MARCEL
Las clases habían terminado, mamá me había dicho que me iría con Nicolás; pero no tengo las ganas para soportarlo. Estoy bastante molesta con él. Prefería irme temprano para no topármelo en el camino.
Iba caminando con mis auriculares puestos en mis oídos, pero sentía cómo algo o alguien me perseguía; volteé discretamente hacia atrás y al percatarme de quién se trataba, aceleré mi paso.— ¡Marcel detente!, ¡tu madre me ha pedido que te lleve a casa! ¡por favor, detente!— gritaba desde la ventana del Jeep, pero no lograría que fuera con él. Fui más rápido, podía jurar que iba trotando; él también aceleró.
—Marcel tu madre me ha pedido…— trató de explicarme, pero no lo dejé.
— ¡SÉ LO QUE TE HA PEDIDO, LO SÉ! ¡ME LO DIJO ANTES DE SALIR DE CASA! NO. IRÉ. CONTIGO. ¿ENTIENDES?— respondí llena de coraje. Seguramente estoy más roja que mi cabello.
—Como quieras— me dijo y aparcó su Jeep al lado del camino. ¿Y este qué creía?
Seguí caminando sin tomarle importancia, segundos después no sentí el piso. Estaba siendo llevada sobre su hombro como una carga de menor peso.
— ¡SUÉLTAME NICOLÁS TE HE DICHO QUE NO IRÉ CONTIGO!, ¡SUÉLTAME CARAJO!— lo golpeaba innumerables veces en su espalda, pataleaba y gritaba, sé que no le dolía ni le importaba, pero tenía que defenderme, no quería ir con él, y no podía obligarme.
Me dejó en el asiento del copiloto en su Jeep con una sonrisa; ni siquiera lo mire a los ojos, me cruce de brazos y mire hacia el lado contrario.
— ¿No piensas hablarme?— preguntó en un tono burlón. No pensaba hacerlo y así no lograría nada tampoco. Lo ignoré y encendí la radio en mi estación favorita.—Hey, lo siento ¿de acuerdo?— seguí ignorándolo y le subí más el volumen a la radio, él suspiró y bajo el volumen —sé que a veces me comporto como un idiota con Charlotte, — volví a subir el volumen; siempre es el mismo discurso— Oye, me disculparé ¿okay?... pero ya, no soporto estar así contigo— sé que se disculpa con sinceridad, pero también sé que tarde o temprano volverá a hacer lo mismo.
—Yo no diría “a veces”.
—Vaya, pensé que un ratón te había comido la lengua.
—Já, já, já, muy gracioso— respondí chocante —Te he dicho que puedes meterte con cualquiera, ¡menos con Charlotte!, te lo he advertido muchas veces Nicolás, ¡pero como siempre, tu popularidad es más importante que todo!— le reclamé.
Frunció los labios en una línea fina. Le molestó lo que dije. Pero es la verdad.
—Marcel, sabes que no es así— espetó sin despegar la vista del camino.
— ¿Enserio Nicolás?, ¿sé que no es así?... ¡demuéstramelo! Por una vez, demuestra que la popularidad no te importa en lo absoluto.—Te lo demostraré, lo prometo— separó por un instante la vista del camino, para mirarme a la cara y hacer un pequeño puchero — ¿Me perdonas?— preguntó.
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¿Apostamos?
Teen Fiction—Esto será sencillo. Y después descubrirás por ti misma primita, que un hombre como yo no cambia, hombres como yo no nos fijamos en ese tipo de chicas. —No estés tan seguro. Charlotte Gómez: el objetivo. Nicolás Western: el apostador. Marcel Col...