- Daniel, ¿qué demonios es esto? -pregunté incrédula, sin poder dejar de mirar el interior del cajón de la cómoda de Dani.
- ¿Por qué estás hurgando entre mis cosas? -preguntó alterado intentado cerrar el cajón.
- Quería ponerme tu pañuelo azul. ¿Qué demonios es esto, Dani? -volví a preguntar cogiendo la caja negra.
- Yo... -se rascó la nuca-. Es que, después de la conversación que tuvimos el otro día en el desván... -me cogió de la mano-. Katy, te amo, y sé que ahora mismo estarás pensando que esto es una locura...
- ¿Locura? Tengo diecisiete años, ¡dime que eso no es un anillo!
- No puedo, porque lo es -sonrió de lado y se arrodilló frente a mí.
- Daniel, levántate ahora mismo.
- ¿No puedo intentar convencerte con un precioso discurso?
- ¿De verdad estás negociando? ¡No! Levántate ahora mismo, te dije que no quería casarme hasta al menos haber acabo la carrera.
- Está bien -se levantó-. Katherine Holmes, ¿aceptaría casarse conmigo dentro de cinco años?
- Estás loco de remate.
- Respóndeme, por favor, Katy.
¿Aquello iba en serio? No, no podía ser cierto. Mi novio no podía estar pidiéndome matrimonio. Estaba loco. Aceptar el simple hecho de que algún día me gustaría casarme con él ya había sido un gran paso para mí, ¿por qué me presionaba tanto? No estaba preparada. Daniel era un romántico perdido, de esos que solo parecen existir en las películas, de esos que estarían dispuestos a cantarle a pleno pulmón a alguien, en medio de la calle.
- ¿Katy?
Estaba loco. Completamente loco. ¿Qué pretendía que le dijese? No podía decirle que sí, era una locura. Éramos demasiado jóvenes. Además, estaba claro que él estaba preparado para casarse en cualquier momento, pero yo no, yo no lo estaba, o eso creía, ¿estaría preparada para el matrimonio?
- ¡Katy reacciona!
Lo siguiente que sentí fue un fuerte impacto contra mi cara.
- ¡Haz el favor de levantarte! -oí antes de volver a sentir el impacto contra la cara. Abrí los ojos y me encontré a mi novio, armado con mi almohada.
- ¿Por qué me pegas?
- ¿Por qué? Porque llevo más de cinco minutos pidiéndote que te levantes y tu no dejas de decir que "no".
- Acabo de despertarme, así que estaba hablando en sueños.
- ¿Y con qué soñabas?
- Mejor no saberlo..
- Si tu lo dices -se levantó de mi cama-. ¿Me ducho o quieres ir primera?
- Vete tú, yo me ducharé después de desayunar.
- Está bien -dijo y salió de la habitación.
En cuanto me quedé a solas me abracé las rodillas y me quedé en aquella posición por unos instantes. Menudo sueño. Eso me pasaba por andar hablando con mi novio de matrimonio, al final se me metió en la cabeza.
Dicen que mientras duermes el subconsciente sale a la luz. ¿Qué significaba aquello? ¿Acaso estaba preparada? ¿Acaso estaba lista para compartir una vida junto a alguien a quien le llamaría, marido?
Claro que me gustaría casarme con Daniel en algún momento del futuro, pero ¿qué pasaría si me lo pidiese pronto? No aquel día, pero tal vez en un año o más tiempo. ¿Qué le diría? Él ya sabía que quería terminar mis estudios antes, pero ¿y si me pidiese que nos casásemos tras haber finalizado mis estudios? ¿Qué le diría en aquel momento?
Debe de ser uno de los capítulos más cortos de la trilogía, pero si supieseis el fin de semana que he tenido entenderías lo mucho que ma ha costado escribir esto tan cortito.
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Te amaré, eternamente
RomanceTercera parte de la novela Enamorada de mi hermanastro. © Todos los derechos reservados. Esta totalmente prohibida la copia o adaptación de la historia. En caso de plagio, se tomarán medidas legales de manera inmediata. Al igual que todas mis d...