Narrador omnisciente
Las previsiones para Katy no eran muy buenas. Era cierto que podía hacer rehabilitación y con el tiempo cabía la posibilidad de que volviese a caminar, pero era una pequeña posibilidad, y hace falta mucha voluntad y mucha paciencia para no perder la esperanza y no echar la toalla.
Por el momento, y dado que no veían ningún motivo para que no lo hiciese, habían tramitado su alta con condiciones estrictas de que volviese a hacer frecuentes chequeos.
Nadie sabía cómo ayudarle, y ella tampoco decía qué podían hacer para que aquello le resultase más llevadero. Y es que, ella no era la única que lo estaba pasando realmente mal.
A la madre de Alicia no le hacía mucha gracia que su hija se quedase ahí mientras que ella y su marido se iban a kilómetros a distancia, además, no cambiaba el hecho de que no sabían cómo iban a arreglarse para pagarle la universidad a su hija. Una cosa era que la familia de María aceptase que se quedase durante unos meses, pero no iban a pagarle la universidad, eso estaba claro. No podían pedir préstamos, sabían que aquello acabaría siendo su ruina, y Alicia lo sabía.
Estar con Luis le resultaba una tortura. No era capaz de soportar una relación con fecha límite, no sabía cómo iba a poder seguir con él sabiendo que llegaría un momento en el que se tendría que ir quién sabe a qué pueblo o ciudad para estudiar. Ya se lo había dicho a él, no creía en las relaciones a distancia, jamás había visto una que hubiese resultado bien, y no quería que su relación fuese apagándose, no quería quedarse con un amargo sabor de boca, prefería dejarlo cuando aún se amaban, aún que sentían algo intenso, algo feliz. Quería llevarse aquel recuerdo y aquel sentimiento con ella, a dónde fuera que fuese. Quería llevarse a Luis, a su primer amor, en su corazón.
(***)Narra María
Por primera vez en mi vida, sentía que había perdido el control sobre las cosas. Una de mis mejores amigas se había quedado en silla de ruedas y probablemente nunca volvería a recuperar la movilidad, no quería llegar a imaginarme lo que supondría aquello a la larga para ella.
Carlos estaba en una especia de shock y no era capaz de asimilar las cosas. Había pasado dos años conmigo, y acabamos rompiendo porque había descubierto que era homosexual y comenzó a salir con un chico, un chico que resultó no ser tan buena persona como él creía, pero hasta que lo hizo, le quiso, y ahora estaba muerto, y mi querido mejor amigo, no sabía qué hacer o pensar, su vida había dado un vuelco entero, había dejado una relación durante años, y su primer novio acababa de morir, por no pensar en el hecho de lo incómoda y tensa que era la situación en su hogar; lo que no podía hacer era pedirle que él también se quedase en mi casa, ya había pasado tiempo conmigo cuando sus padres le echaron, lo de Alicia era un caso excepcional, pero mi madre no me dejaría tenerle a Carlos también sin un muy bien motivo; y pro duro que sonase, la situación de Carlos no era lo suficientemente buena para mi madre, que era aun más fría que yo si aquello podía ser posible.
De Raúl y Rose no tenía nada que decir, porque hacía tiempo que no les veía, era increíble pero desde que pasó lo de Katy apenas les vimos el pelo, y estaba convencida de que junto a Daniel, Raúl sería la segunda persona en negarse estar junto a Katy. Evidentemente había estado con ella, pero me esperaba una actitud diferente, jamás me hubiese imaginado que Raúl sería de aquellos que se alejan del problema en lugar de enfrentarlo, y parecía ser que no pensaba afrontar la situación de Katy.
Todo se me estaba escapando de las manos. Arreglaba cosas, eso era lo que siempre hacía y era experta en ello. Siempre ayudaba a los demás, porque si los demás estaban bien, mi vida seguía estando en orden. Ayudé a Alicia a que se quedase durante el resto el año, apoyé al chico con el que salí durante dos años y me engañó, pero lo apoyé para que fuese feliz, ayudé a Raúl durante el verano pasado cuando estaba nervioso porque Rose le gustaba mucho y no quería estropearlo al comenzar la relación, asumí el divorcio de mis padres para que ellos pudieran ser felices, convencí a mi madre de que no tenía nada de malo que mi hermana saliera con un hombre mayor que ella porque era un buen hombre que la quería mucho... Podría dar decenas de ejemplos en las que dejé de lado lo que sentía y pensaba y me concentré en ayudarles, porque así me ayudaba a mí misma.
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Te amaré, eternamente
RomansaTercera parte de la novela Enamorada de mi hermanastro. © Todos los derechos reservados. Esta totalmente prohibida la copia o adaptación de la historia. En caso de plagio, se tomarán medidas legales de manera inmediata. Al igual que todas mis d...