- ¡Hola! -saludaron los recién llegados.
- ¡Hola! -les sonreí moviéndome hacia un lado y dejando que entrasen-. ¿Qué habéis traído? -pregunté señalando las bolsas de plástico que traían consigo. Cerré la puerta.
- Magdalenas, de chocolate y normales -Carlos me dio las dos bolsas de plástico, y tanto él como Alicia colgaron sus abrigos en el perchero.
- Genial.
Nos dirigimos a la cocina. Raúl acababa de sacar la segunda pizza del horno y la estaba dejando sobre una de las bandejas circulares de madera.
- Huele genial, Raúl -le alabó Alicia-. ¿De qué son?
- A ver, este es de jamón y queso, para Katy y para mí, y este de jamón, queso, pimientos y atún, para vosotros dos que sois unos raros.
- Lo dice el que le echa ketchup a todo -ironizó Alicia.
- El ketchup es la esencia de la vida, todo sabe mejor con un poquito de ketchup -le contestó mientras cortaba las pizzas en trozos.
- Y no te olvides del helado de chocolate -comenté-. La vida no sería lo mismo sin el helado de chocolate.
- Dios mío, en serio, ¿nos casamos? somos tal para cual -rodeó mis hombros con su brazo.
- Te dirá que no, se pone de los nervios cada vez que yo hablo de matrimonio.
Miré hacia la puerta y vi a Daniel entrando y dirigiéndose a una de las alacenas. Sacó de esta el bote de las galletas y sacó un par.
- Hola Daniel -le saludó Alicia.
- Hola -le devolvió el saludo-. ¿No puedes convencer a tu novio para que se quede aquí esta noche?
- Luis no ve Downton Abbey, aunque lo he intentado muchas veces -se encogió de hombros.
- Menudo novio tienes... -murmuró.
- Menudo mejor amigo tienes -le contesté.
- Touché.
(***)
- ¿Tu tampoco has conseguido que María se interese por Donwton? -le pregunté a Carlos mientras cogíamos unos vasos del armario para llevarlos al salón.
- Aunque lo intentase no me haría caso, nunca lo hace -se encogió de hombros.
- ¿De qué soléis hablar, por cierto? ¿Qué intereses tenéis en común?
- No tenemos muchos, además, últimamente no hablamos demasiado -nos dirigimos al salón pero lo detuve, agarrándolo por el brazo, antes de entrar en el salón donde estaban Raúl y Alicia.
- ¿Y eso? ¿Os va mal?
- Verás, si te soy sincero... -llamaron al timbre y Alicia apareció rápidamente en la entrada, donde nos encontrábamos Carlos y yo, y abrió la puerta.
- Es increíble -murmuró Luis al verla.
- ¿El qué?
- Llevamos más de año y medio juntos, y aun me quedo boquiabierto al verte -le abrazó por la cintura-. ¿No te apetece venirte con nosotros?
- Fuiste tu quien insistió en tener esta cita con Daniel.
- ¿Estás celosa?
- Me siento como Topanga de Yo Y El Mundo, y vosotros sois Cory y Shawn.
- Pero yo no soy como Cory.
- Claro que no, tú serías Shawn y Daniel seria Cory. ¿Verdad, Katy?
- ¿El típico chico malo o un romántico empedernido? Todos sabemos quién sería Daniel -dije-. Si queréis enrollaros no me importa -dije al ver cómo Alicia rodeaba el cuello de su novio con los brazos y él bajaba sus manos a la parte más baja de la cintura de esta-, pero cerrad la puerta, entra frío.
- ¿Dónde está Cory? -me preguntó Luis.
- En la ducha, creo que tardará un poco.
- ¡Va a empezar! -gritó Raúl desde el salón.
Los cuatro fuimos al salón y nos sentamos en el sofá y en los sillones mientras comenzaba el nuevo episodio de Downton Abbey.
(***)
- Perdón, ya estoy listo -dijo Daniel entrando en el salón.
- Calla -le ordenó Luis cogiendo un trozo de la pizza de jamón y queso-. ¿Quién es esa? -preguntó señalando la pantalla.
- Lady Mary -le contestó Raúl.
- No, la del caballo no, la otra.
- ¿Quién? -le preguntó su novia.
- ¡Esa! -exclamó cuando volvió a parecer la mujer de la que hablaba.
- No lo sé... ¿quién es esa? -pregunté.
- No tengo ni idea -contestó Carlos, Raúl y Alicia respondieron lo mismo.
- Luis, ¿nos vamos? -le preguntó Daniel.
- Sí, en un rato. ¡Anda! ¡Maggie Smith!
- Es Lady Violet, la madre de Robert y la abuela de Mary y Edith -le aclaré.
- ¿Quién era Edith?
- La rubia de antes, la editora.
- Luis, ¿nos vamos? -volvió a insistir.
- ¡Pesado! Sí, nos iremos, en seguida. Ahora cállate -le ordenó y terminó de comer el trozo de pizza que tenía en la mano.
- Anda, ven aquí -le dije a Dani haciendo un hueco a mi lado en el sofá-. Creo que al final vas a poder ver el capítulo -cogí un trozo de pizza y se lo di a mi novio-. Ten, Cory.
- ¿Cory? -frunció el ceño.
- Luego te lo explico -cogí su brazo y me lo pasé por los hombros.
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Te amaré, eternamente
Roman d'amourTercera parte de la novela Enamorada de mi hermanastro. © Todos los derechos reservados. Esta totalmente prohibida la copia o adaptación de la historia. En caso de plagio, se tomarán medidas legales de manera inmediata. Al igual que todas mis d...