Capitulo 24: Borrachera

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POV ANASTASIA

Kate y Elliot han salido a no sé qué lado a bailar. La verdad yo no tengo ganas el hecho de arreglar ese cuarto me ha dejado desecha tanto física como psicológicamente. Aun Cristian no me ha dicho porque ha venido y lo único que hace es hacerte cariño en los cachetes a bigotes. El solo se deja querer demostrando lo feliz que esta, moviendo la colita.

-¿no me vas a hablar?- le digo. Lo escucho suspirar.

-venía a preguntarte si querías salir. Mi hermano me convenció para que fuéramos a comer a un restaurant y luego que fuéramos al cine pero nunca pensé encontrarme con lo que me encontré- dice enojado.

-y ¿Qué encontraste?-

-te encontré a ti, medio desnuda. Y lo peor es que mi hermano te vio. Me aguante la ganas de llevarte al cuarto y ponerte ropa decente- levanto una ceja y lo veo sorprendida.

-es ropa para dormir y es decente. No pensé que vendrías. Me dijiste el viernes que ibas a estar todo el fin de semana ocupado y que solo me llamaría y me mandaría mensajes. Por eso, Kate y yo estábamos ordenando el departamento-

-sé que dije que estaría ocupado pero Elliot me convenció. Cuando le dije que estaba teniendo una relación contigo, se alegró y dijo que teníamos que celebrarlo. ¿Sabes lo que pensé cuando te vi vestida así?- me gruño.

-no sé lo que pensaste porque no soy adivina- le dijo. Escucho un leve gruñido y sé que bigotes no es, porque él jamás ha sido agresivo.

-no me cabrees. Pensé, puta madre, esa mujer que esta parada delante de mi hermano mostrando todo lo que la naturaleza le dio sin ninguna vergüenza. Mi parte controlador me decía, sácala de ahí y llévala al cuarto, dale un castigo y luego vete, déjala frustrada, tanto como estaba en ese momento pero mi otro lado decía, no hagas nada deja que se explique- no está hablando sino gruñendo.

-Cristian eres... eres... ay... no encuentro las palabras. No soy adivina para sabes que vas a venir, ni mucho menos que tengo que llevar todo el tiempo ropa que solo tu apruebes. Es cierto que estamos teniendo una relación, pero no te pases. No eres mi dueño, ni mucho menos yo soy tu esclava- camino rumbo a la cocina o sino le sacare los ojos por idiota.

Termino de secar la loza y guardarla, pero él no se ha aparecido. Escucho sonidos de pies en la casa y luego la puerta cerrarse. Suspiro. ¿Quién lo entiende? No se da cuenta que es imposible que yo sepa que iba a venir y por ende debería estar vestida adecuadamente. ¿Cómo un hombre tan inteligente puede ser tan tonto algunas veces?

Escucho las patitas de bigotes que se acercan. Me doy la vuelta y me sorprendo cuando veo que en su hocico trae una rosa roja. ¿De dónde la saco? La tomo de su hocico y él se vuelve a la sala. No tenía ni idea que este perro fuera tan inteligente. Dejo el paño cerca de la ventana para que se seque y vuelvo a la sala.

En la mesa de centro hay un gran ramo de rosas de varios colores. Por lo menos deben ser mas 30. Son de las rosas grandes. Son preciosas. Hay una nota.

Espero que este regalo te alegre el día

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Espero que este regalo te alegre el día. Sé que hoy es un día especial para ti y espero que lo pases muy bien. El día que llegaste a la hacienda nos alegraste el día y ha bandido ni que decir. Junto con Jorge te deseamos lo mejor y que vengan muchos éxitos y muchas bendiciones en este nuevo año de vida, mi niña. Un muy feliz cumpleaños para una joven preciosa, tierna y muy sincera. Un abrazo y besos desde España.

Te desean Luzmila, Jorge y Bandido.

¿Qué? Le doy una mirada al calendario y caigo en cuenta que hoy es mi cumpleaños. Desde que mi padre falleció, ya no lo celebre, ni mucho menos lo guarde en mi agenda. ¿Cómo se pudo olvidar mi cumpleaños? ¿Cómo se enteraron ellos que están de cumpleaños?

Busco un florero grande, le hecho agua y las coloco. Se ven preciosas. Las observo por varios minutos hasta que tocan a la puerta. ¿Cómo llegaron estas flores al departamento? Solo este Cristian y el solo abrió la puerta para salir.

Cierro la puerta con seguro y comienzo a apagar todas las luces. Kate tiene su llave y dudo mucho que llegue hoy. Una vez que esta todo cerrado llego a mi habitación e invito a bigotes para que duerma conmigo. El cobertor el oscuro así que no manchara mucho. Reviso mi teléfono esperando que el ogro gruñón me haya mandado algún mensaje pero nada. Así que le mando uno yo.

Fue bueno verte, aunque haya terminado en discusión. Cuídate y nos vemos el lunes. Besos. Te quiero mucho. AS.

Le doy al botón enviar. Espero unos minutos para ver si responde pero no llega nada. Por Dios que terco es. Esto es lo que no me gusta de él, si no hago algo como le gusta manda todo a la mierda y se va y no da señales de vida. Me acomodo en la cama y pensando en todo esto me queda dormida.

Alguna hora en la madrugada, unos fuertes golpes me asustan. Bigotes está despierto y comienza a ladrar. ¿Qué hago? Busco en mi armario y encuentro el bate que me dio mi padre hace unos años. Él me dijo que ante cualquier cosa rara debería protegerme, un buen golpe en la cabeza aturde a cualquiera.

Con paso poco decidido avanzo hasta la puerta que han golpeado. El corazón me late a mil y mis manos tiemblan. Cuando voy a escuchar, otros golpes hacen que me asuste y caiga de trasero al suelo. El golpe hace que suelte un leve grito. Eso me dolió. Cuando me vuelvo a levantar, froto con cuidado mi parte adolorida.

-Annnna- esa voz... aunque suene ahogada la podría reconocer en cualquier lugar. Con cuidado abro la puerta y me sorprendo al ver a Cristian sujetado en ella. Al no tener donde afirmase, cae de espalda a mi departamento. Cierro la puerta y lo intento ayudar pero pesa demasiado. Así que lo dejo sentado en la alfombra apoyado en una silla. Voy a la cocina y le preparo un café negro. Jamás lo había visto borracho. ¿Qué habrá pasado para que haya bebido así?

-Cristian- lo llamo cuando vuelvo a la sala.

-¿Por qué?- demanda con una voz ronca y enredada.

-¿Por qué que Cristian?-

-¿porque me... engañas?-

-¿de qué? ¿De qué hablas?-

-yo te quiero.... Y tu... y tu... me traicionas- dice.

-Cristian no te entiendo. Bebe un poco de café, té ayudara- le digo mientras le muestro la taza.

-no quiero... solo quiero que me digas... ¿con quién?-

-¿con quién qué?-

-¿con quién... me engañas... Anastasia?- dice lo último con voz apagada y los ojos tristes.

-Cristian yo no te engaño, con nadie- le digo. Le doy un poco de café que bebe de mala gana.

-entonces... ¿Quién... te mando... esa flores...?-

-es mejor que te vayas a dormir. Sino lo haces despertaras con una horrible resaca. Anda, ayúdame- le digo mientras se levanta con torpeza.

-¿Quién?- dice. Me demoro como 15 minutos en llegar a la habitación. Una vez allí se deja en caer en la cama con peso muerto. Le quito la chaqueta, los zapatos, el cinturón y los calcetines. Lo demás no puedo. Cuando se acomoda en la cama balbucea algo de engaño, flores, otro y luego se queda dormido. Suspiro resignada. Que cumpleaños me gasto. Si pudiera pedir más paciencia lo haría pero creo que sería imposible.

Ahora no puedo hacer nada con él, pero mañana me va a escuchar. El pide confianza y es quien menos confianza tiene en mí. Hombre tenía que ser, no. Ogro gruñón, malhumorado, controlador y obsesivo tenía que ser. Suspiro. Respira Ana, respira. Odio el amor. Grrrr. 


ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO... 

¿UNA ESCENA DE CELOS DE EL ADORABLE SEÑOR GREY? LO QUE HACE EL QUERER O ¿SERA AMOR?... 

LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO... 

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora