Capítulo 40: Confesiones

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Narrador omnisciente

— He roto con Oliver.

La rubia levantó la vista al oír la voz de su mejor amigo. Su madre había ido al hospital así que le dijo a Steven que se fuera a casa, que estaría bien con su madre y que le llamaría si había alguna novedad. 

— Siéntate -le dijo señalando el sitio que había a su derecha; su madre había ido a buscar a los padres de Katy para que le dijeran alguna cosa sobre su estado.

— Es increíble, esta mañana sólo pensaba en cómo cortar con él y ahora estamos aquí. 

— Te entiendo, todos estamos igual. Pero hablemos de lo tuyo, a ver si conseguimos pensar en otra cosa que no sea esto. ¿Cómo estás?

— Bien, confundido.

— ¿Confundido? ¿Crees que has hecho mal cortando con él?

— No, no es eso... -jugueteó con sus pulgares, nervioso, y María puso los ojos en blanco. 

— Cabe la posibilidad de que perdamos a una de nuestras mejores amigas, si tienes algo que contarme dímelo, esto debería de servirnos de lección para ver que si tenemos algo que hacer o decir debemos hacerlo cuanto antes. Ya ves, cuando menos te lo esperas pueden atropellarte y puedes acabar luchando entre la vida o la muerte. 

— Está bien, te lo diré, no iba a hacerlo, pero está bien. Llevo confundido tiempo, y es por ti, creo que sigo sintiendo algo por ti, aunque no sé el qué. 

— ¿Quieres decir que eres bisexual?

— No, quiero decir que aunque sea homosexual, y tengo claro que lo soy, creo que sigo sintiendo algo por ti. 

María se hundió de hombros y terminó la taza de café que tenía sobre la mesa; aquel último trago le supo demasiado amargo. 

— Mira, creo que es normal lo que sientes, pero creo que es muy simple. Llevábamos juntos más de dos años, ¿crees que yo no siento algo por ti? Claro que sí, no sé si algún día dejaré de sentirlo pero por ahora lo hago. ¿Crees que estás enamorado de mí? ¿Es eso?

— Pues no lo sé, si lo planteas así...

— Es muy simple saberlo. 

Le agarró del cuello y lo atrajo para darle un beso. él no tardó en reaccionar y le siguió el beso. No fue un beso intenso, no fue apasionado, y aunque estuviese lleno de amor, no había nada de amor en él. Era simplemente María, simplemente estaba besando a María, no sentía nada mas, y ella tampoco lo hacía. 

Tenía razón, lo único que sentía era un gran amor hacia una persona con la que tuvo una relación muy larga, pero se había acabado, y ya ninguno de los dos sentía por el otro lo que sentían hacia tiempo.  


(***)

— Te lo están tomando mucho mejor de lo que creía, me esperaba que te pusieses histérico o algo por el estilo. 

— Créeme que por dentro estoy histérico, pero creo que demostrártelo no te ayudará en nada.

Se echó las manos a la cabeza y se echó el pelo hacia atrás. Se sentía idiota, ¿cómo había dejado que aquello pasase? 

— Lo siento.

— ¿Por dejarme embarazada? Entonces debería de pedirte yo perdón por engendrar a tu hijo. 

— No lo entiendo, siempre usamos condón. 

— Supongo que alguno se rompió y no nos dimos cuenta. Lo que tengo claro es que no se trata de una divina concepción. Y para que quede claro, no te he engañado con nadie. 

Te amaré, eternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora