Capítulo 25: Caramelos

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Narra Daniel

— ¿Has hablado con ella? -me preguntó Luis ofreciéndome un combinado y sentándose  mi lado en el sofá verde musgo del salón. 

— La he pillado poniéndose el abrigo para irse y cuando le he preguntado a dónde iba me ha dicho que a casa, que no pintaba nada aquí. Y eso ha sido todo. 

— Es verdad, ella no pinta nada aquí. Es tu hermanastra, eso es lo único que me une a ella. 

— No digas eso Luis, te cae bien, no mientas diciendo que no. 

— No me cae bien alguien que deja a mi mejor amigo, y menos si lo hace porque le ha engañado con quién sabe quién. 

— No me creo que me haya engañado, es Katy, es imposible. 

— ¿Y por qué te lo diría entonces? ¿Por qué mentir diciendo que te ha engañado con alguien para cortar?

— Esa es la incógnita, lo que no consigo entender. Conozco a Katy, y ella a mí, sabe que sé que me miente. No consigo entender qué ha pasado, ¿qué he hecho? 

— No has hecho nada, te dejó ella. 

— ¡Tiene que haber alguna explicación! No me creo que me haya engañado y mucho menos el día que me dijo haberlo hecho, me acuerdo de aquel día, me llamó para que la recogiese porque el autobús la había dejado tirada. En vez de ir a casa nos fuimos a una cafetería, eran más de las seis de la madrugada, y desayunamos juntos. Es imposible que se hubiese acostado con otro.

— No sé, tú la conoces mejor que yo. Si dices que no te ha engañado no sé por qué ha roto contigo. 

— Eso es lo que tengo que averiguar. Pero algo debe de haber pasado.

— Bueno, tienes todas las vacaciones de Navidad para averiguarlo. 

— Sí, y hablando de Navidad, ¿te parece si vamos mañana a la tarde a comprar el regalo de Katy?

— ¿Va en serio? ¿Sigues pensando comprar eso?

— Luis, la amo, y ella me ama. No tengo ni idea de lo que ha pasado, solo sé que ella ha roto conmigo, pero yo no he acabado con ella. Sea lo que sea lo que haya pasado lo superaremos juntos. 

Narra María

— Vale, muy gracioso, en serio, me mondo -dije tras escuchar lo que Carlos me acababa de decir. 

— María, no estoy bromeando. 

— No, claro, claro que no -solté una risotada por lo ridícula que era la situación, aquello no era verdad, era imposible que fuese verdad. 

— María, sé que tiene que ser difícil de asimilar pero...

— Cállate -interrumpí a Alicia-. ¿Desde cuándo lo sabías?

— Desde hace meses, me enteré a las pocas semanas de que empezase -agachó la cabeza. Cobarde. Era mi amiga, y me había ocultado aquello por todo aquel tiempo, y ahora no se atrevía a mirarme a los ojos; cobarde. 

— María, entiendo cómo debes de sentirte, quiero que sepas...

— Lo siento Oliver, pero voy a interrumpirte. ¿Realmente crees que sabes cómo me siento? ¿Acaso te ha ocurrido lo mismo que me ha pasado? He salido con tu novio durante más de dos años, para que luego me pusiese los cuernos con alguien en un festival donde había bebido demasiado. Asumo que me ha engañado pero sigo saliendo con él, ¿por qué? pues no tengo ni idea. Entonces la veo con una chica increíble y corto con él para más tarde descubrir que no me ponía los cuernos con ella, sino con su hermano. Lo siento mucho, pero no creo que entiendas cómo me siento. 

Te amaré, eternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora