Capítulo 23: Subestimar (2ª parte)

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Narra Daniel

La cena ya debía de estar completamente fría y Moulin Rouge ya debía de haber empezado, pero me daba lo mismo. Estaba histérico, y de un momento a otro me arrancaría lo que me quedaba de uñas. Katy siempre me regañaba cuando me rompía las uñas al estar nervioso, pero precisamente lo estaba haciendo por ella, por aquella maldita llamada que había recibido hacía más de veinte minutos. 

No entendía qué estaba pasando. Lo único que sabía era que Katy estaba con Raúl, que por alguna razón ella sufrió un ataque de pánico y que la habían llevado al hospital, y que en aquel momento ella, nuestros padres y Raúl venían de camino a casa. Pero todo aquello me lo habían dicho hacía veinte minutos y ya no podía esperar más.

En cuanto oí que empezaban a abrir la puerta de la entrada salí disparado de la cocina, pero al abrir la puerta al primero que vi fue a mi padre. 

— Apártate, no la agobies -me dijo poniendo una mano en mi pecho y obligándome a retroceder unos pasos. 

Aquella imagen de Katy, era de lo más atroz que había visto en mucho tiempo. Estaba destrozada, aterrada y estaba claro que tenía la cabeza en cualquier parte menos ahí. Cerré mis puños con fuerza y reprimí las ganas de partirle la cara a su "mejor amigo". 

— ¿Qué ha pasado? -pregunté dirigiéndome al idiota. 

— Un susto -contestó sin apartar la vista de Katy. 

— Vamos arriba Katy -dijo Heather poniendo su mano en la parte baja de la espalda de su hija y dirigiéndola hacia las escaleras. 

— ¿Qué demonios ha pasado? -volví a preguntar en cuanto escuchamos que se cerraba la puerta de Katy. 

— Ya te lo he dicho, nos hemos dado un susto, uno grande, y le ha dado un ataque de pánico.

— Vamos a la cocina, pondré agua a calentar -dijo Rob yendo por delante de nosotros. 

Los tres nos dirigimos a la cocina y esperamos a que Heather bajase para que Raúl nos contase más calmadamente lo que había ocurrido. 

— Empieza -le apremié. 

— Habíamos ido al centro a tomarnos un café, yo estaba pidiendo que nos pusiesen los cafés para llevar y mientras ella salió. Salí fuera, esperé a que el semáforo se pusiese en verde y cuando comencé a cruzar un coche rojo apareció de la nada. Si Katy no hubiese gritado no sé si me hubiese apartado a tiempo.

— ¿Has llamado a la policía? -le preguntó Heather. 

— Creo que lo hizo alguien que estaba en la acera, pero además de poner una multa no creo que consigan nada. 

— Con suerte le quitarán el carnet -dijo mi padre. 

— ¿Vas a terminar la historia? -intervine-. Quiero llegar a la parte del ataque de pánico. 

— Fue todo seguido. Katy vino corriendo, y de pronto se puso a llorar y a hiperventilar. Estaba cada vez peor así que una de las camareras de la cafetería, que había salido a la calle, llamó a una ambulancia. Llamé a vuestros padres y ahora estamos aquí. 

— Daniel no ha sido culpa de Raúl, ha sido culpa de ese conductor loco -comenzó Heather-. Lo importante es que tu estés bien -le dijo a Raúl-, y en cuanto a Katy, se le pasará, tras dormir unas horas estará mejor. Es comprensible lo que le ha pasado. Jacob... bueno, ya sabéis cómo murió. 

Todos lo sabíamos. Todos sabíamos que el padre de Katy había fallecido en un terrible accidente cuando una furgoneta se saltó un semáforo en rojo y lo atropelló, matándolo al instante. El casi atropello de Raúl debía de haber supuesto un terrible golpe para ella, y era normal que se hubiese puesto como se había puesto; había estado a punto de perder a su mejor amigo de la misma manera que había perdido a su padre. 

O eso creía yo. Lo que no sabía en aquel momento era que Katy tenía otra razón para sufrir un ataque de pánico. Se había dado cuenta de que, en efecto, Oliver se equivocaba del todo respecto a su hermana. Estaba loca, literalmente loca, y estaba dispuesta a hacer lo que fuese para acabar con Katy. Pero por aquel entonces yo no sabía nada, no sabía que estaban amenazando a Katy, ni sabía que aquello era el motivo por el cual se llevarían a cabo los futuros acontecimientos. Ni sabía que, mientras yo hablaba con mis padres y con Raúl, Katy acababa de recibir un email de Diana. 


De: pesadillaenelmstreet14456@gmail.com

No me subestimes Katy, jamás lo hagas. No te creas que iba a matar a tu amigo, sabía muy bien a qué distancia estaba y a qué velocidad iba; solo iba a darte un susto, no iba a atropellarlo. Espero que por fin entiendas que esto va en serio, vas a cortar con Daniel, porque si no, no será a tu amigo a quien atropelle, y tampoco creas que atropellaré a Daniel. Si no rompes con Daniel la que sufra será tu madre. 

Espero que tomes la decisión correcta, aunque estoy segura de que lo harás. Nos mantendremos en contacto, te dejaré tranquila unos días, para que pienses en la situación; ya te diré cuándo quiero que rompas con él. 

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Te amaré, eternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora