Capitulo 22: ¿Serias capaz?

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POV ANASTASIA

-mira mujer, a la próxima que quieras desaparecer y darme el susto de mi vida por lo menos manda un mensaje. Mierda Ana. No sé para qué tienes el teléfono si no lo usas y si lo usas lo apagas. ¿De qué sirve un teléfono apagado? Para nada Ana, para nada- me ladra Kate por teléfono. Santo cielo, llevo más de 10 minutos de conversación y ella ha hablado 12. Suspiro.

-Kate... Kate... basta. Estoy bien y eso es lo importante. Voy a llegar más tarde. Tengo mil cosas que hacer...-

-¿mil cosas? Yo creo que dos mil es poco. Esta la embarrada en la empresa. No hay secretaria general. No hay jefe y el jefe de seguridad brilla por su ausencia. Esto esta patas para arriba. Anda nena, vuelve a la empresa. Aunque el ogro sea el jefe eres tú la que mantiene a ese energúmeno en raya. Y nos ayudas a nosotros a trabajar tranquilos. Piénsala. Además no me puedes dejar sola. Me prometiste trabajar conmigo hasta que cumpliera 50 años y tengo recién 25- sonrió.

-déjame pensarlo. Además tengo que hablar con Cristian. Han pasado cosas que han cambiado mucho las cosas- le digo.

-vaya hasta lo tuteas. ¿Pasado cosas? ¿Qué cosas? Oh por Dios, ¿Te acostaste con él?- ¿Por qué mi mejor amiga tiene que ser reportera y tener la agudeza a flor de piel.

-Kate, a la noche hablamos y te cuento. Te quiero mucho y te juro que no hare ninguna tontera-

-más te vale. Yo también te quiero cabeza loca. Y... de mí no te salvas. En la noche quiero saberlo todo. Y cuando digo todo, me refiero a todo. Bueno te dejo, tengo a mi jefe que esta vuelto loco y no quiero que se me pegue. Te quiero peque y nos vemos. Llevo la cena y la bebida. Besos- cuelga y yo quedo mirando la pantalla de mi teléfono. ¡Qué amiga me gasto!

Bajo al salón donde esta Cristian hablando con una mujer. La reconozco en seguida. Me acerco con cautela pero cuando la tengo cerca, le doy un abrazo de oso. Ella se asusta al principio pero cuando me ve, sonríe y me devuelve el abrazo.

-muchacha tonta. Medio susto que me has dado- me dice riendo.

-lo siento. Te he echado de menos. Supongo que Taylor te entrego en regalo que te compre en España- frunce el ceño.

-¿regalo? Él no me entrego nada- cierro los ojos.

-malvado Jason Taylor se comió los bombones y se tomó el vino. Hombre tenía que hacer. El regalo era para ti. Iban rellenos con licor de diferentes frutas y el vino era un delicioso. Tenía un aroma a fruta y te dejaba un gusto dulce en la lengua. A mala hora te fijaste en un hombre glotón, Gail. Eso te llevara a la ruina- digo mientras cruzo los brazos sobre mi pecho.

-pues eso nunca llego a mis manos. Pero no te preocupes, que lo corto el gas, el agua y todo por unas semanas. Ese es su mejor castigo- me dice. Escuchamos un carraspeo y al voltear veo que Cristian me mira.

-el desayuno está servido- dice. Tomo asiento a su lado y Gail pone un pocillo con granola, avena y frutos secos, otro con yogurt natural y trozos de berries, un vaso de jugo natural de arándanos y unas tostadas con aceite de oliva. Ella sabe lo que me gusta.

 Por otro lado, le sirve a Cristian una taza de café negro con una cucharada de crema, huevos revueltos con tocino, varias tostadas, un vaso de jugo de arándanos y otro pocillo con frutas mixtas

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 Por otro lado, le sirve a Cristian una taza de café negro con una cucharada de crema, huevos revueltos con tocino, varias tostadas, un vaso de jugo de arándanos y otro pocillo con frutas mixtas. Eso es bastante.

Como animadamente mientras Gail me da conversa pero él se mantiene en silencio. Cuando acabo Gail recoge todo y nos deja en silencio. De la nada él se levanta y me pide que lo siga. Llegamos a su despacho. Es amplio y un poco más cálido que el despacho de la empresa. Tomamos asiento, el en su gran sillón de cuero negro y yo en la silla que está al frente. Esto parece una entrevista de trabajo.

-¿Cómo te sientes?- me pregunta. Frunzo el ceño. Al darse cuenta de mis dudas agrega -¿Cómo te sientes con lo que paso anoche?- mis mejillas toman un color rojo al acordarme de la noche de sexo que pasamos a noche.

-bien. No me acuerdo de mucho pero supongo que de lo que me acuerdo estoy bien- le digo dudosa.

-¿te acuerdas lo que paso entre nosotros?- otro nivel de rojo se pinta en mis mejillas.

-si habla del... s... s... sexo... s... si- digo. ¿Puedo estar más nerviosa?

-bueno eso es algo importante en este momento porque hay que definir nuevas reglas, Anastasia-

-¿nuevas reglas?-

-lo que pasó la noche anterior cambia muchas cosas. Empezando por nuestra relación-

-¿nuestra relación? Nosotros no tenemos ninguna relación- le digo.

-si la tenemos Anastasia. Eres mi secretaria y desde anoche mi mujer-

-yo no pertenezco a nadie, señor. Solo soy alguien que busca un poco de cariño, nada más.

-Cristian, me llamo Cristian. ¿Acaso me estás diciendo que solo buscas mi cariño así como lo puedes obtener de cualquiera?- me gruñe.

-no soy una cualquiera. Desde que hicimos el viaje a España que las cosas cambiaron. Después de ese beso en esa habitación- le contesto.

-también pienso lo mismo. Solo que no sé lo que estoy sintiendo por ti. Es... es tan distinto. Tengo ganas de protegerte de todo y todos pero a la vez tu terquedad y forma de responderme me dan gana de estrangularte. No sé cómo tratarte. A veces eres fuerte y otras veces eres tan pequeña que solo quiero estar a tu lado hasta que te recuperes. Sé que esto es un enredo pero es lo que siento- me dice mientras pasa sus manos por su cara.

-para mí tampoco es fácil estar con usted. Sé que es lo que puede hacer con una mujer. Sé que puedes mostrarles el cielo una noche y a la otra el infierno. Mientras usted no decida cuál es la noche que me quiere mostrar a diario no me voy a arriesgar- le digo de forma brusca.

-¿Por qué?-

-porque ya he sufrido mucho y no tengo ni las ganas ni las fuerzas para enfrentarme a otro tipo de dolor. El dolor del amor. Siempre dicen que el amor es bonito y simple. Eso es mentira. El amor es complicado, ya que se juega muchas cosas, confianza, cariño, honestidad, sentimientos, sueños, anhelos, miedos y más. Si usted es capaz de decirme que no me dañara más de lo que estoy y que puedo confiar en usted puede que haya algo entre nosotros- le digo.

-no sé si pueda cumplir eso. Créeme yo también tengo miedo a que dañen más de lo que estoy. Yo he conocido el dolor del amor y no se lo deseo a nadie. Yo también te podría pedir todo lo que me estas exigiendo porque también estoy herido- me dice mirándome a los ojos.

-y ¿Qué cree que podríamos hacer?- le digo.

-curarnos mutuamente. Yo curar tu miedo a la soledad y tú curar mi miedo para amar. Quizás al comienzo sea difícil pero créeme que no estoy pidiendo nada descabellado solo que ambos, los que siempre nos hemos levantado, nos ayudemos. Eso es lo único que te puedo ofrecer. Ayúdame a olvidar a la mujer que me daño y yo te ayudo a olvidar el dolor de la soledad. Es tu decisión, ¿aceptas lo que te estoy ofreciendo? ¿Serias capaz de luchar conmigo contra los caminos enredados y oscuros de la vida? ¿Serias capaz de ser mi compañera de día en la empresa y mi mujer de noche en este departamento y en mi cama?- trago duro. Mierda. ¿Qué debo hacer?


CHA CHAN... 

USTEDES DECIDEN...

TENGO PENSADO ALGO PARA UN NO Y TAMBIEN PARA UN SI PERO SON USTEDES LAS QUE DICIDEN... 

¿SE ARRIESGA O NO SE ARRIESGA?... 

LAS QUIERO Y POR ESO LAS HAGO PARTICIPE DE LA HISTORIA, ADEMAS DE COMENTARIOS Y VOTOS... 

NOS LEEMOS PRONTO

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora