Una joven solitaria que no tiene madre y su padre falleció meses atrás.
Trabaja para el hombre mas rico de Seattle.
Un hombre mujeriego y arrogante. Duro con sus trabajadores pero amante del cuerpo femenino.
Una joven con mucha paciencia para soport...
Llegamos a la hacienda después de casi 10 horas de viaje. Al momento de bajar del auto, un escalofrió recorre mi cuerpo y hace mi vista se nuble. Kate se da cuenta y me afirma antes que caiga al suelo. ¿Qué diablos me pasa?
-Ana, estas demasiado pálida y helada. Vamos entremos a la casa para que te puedas sentar. Afírmate de mí y vamos despacito- yo asiento y despacio llegamos a la sala. La cara de don Jorge es de poema al verme.
-¿Quién le hizo eso Luzmira?- le gruñe.
-la familia Grey. ¿Puedes creer que la están culpando de un robo millonario y que la metieron a la cárcel? Gracias a Dios que mi instinto sigue bueno y llegue a tiempo. Con las influencias que tienen ya tenían hasta la sentencia lista- dice Luzmira.
-maldita familia. Es más quiero que el contrato se acabe. Si tengo que pagar la multa lo hare pero no quiero tener ningún contacto con ellos- dice Jorge molesto.
-por favor, no hagan eso. Ese contrato es un beneficio para los dos. No hagan esto...- tapo mi boca cuando el sabor amargo de la bilis llega a mi garganta. Esto es horrible.
-Luz llama a Quintana para que la venga a ver. No está bien. Esta demasiado delgada. No me gusta verla así- dice Jorge.
-eso mismo estoy haciendo. Voy al despacho a hablar con más calma- le dice.
-¿ella sabe algo de lo que nosotros sabemos?- Luzmira niega con la cabeza.
-vengan conmigo les enseñare su cuarto. Perdón, mucho gusto soy Jorge hermano de Luzmira-
-mucho gusto me llamo Kate y soy la mejor amiga de Ana. De hecho la quiero como una hermana- dice.
-entonces eres más que bienvenida en esta casa. Vamos llevémosla a una de las habitaciones antes que se nos desmaye en la sala- don Jorge me lleva en brazos hasta un cuarto. No es el mismo donde pasamos la noche que vinimos. Kate abre la tapa de la cama y me dejan en ella. Don Jorge se va y Kate se queda conmigo.
-vas a estar bien. Aquí te van a cuidar. Mira cómo te dejaron estas en los huesitos- me mira con pena.
-¿puedes buscar a bigotes? Creo que se quedó en el auto-
-deja de pensar en los demás y piensa en ti. Lo iré a buscar pero quiero que descanses, ¿me entendiste?- yo asiento con la cabeza y me acomodo, quedando en posición fetal. La tapa es calentita pero tengo un frio horrible. La puerta se abre.
-el doctor llegara en cualquier momento. Anda duerme un poco- acaricia mi mejilla cuando se sienta a mi lado.
-Luzmira, ¿Qué edad tienes?- le pregunto.
-extraña pregunta para un momento así pero tengo 62 años. Sé que no los represento pero la vida en el campo es más sana que la de la cuidad. Y las apariencias pueden engañar- sonrió. No digo nada más, ya que el sueño me comienza a vencer.
Un fuerte pinchazo me hacer quejar de dolor. Abro lo ojos y me encuentro que todos entran en la habitación y un señor de edad me está sacando sangre. El hombre me sonríe y no sé porque se me parece al hombre que está detrás del disfraz de santa Claus.
-por lo que puedo ver esta muy deshidrata y con baja de peso. Con este análisis de sangre sabremos qué es lo que tiene con mayor seguridad. Le recomiendo que dejen la intravenosa para que paso algo de líquido. En unas horas volveré con los resultados- dice el doctor. Guarda la muestra de sangre en su maletín y sale.
-no sé si sea el momento de hablar de esto pero necesito que sepas la verdad de quien eres, Anastasia- dice Luzmira mirando a Jorge. El asiente con la cabeza.
-será mejor que me vaya y les de privacidad- dice Kate.
-no es necesario. Kate es como mi hermana y puede escuchar esto- le digo. Ella se sienta a mi lado y Luzmira toma aire como si necesitara fuerzas para hablar.
-bueno yo te conté que por una mala decisión perdí a un hijo. Que él se había ido lejos sin dejar alguna pista o algo para buscarlo. El día que hablamos y me dijiste que tu padre se llamaba Raymond algo en mí se estremeció. No sé por qué pero mi instinto me decía que era él. Además tus ojos iguales a los de mi hijo y los de mi marido. Así que el día que te fuiste me quede con tu cepillo de cabello. Necesitaba salir de dudas-
-¿Qué encontró?- dice Kate.
-según el registro de ADN que la familia lleva había un porcentaje que compartíamos y cuando lo comparamos con el de mi hijo, había un 99,9 % de que fueras hija de él. Ana, eres mi nieta. Sobrina nieta de Jorge. Somos tu familia- mis ojos se agrandan.
-eso no puede ser. Yo estoy sola. Si sé que mi padre tenía más familia pero ser, ustedes... ¿Por qué?- digo. No sé qué dije.
-mira nosotros tampoco lo podíamos creer pero cuando tuvimos el resultado de ese análisis en mis manos no hubo ninguna duda, eres mi nieta. Raymond me dejo el mejor regalo que me podía dar- me abraza. Sigo sin creerlo.
-oh Dios santo- miro a Kate y ella me indica el anillo que lleva Luzmira en la mano. Es igual al que tenía mi padre. -¿la trajiste?- me dice.
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-está en la maleta, dentro del cofre- le digo. Ella busca y cuando lo encuentra lo abre y saca el anillo. Tanto Jorge como Luzmira se llevan la mano a la boca y Luzmira comienza a llorar. Jorge toma el anillo en sus manos y veo como sus ojos se cristalizan.
-es cierto, es cierto. Ana es mi nieta- le dice Luzmira y lo abraza.
-ya no estás sola Ana. Tienes a una familia y ahora me tienes a mí- me dice Kate.
-que loco es el destino y a la ves cruel- digo más para mí que para los demás-
-supongo. Mira como es la vida. Siempre he llorado porque mi hijo no había vuelto y ya no volverá pero me dejo una persona a quien cuidar. El destino nos unió sin saberlo y gracias a mi instinto de bruja que dice Jorge que tengo, llegue para sacarte de la cárcel- me dice Luzmira.
-¿crees que soy una ladrona?- le pregunto.
-no. Tú no eres una ladrona y demostraremos tu inocencia. No te dejare sola Ana, nunca. Estuviste demasiado tiempo alejada de nosotros a la merced del mundo, ahora que estas aquí, te protegeré. Te protegeremos como lo que somos, una familia- me dice Luzmira. Jorge asiente con la cabeza.
-familia- digo en un susurro. Es que no lo puedo creer. Ya no estoy sola y dentro de todo lo malo puedo sonreír. Quizás después de todo no era mala idea sufrir si al final de todo puedo dormir tranquila y teniendo una familia que me quiere y me cuida.
