Capítulo 45: Adiós.

25.6K 1.5K 129
                                    

NICOLÁS

Max se arreglaba su corbata, Nick sus zapatos y yo mi esmoquin. Nuestros padres estaban sentados en las gradas del lugar.
Era nuestra graduación.
Nick insistía en mandarle mensajes a Marcel para que llegara a tiempo (cosa casi imposible para mi prima).
Estaba resignado a no ver a Charlie por última vez.
Pero confiaba en que el destino nos volviera a encontrar algún día.
Destino.
Nunca me detuve a pensar en esa palabra con claridad; muchos dicen que tu creas el tuyo propio, y otros se dejan llevar por él. No creo en él, pero tampoco dejo de confiar.
Después de que las sillas estuvieran llenas, todos nosotros sentados y todos los padres alrededor, la directora tomó su lugar al frente de nosotros junto a los demás profesores.

      —«Jóvenes, tres años han pasado, llegaron a su meta. Los felicito. Durante todo este tiempo, han aprendido cosas, algunas buenas otras malas; cada uno lleva consigo los buenos y los malos momentos en esta institución; todos hemos aprendido de todos. Pero como dicen: todo lo que empieza, acaba. Hoy ustedes se despiden de sus compañeros, de sus maestros, de su aula, tal vez hasta de su familia, pero no es sino para crecer, para seguir siendo capaces de enfrentar cualquier barrera que se les cruce por enfrente. Porque son capaces, lo sé. Confío en que frente a mí tenga a los mejores médicos, enfermeras, maestros, científicos de nuestra actualidad. La vida es una improvisación, nadie sabe lo que va a pasar mañana; este mundo nos necesita a todos, aunque parezca que todo allá afuera se esté desmoronando, es el mejor momento para levantarse y no dejarse caer. NUCA ABANDONEN SUS SUEÑOS. El secreto para seguir siempre adelante, no es más que estar abierto a aceptar todas las lecciones de nuestra vida. Siempre hay que vivir con integridad, nunca intentes ser alguien que no eres; llegarás lejos, eso te lo aseguro. Otros dirán: allá va otra generación más, pero yo sé que no son una generación cualquiera. Me lo demostraron. Y estoy muy orgullosa de todos y cada uno de ustedes. Citaré a Steve Jobs para finalizar: “No puedes conectar los puntos mirando hacia delante; sólo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Por eso, tenéis que confiar en que los puntos os conectarán de alguna manera en el futuro. Tenéis que confiar en algo – vuestro instinto, destino, vida, karma, lo que sea – porque creer en que los puntos se conectarán a lo largo del camino os dará la confianza para seguir a vuestro corazón, incluso cuando te lleva lejos del camino más usado. Y eso marcará la diferencia". Mucha suerte a todos. Nosotros siempre los recordaremos.»

Todos en el lugar comenzaron a aplaudir.
Era el final, por fin diríamos adiós.
Cuando pensaba en mi graduación, pensaba en que por fin me iría lejos y experimentaría cosas diferentes; hoy, pienso que estoy en mi graduación, y lejos de sentir satisfacción y alegría sufro de nostalgía. Extrañaré todo aquí. Y me atrevo a decir que estos últimos meses han sido los mejores de toda mi vida; nunca me sentí tan lleno.
Lleno.
Esa es la palabra que quizá nunca hubiera descrito hacía mí, si no hubiera sido por la apuesta. Me llené de alegrías, de tristezas, de celos, de amor.
Miraba a todos sonrientes, siendo triunfadores, que pasaban de uno por uno a recoger su diploma. A los padres tan orgullosos. Y a los profesores tan contentos. Todos están llenos. Yo estoy lleno. Y se siente realmente bien.

˜***˜

Marcel, tan sonriente como siempre se nos acercó a los tres y nos unió en un gran abrazo. Parpadeaba rápidamente para evitar el llanto.
     —Ahora que se van, me sentiré completamente sola.
Pero no aguntó mucho, miró el suelo y comenzó a llorar. La abrazamos de nuevo. Ese sería el último en un buen tiempo.
Mamá nos llamó para tomar la última foto grupal. Todos nos posicionamos y posamos alegremente a la cámara. Después nos fuimos separando en grupos pequeños, para las fotos personales. Unos lloraban, otros  felicitaban, otros se despedían, pero en fin, todos confíaban en el futuro que les deparaba a partir de ahí.
Poco a poco el lugar se fue vaciando.
Quedamos solamente el equipo de soccer en la cancha. Imaginando todas las veces que pisamos ese pasto. Que pasamos esa pelota. Que nos gritamos por hacer algo mal, o que festejamos por haber ganado. La noche que perdimos contra los ricachones. Sin duda alguna, la mejor.
Nos miramos, y sin decir ni una sola palabra cada uno fue tomando su camino.
Sólo quedábamos Nick, Max y yo.
     —Nuestros tiempos de gloria, chicos— Max sonrió —los que nunca vamos a olvidar.
Suspiré. 
     —Adiós— dije a todo, cuando salimos por la puerta.
Max arrancó su auto nuevo directo a la fiesta.

˜***˜

Hace unos días, Charlotte nos dió la noticia de que se iría lejos, se mudaría por tiempo indefinido a otro país. Su madre había conseguido un puesto muy importante en la empresa en la que trabaja; no tuvimos más remedio que decirle la verdad.
Ella lo sabe todo.
Y no estoy completamente seguro de que nos odie a Marcel y a mí, sólo esta llena de emociones, tanto por el viaje, por su rompimiento con Ricki Ricón y nosotros.
Quizá nunca la volvamos a ver. Ya sea porque no vuelva, o porque no nos lo permita. Pero sea como sea, lo último que hice fue darle una carta, con todo lo que no podía atreverme a decirle de frente. Marcel está inconsolable. Y aunque ahora esté aquí, en una fiesta, fingiendo que todo está bien, sé que por dentro está más que destrozada.
Perdió a su mejor amiga, y ahora nosotros nos vamos lejos.
Alexis prometió mantenernos al tanto de todo lo que pasara con Marcel o con Charlotte; él sería nuestro único intermediario. Un intermediario secreto.
     «No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni cosas malas que parezcan buenas» dijo Sergio, «¿Y la mía fue una mala que pareció buena, o una buena que pareció ser mala?» preguntó Marcel entre lágrimas. Todos nos miramos «Definitivamente fue una buena que pareció ser mala, hermanita».

La fiesta no terminó tan tarde; muchos tendrían que viajar muchos kilómetros mañana temprano. Todos tuvieron previsto eso. Incluyéndonos.
Los chicos y yo habíamos planeado un viaje a carretera, toda la semana, hasta llegar a nuestra Universidad, las de cada uno quedan cerca entre sí. Recorreríamos muchos pueblos pequeños y ciudades no tan grandes, hasta llegar a nuestro destino; viviríamos en en campus, y cada fin de semana nos iríamos a dormir al apartamento de Nick. Platicaríamos online con nuestros padres, con Marcel y con Alexis. Max conquistaría chicas, Nick le sería fiel a Marcel y yo pondría en práctica lo que aprendí.
Nunca seas un idiota.
Gracias por dejarlo tan claro Marcel.
Después de una larga y dolorosa despedida... salimos de casa. Miré por la ventana, viendo por última vez la que un día fue la casa de Charlotte. «No puedes conectar los puntos mirando hacia delante; sólo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Por eso, tenéis que confiar en que los puntos os conectarán de alguna manera en el futuro»
*Sólo queda esperar*
Sólo eso.
Aunque... decir adiós a un amor, me refiero a un amor real, un amor verdadero, no es un dolor sólo emocional... llega a ser físico. Te ahoga, y sientes como si te enterraran algo en el corazón. Vas a extrañar todo y vas a querer devolver el tiempo; vas a querer volver a pasar los ratos felices con esa persona especial, pero también remediar los errores que cometiste. Te va a doler, vas a sentir rabia, impotencia, seguramente hasta ganas de gritar, romper cosas. Pero lo vale. Siempre vale la pena salir lastimado (más si tu amor no es correspondido). Nunca, JAMÁS digas: «yo no voy a enamorarme», «el amor no es para mí»; porque estás equivocado, lo digo por experiencia. Un día, sólo llega, tal ves con la persona que menos te imagines, y por la razón que sea, no importa si fue porque pasaste demasiado tiempo con esa persona... o porque hiciste una apuesta. ES LO DE MENOS.  Entrégalo todo, lucha con unas inmensas ganas... disfruta cada momento. Si tu amor perdura, a pesar de cualquier cosa, encontraste al amor de tu vida. Lástima que no muchos corramos con la misma suerte.
Lo que en realidad quiero decirte, es que estar enamorado es la mejor cosa que te pueda pasar en la vida, y no importa si después duele. Porque es una de las sensaciones más bonitas y más enteras y puras que puedas tener. Te llena.
Y también sabes que a pesar del dolor... vas a volver a hacerlo, volverás a caer en sus redes; son tan delicadas y suaves que no te das cuenta, hasta que ya estás completamente atrapado. Y no puedes salir. Y no quieres salir.
Te sientes mal... porque aunque no lo digas, vas a extrañar... lo vas a extrañar todo. Porque cada amor es tan único, que sólo no quieres que acabe. Pero si ya terminó... al menos eres un poco más maduro de lo que fuiste al principio... no cometrerás los mismos errores, y no recaerás en los mismos vicios. Lo que aprendí hace poco es a amar... como si no hubiera mañana, amar tanto que quieras regalarle el alma... amar como si no fuera a acabar nunca.
Amor.
Esa palabra siempre va a estar ahí... aunque no lo quieras... aunque no lo desees; ya llegará tu tiempo.

¿Apostamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora