CHARLOTTE
No tengo por qué mentir. Sus labios son extremadamente deliciosos. Pero no porque lo sean voy a estar besándolo frente a todos, sin ser absolutamente nada. No soy una cualquiera, ni mucho menos.
Nicolás se comporta celoso conmigo últimamente, y no entiendo por qué. Es extraño, que uno de tus mejores amigos te cele de esa manera y después te bese.
El besarlo a él, es como si besara a Josh. Cosa que jamás haría y no sé por qué estoy haciendo ahora. Lo quiero, pero no de esta manera.
Está bien, sí, lo besé en Año Nuevo, pero en realidad, me arrepentí tremendamente después de que lo hice, sólo fue un impulso, fue un pico; y esto no es un pico.
Ya no más. Esta situación me está cansando.
Me separe de él bruscamente, dejándolo desconcertado, no iba a gritarle ni a golpearle, aunque sea lo mínimo que se merezca, no voy a hacer ningún numerito frente a nadie en este lugar ni en ningún otro.
Quería salir de ese lugar corriendo, quería darle una buena bofetada, quería… llorar.
Es ridículo, es extremadamente ridículo; Ty y León vinieron a pasar una buena tarde jugando videojuegos no a ver esto. ¿Qué coincidencia que también vinieran ellos, no?, es la más horrible coincidencia de mi vida.
—Charlotte, habías dicho que no tenías novio…— dijo Ty, mostrándose un poco incómodo y desilusionado.
—No es…— comencé a explicar.
—Sí, tiene, y somos muy felices— interrumpió Nicolás abrazándome por detrás.
— ¿Perdón?— pregunté con los ojos entre cerrados mirándolo con furia. —No recuerdo haberte dado NUNCA el sí— escupí.
—Amor, ya no tenemos que esconderlo…
Ok, se está pasando. Es un idiota. No entiendo qué quiere ganar con esto, pero a mí no. Si me quiere hacer quedar mal frente a Ty, se ha equivocado.
— ¡No estés inventando cosas que nunca han pasado y nunca pasarán! ¡No sé qué te pasa Nicolás! ¡Deja de decir estupideces y déjame en paz!— vociferé totalmente molesta antes de salir de allí corriendo antes de que se hiciera un escándalo; no me moleste siquiera en mirar su rostro, ni para que me pidiese disculpas, aunque… no creo que lo hubiese hecho aun así, tampoco esperé a Marcel, se perfectamente cómo llegar a casa. Tenía lágrimas en los ojos. ¿Por qué me pasa esto a mí?
Dentro… muy dentro de mí, pensé que él estaba cambiando, pero sigue siendo el mismo idiota de siempre.
Pare junto al árbol dos casas antes que la mía. No podía llegar así a casa y que mi madre se diera cuenta. Respiré profundo un par de veces, me limpie las lágrimas de la cara con mi mano y con la camiseta limpié mis húmedos ojos, esperaba que eso sirviera para que no estuviesen tan rojos como pienso y siento que están.
Camine normalmente hasta mi casa. Saque la llave de mi bolsillo trasero y abrí la puerta; mi madre estaba preparando algo en la cocina, olía delicioso.
— ¡Mami, ya llegue!— traté de escucharme lo más normal posible, pero el nudo en mi garganta seguía ahí.
—Hija, creí que ibas a tardar más. ¿Y tus amigos? Creí que vendrían contigo, prepare donas…— Ella había preparado donas… para mis amigos. Genial. El nudo en mi garganta aumentó.
—Tenían que volver a casa temprano— logre decir.
— ¿Nicolás, Max y Nick lograron alcanzarlos?— preguntó glaseando una dona.
— ¿Qué?, ¿Tu les dijiste que estábamos allí?
—Sí, ¿no les dijeron que habían venido a buscarte?
—No, no nos dijeron.
—Bueno… más donas para nosotras— canturreó.
—Sí… más para nosotras— musité. —Mamá, no me siento bien… creo que esos nachos no me cayeron bien, ¿podemos dejar las donas para después?
—Claro, ¿quieres que te prepare un té o algo?
—Creo que si me duermo un rato se me quita.
—Si necesitas algo me avisas. Te quiero.
No respondí. Ya no podía. El llanto ya se asomaba. ¿Cómo pudieron? ¡Ellos sabían que estábamos allí! ¡Todo lo hicieron a propósito! ¡Qué coincidencia ni qué coincidencia!
Me tumbe en la cama, me quite las gafas y las deje al lado. El llanto salió, y no paró hasta que pude quedarme dormida.
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¿Apostamos?
Ficção Adolescente—Esto será sencillo. Y después descubrirás por ti misma primita, que un hombre como yo no cambia, hombres como yo no nos fijamos en ese tipo de chicas. —No estés tan seguro. Charlotte Gómez: el objetivo. Nicolás Western: el apostador. Marcel Col...