Capítulo 20: Di

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— ¿Es aquí? 

— Sí -contestó mientras aparcaba el coche. 

— ¿Y de qué conoces al que organiza la fiesta?

— Ya te lo he dicho, va a la universidad. 

— ¿Y le conoces? -me solté el cinturón de seguridad y salí del coche. 

— Conozco a Luis y él comparte clases con la novia del organizador. Esto es la universidad, ¿qué más da no conocer directamente al que organiza la fiesta? -bloqueó las puertas del coche y se colocó la chaqueta negra que llevaba. 

— ¿Estoy bien? -pregunté recolocándome la parte superior de mi traje.

— Estás perfecta. ¿Y yo?

— Te faltan las gafas.

— ¿Vas a toturarme mucho más con eso? Los he olvidado y no pienso volver a casa para cogerlos. 

— Si no te digo que lo hagas, digo que tu disfraz no está completo sin las gafas. 

— Bueno dejémoslo, solo quiero entrar y pasármelo bien.

— Está bien.

Llamamos al timbre del adosado de ¿John? ¿Jim? No sabía cómo se llamaba, solo sabía que empezaba por J. Jamás había estado en una fiesta en la que no conociese al organizador de este, claro que también era cierto que no había estado en demasiadas fiestas en mi vida. Abrieron la puerta y entramos sin que nos dijesen que lo hiciésemos, claro que parecía que a nadie le importaba quién entraba y no entraba. 

— Voy a dejar la chaqueta en algún sitio -me dijo. 

— Bien, cuidado con el arma -bromeé. 

— ¿Con cual de las dos? -preguntó picarón.

— Lárgate -rodé los ojos y me adentré entre la gente. 

Fui caminando en busca de la cocina, lo lógico sería que las bebidas estuviesen ahí ¿verdad? Llegué a ella  y al ver que entre todas las botellas vacías las únicas que seguían medio intactas eran las de vodka y ginebra, decidí coger un botellín de cerveza; aun no estaba de humor para empezar con el vodka. 

— Supongo que Daniel será el que conduzca de vuelta -dijo una voz conocida. 

— Ya sabes que no tengo carnet de conducir -abrí la botella, como pude, utilizando el bordillo de la encimera-, y el idiota de Daniel se niega a darme clases porque dice que soy un suicida. Bueno, ¿de qué... -me giré y me di un susto de infarto al ver aquella careta tan sonriente-. ¡Joder Luis! ¿De qué vas?

— Sabía que te asustarías -se quitó la máscara para enseñarme que estaba tan sonriente como ella; idiota-. ¿Sabes de qué voy?

— Sí, de idiota por el mundo -le arrebaté la máscara de las manos-. ¿The Purge?

— ¿Conoces la película? Si es de terror. 

— No, es de tensión, miedo me dio la segunda. 

— Pero si te asustas con las películas de Destino Final.

— Ya sabes cómo soy, veo Destino Final y me pongo paranoica pensando que me pasará lo mismo que a ellos, veo Saw y no soy capaz de salir de casa pensando que saldrá uno con una careta de cerdo con la intención de secuestrarme. 

— Eres una paranoica. 

— Y tu un idiota que se disfraza de un psicópata asesino -le devolví la careta-. ¿Ha venido Lara Croft? -pregunté refiriéndome a Alicia. 

Te amaré, eternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora