Capitulo 2

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Camino por la acera que conduce a la cafetería, paso de lado el laboratorio de química y llego a la cafetería.
Penélope es demasiado exagerada con respecto a la actitud de los alumnos que no le ponen atención, claro, cuando nos pilla, porque siempre piensa en química y mas química. Estoy tan cabreado con ella, que he decidido no entrar a la clase, y pasar lo que resta de esta hora, y la siguiente en la cafetería, ya sea jugando cualquier juego en mi móvil, o platicando por Whatsapp.
Saco el Samsung Galaxy Note III, establezco la conexión Wi-Fi de la cafetería y ya estoy en línea.
Apenas entro en los chats de Whatsapp , y veo un mensaje de Jennifer.
"Charls
Que tengas un excelente dia
Razón de mi existencia
Príncipe del Reino de mi alma
Te Amo ❤"
Jennifer es mi novia.
La conocí en un establecimiento de The Italian Coffee del centro de la ciudad, hace aproximadamente dos años. Ella vivía en la cuadra siguiente a la mía, y yo no lo sabía. En cuanto me lo dijo, me quedé estupefacto, no pensé que viviéramos tan cerca uno del otro.
Comenzamos a salir, al cine, al centro comercial, a parques acuáticos; y después de cuatro o cinco meses de conocernos, en la sala de cine, con la película Avatar, me di cuenta de que estaba enamorado de Jennifer Sandoval.
No recuerdo exactamente en que parte de la película comencé a sentir la sensación de que me iba a dar un paro cardíaco, pero esa sensación comenzó cuando miré fijamente a Jennifer tan absorta en la película, no se daba cuenta de que yo la estaba observando. Miraba sin cansancio esa boca, y esos ojos verdes que, simplemente eran tan perfectos para mi.
¿Cómo fue que, hasta ese entonces, en el momento menos inesperado, mi mente en sincronía con mi corazón y mis emociones, reaccionaron en forma monótona para darme cuenta de que, efectivamente, Jennifer me gustaba? Y no solo eso, si no que, me había enamorado de ella.
No fue si no hasta el 22 de noviembre, cuando le pedí ser mi novia. Lo estuve planificando por dos semanas enteras. Creo que ni Adolph Hitler se pasó tanto tiempo ideando sus estrategias de guerra.
Revisaba constante y meticulosamente cada detalle, rosas, globos, hojas, carteles, mi discurso, en resumen, que todo quedara perfecto. Ese dia de noviembre por la tarde, mis amigos Edward, Judas y Elena me ayudaron con la sorpresa para Jennifer. Edward se llevó a Jennifer a dar un paseo en su Volkswagen Jetta al Centro Comercial Paseo de San Francisco, mientras que Judas, Elena y yo preparábamos la declaración. Fuimos hasta la casa de Jennifer y, como su madre ya nos conocía a todos, no tuvimos problema para lo que tenia planificado.
Subimos a su habitación, que por desgracia estaba hasta la tercera planta, y comenzamos a decorarla.
Toda la habitación quedó tapizada de esos papeles auto adherentes que se ocupan para las notas; compré cuarenta y cinco globos llenos con helio, y los puse dentro del cuarto.
En las rosas, me gasté aproximadamente unos 400 pesos. El amor te cambia y tomas actitudes que ni tu mismo creías tener. Les quité los pétalos a unas cincuenta rosas, y los coloqué sobre su cama en forma de corazón. Otras treinta las corte hasta que solo quedara la flor sin tallo, las fui acomodando en puntos estratégicos de la habitación: su armario, su estante donde tiene sus libros, etc. Y con las rosas restantes, armé un ramo que envolví en papel celofán rojo. Era lo mejor que Jennifer había visto en su vida. Cerca de las cuatro treinta de la tarde, Edward y Jennifer llegaron a casa, e inmediatamente, subieron a su habitación. Recuerdo la cara de felicidad de Jennifer cuando vio su cuarto lleno de detalles. Se puso a llorar de emoción. Finalmente, en cuanto salí del armario con el ramo de rosas, fue cuando se abalanzó a mis brazos, le devolví el gesto y le dije al oído : "¿quieres ser mi novia? "
Ella, titubeante a causa del llanto, me dijo "si".
Entonces, inició una relación muy bonita, al menos desde mi punto de vista. A pesar de tantas peleas, Euripides y yo hemos sabido conllevar las cosas a un ritmo normal.
•••
Le contesto el mensaje que me dejó en Whatsapp.
-"Gracias princesa
Tu mensaje me alegró el dia
Iré a tu casa a las cuatro
❤❤"
En verdad, este mensaje me ha alegrado la pésima mañana que he tenido hasta hace diez minutos. Ella sabe como cambiar mi estado de ánimo cuando me siento pésimo.
Pasan unos dos minutos, y cuando estoy jugando Angry Birds Go, me llega otro mensaje en Whatsapp, supongo que Jennifer me ha respondido el mensaje de hace un momento, pero no, no es Jennifer .
Es Hecuba.
Y si me manda mensajes desde el salón de clases, significa que algo va mal.
Y tiene que ver conmigo.
Se, inmediatamente, que la profesora de química esta lo doble de cabreada conmigo de lo que yo estoy con ella por retirarme de la clase.
Abro el chat de Whatsapp con el nombre de Hecuba, y mis sospechas se hacen realidad al leer el mensaje.
-" Mas vale que te escondas en los baños, Penélope está muy enfadada porque no has llegado. Te avisaré en cuanto valla llegando para que salgas".
No vacilo, me levanto de la silla en la que estaba sentado y corro lo mas rápido que mis piernas me permiten. Cuando llego a los baños de chicos, me escondo en la zona de los lavamanos, y espero el mensaje que Hecuba me prometió. Pasan dos, tres, cinco minutos y el mensaje no llega. Me comienzo a preocupar cuando se cumplen los siete minutos después de que recibí el mensaje. Y el aviso no llega. Total, que decido salir, y en cuanto lo hago, Penélope pasa enfrente de los baños.
-Joven Stifler, suba al salón en este instante.
-¿Y ahora que hice? - le pregunto, quizás con más inocencia de la debida.
-Lee sin autorización en mi clase, y encima de todo, no entra.
- Profesora, necesitaba ir al baño.
-Pues te has demorado mucho
-Tengo estreñimiento, ¿que quiere que haga?
Vislumbro un gesto de exasperación en el rostro de Penélope, y se que me he metido en mas líos.
-Joven, soy su maestra, y principalmente ello, exijo un poco de respeto.
- Hay, es lo primero que no tiene hacia los alumnos.
Mierda, ya la cagué.
- Suba por favor.
Mierda, mierda, mierda.
¿Que sanción me aplicarán ahora?
Ya van a llamar a mi madre, ¿qué mas pueden hacer?
En detención, Dalton tiene un gran repertorio de castigos para ser aplicados a aquellos que infringen las normas de la escuela. No se cual de todos estos me va a aplicar ahora que me he puesto a discutir con un docente.
En el salón, Hecuba me mira desde su lugar con una mirada de preocupación e intriga, pero no se que decirle. Eso, ¿que le voy a decir? Creo que es mejor contarle toda la verdad, porque esa mirada, la misma que me hace reír, me dice desde lejos que siempre está conmigo. Hecuba no es de las que me miente.
Y yo a ella tampoco le debo mentir.

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