber que los primeros catorce años de mi vida, conviví con mi familia; salíamos al cine, de vacaciones, a parques recreativos, etc., pero desde que mis padres consiguieron un ascenso de puesto y un aumento de sus salarios en sus empleos, tienen más labores que hacer y apenas si los veo.
Llego al Walmart en cuestión de unos quince minutos, donde voy al pasillo de lácteos, luego al de cereal, a la salchichoneria, y termino en el de legumbres.
Paso a pagar a caja y veo que Hecuba está formada en la siguiente caja, apoyándose con unas muletas.
Voy y la saludo.
- Hola Hecu - le digo, tomándola de la cintura - ¿Qué haces por aquí?
- Hola Charls - responde, con una gran sonrisa en su cara - vine con mi primo a comprar unos vasos para la fiesta de cumpleaños de mi tía, ¿y tú?
- Vine por unas cosas para comer, mis padres están de viaje y necesito cosas para la despensa, todo está vacío en casa.
- ¿Ahora donde se fueron tus padres?.
- Mi mamá está en Guadalajara, y mi papá está en Monterrey, ya sabes, sus negocios y asambleas.
- Debe ser difícil para tí, Charls.
- Ah, no, me terminé acostumbrando a su ausencia.

Hecuba pasa a pagar, se despide de mi y se va. Pago con mi tarjeta las cosas que compré y también me voy.
Al ser pocas cosas, pesan bastante, pero recuerdo que compré un galón de leche, y asimilo que por eso pesan las bolsas.
En cuanto llego a casa, voy a la cocina, cojo un tazón, lo lleno de leche y lo meto al horno de microondas unos treinta segundos, solo lo suficiente para que no esté tan fría. Después lo saco y le agrego un puñado de Corn Flakes, cojo una cuchara y desayuno con mucha calma.
En cuanto termino, me pongo a lavar los platos de la comida de ayer y mi tazón. Una vez limpios los trastes, subo a mi habitación a ordenar el poco tiradero que tengo.
No tengo tarea que hacer, la casa está limpia ( o por lo menos eso creo), tengo el día libre; voy a la sala y enciendo mi PlayStation 4 para jugar GTA V.
Cuando decido que he jugado lo suficiente, apago la consola y veo mi móvil, donde me han llegado cuatro nuevos mensajes en Facebook.
Uno de ellos es de Fernando Villa:
-"Stiffler, lo que hiciste fue un grave error, estuve a punto de delatarte ante la policía, pero decidí que era mejor ver como sufrías lentamente con mi venganza, el juego no ha comenzado Charls, y lo que viene es solo el inicio ".
Bloqueo mi teléfono y me quedo mirando al cancel que da al patio trasero, pensando un poco en lo que acabo de leer. ¿Qué tiene en mente Jafet? Estoy a punto de derrumbarme a llorar, pero me detengo un momento a pensar.
Ya he pasado todo un calvario solamente por culpa de ese inepto, es suficiente, no va a arruinarme mi vida.
Dejo de lado el asunto del mensaje, y me quito toda la ropa. Salgo al patio trasero a toda prisa y salto a la alberca.
No me preocupa el asunto que me vean nadar totalmente desnudo, ya que las bardas del patio trasero miden unos cuatro metros de alto, además, estoy solo en casa.
Me recuesto en el chapoteadero, donde no corro peligro de hundirme, cierro los ojos y dejo que el agua me tranquilice lo suficiente como para tomarme las cosas a la ligera.
Hace unos meses estuve nadando toda la tarde con Jennifer, bueno, no solo con ella, también con Hecuba, y otros dos de mis mejores amigos : Jesús y Bryan. Hicimos una pequeña tardeada, donde convivimos los cuatro con nuestros novios y novias, respectivamente; hubo carne asada, cerveza, brandy, y tequila; fue uno de los mejores momentos que compartimos antes de que Bryan fuese seleccionado para una beca de intercambio a Francia.
Cuando siento que he pasado bastante tiempo en el agua, salgo y me voy a mi habitación, dejando un rastro de agua en mi camino. Me seco con una toalla y me pongo mi ropa interior, después saco unos short capri, diferentes a los que me puse ayer, junto con una playera sin mangas y bajo a comer unas tortillas de harina rellenas con jamón, queso amarillo, queso normal y unos pedazos de piña en almíbar; lo acompaño con un vaso de refresco de cola. Termino de comer y me subo a mi habitación a dormir, ya que nadar me ha relajado de más; me acuesto en la cama y tomo mi celular, entro a Facebook y veo que efectivamente, Jen se fue a Córdoba a visitar a sus abuelos, ya que ha subido unas doce fotos a su perfil. Sigo con las demás publicaciones de mis amigos, luego vuelvo a actualizar las noticias y me termino aburriendo; ahora me voy a YouTube, a escuchar un poco de rap en alemán; no me gusta mucho tener música en mi celular porque me ocupa bastante espacio, y gran parte de la música que escucho, la tengo en playlist en YouTube o en Spotify; pero por el momento decido escuchar música en YouTube.
Ingreso en el buscador "Stadtaffe" , de Peter Fox, y automáticamente me lanza el resultado del álbum completo de "Alles neu " , donde Stadtaffe es la canción número doce.
En cuestión de media hora, llega el turno a la canción doce:
"Alles ist bunt, laut und blinkt,
Stadt voller Affen ist voll und stinkt,
Smok in den Lungen bin gut drauf und Grins,
Ich steige auf eine Haus und ihr hör mit singen ,
Alles ist bunt, laut und blinkt,
Die Stadt voller Affen ist voll und stinkt
Wir feiern ohne Grund komm Rauch und trink
Die Party ist gelungen wir sind taub und blinkt
Ein Stadtaffe muss die Stadt im bluthabem "
Justo cuando termina la canción, comienzo a escuchar ruidos en el portón de la entrada, como si alguien estuviese forcejeando con él.
Dudo que mamá haya vuelto, ya que el portón es automático, y ella tiene su control.
Subo a la tercera planta para ver mejor que ocurre. Me da un vuelco en el corazón cuando veo afuera una camioneta Chevrolet Suburban negra con unos tipos con pasamontañas intentando abrir la puerta.
Me agacho antes de que me vean. Quieren robar la casa.
Suponen que no hay nadie aquí, pero estoy yo, solo. Ese es un gran problema, ya que conté al menos unos cuatro tipos, no podría contra todos ellos.
Un momento, se supone que tenemos una caseta de vigilancia en la entrada del fraccionamiento, y no deben ocurrir este tipo de cosas, ya que por eso les pagamos a los vigilantes.
Aquí hay gato encerrado.
Bajo a toda prisa a llamar a mi padre, que por fortuna, contesta rápido.
- ¿Qué pasó hijo? - dice mi padre, con serenidad.
- Papá, están forcejeando la puerta unos tipos de una Suburban negra, tienen varillas de hierro e intentan abrir - respondo, con la misma calma, ya que no debo hacer ruido.
- ¡¿Qué?! - se altera mi papá - hijo, llama a la policía, y escóndete en el búnker detrás de la escalera.
- ¿ Y si entran y me encuentran? - respondo, un poco más alterado. - Tranquilo Charls, haz lo que te digo, pero no los enfrentes, porque no creó que vengan a mano limpia, deben traer al menos una pistola.
De repente recuerdo mis lecciones de tiro.
- Tú también tienes una pistola en tu cuarto papá.
- Ni se te ocurra Charls, ya te metiste en bastantes problemas por apuñalar a Jafet con un tenedor y no quiero que seas un asesino.
- Papá, es mi vida, me pueden encontrar en el búnker, debo hacerlo.
- ¡Charls, ya te dije que no cometas ninguna estupidez! - me grita mi papá, con furia.
- Llamaré a la policía.
Y le corto la llamada.
Marco el numero de la policía, donde proporciono mi nombre y mi dirección.
Me dicen que guarde la calma, que ya vienen en camino.
Pero pueden pasar muchas cosas. Subo a la habitación de mis padres, abro el cajón de ropa de mi papá, meto la mano bajo la ropa y siento el metal frío de un revólver.
También hay un fajo de dinero, de unos diez mil pesos. Tomo dos mil pesos por si hace falta sobornar a alguien.
Me armo de valor y saco el arma, cortando el cartucho, listo para disparar.
También saco el silenciador y se lo coloco al revólver.
Bajo en silencio a la cocina por unos cuchillos para defenderme con ellos, en caso de que sea necesario, pero frente a un arma de fuego, los cuchillos parecen juguetes. Aun así, cojo cuatro con sierra, los meto a mi bolsillo y subo a la azotea.
Me pongo en posición de francotirador, con el cartucho del revólver listo, con mi dedo en el gatillo, apuntando a mi objetivo.
Jalo el gatillo, siento el impacto de la bala al salir, y veo que la bala da en mi objetivo.