Capítulo 32: El que juega con fuego, se quema.

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NICOLÁS

Anoche Marcel estaba más que decidida a hacerle la vida imposible a Sofía. Hasta me saco (literalmente) de su habitación para poder planear con precisión lo que habría que hacer; lo que sea que ella esté planeando, no va a hacer nada compasivo.
¿Qué hubiera pasado si no me acostaba con ella? ¿Y si le hacia daño a Charlotte? Eso no se lo hubiera permitido. Fue una decisión dura.
*El hubiera no existe Nicolás*
Ojalá existiera.
*Para tu desgracia, no existe*
Baje del Jeep y busqué a Marcel con la mirada mientras caminaba hacia mi aula, pero no la veía por ningún lado. Con esto del cambio de horario, a esta hora de la mañana todavía está obscuro, y eso no me ayuda en mucho.
Como siempre Nick y Max ya estaban conversando (como todos) mientras el profesor llegaba; me senté en medio de ambos y los miré.
     —Hice una estupidez.— les dije.
     — ¿Otra?— preguntaron al unísono.
     —Pero, está ya sobrepasa los límites. 
     —Cuéntanos todo... somos tus doctores del corazón— bromeó Max.
     —Sólo hay una cosa que contar— dije —Me acosté con la sobrina de la directora.— les susurré para que los demás no se enteraran y se armara un alboroto en este mismo momento.
Estaba esperando las reacciones de ambos, no me enorgullezco de lo que hice. 
Max se golpeó la frente con la palma de la mano y Nick negó con la cabeza, ambos estiraron la mano y me dieron un sopetón. Creo que me lo merezco.
     — ¿Y ahora? Se supone que nuestro código para acostarse con mujeres— comenzó a decir Nick, —es estricto, y repíteme ¿Por qué?
     —Para no meternos en problemas con la escuela y madres.— concluyó Max.
     — ¿Estas loco?— preguntó Nick.
     — ¿Por qué lo hiciste?— preguntó Max al mismo tiempo.
     —Amenazó con hacerle daño a Charlotte. No podía permitirlo.
     — ¿Y no pudiste usar la cabeza?— habló Marcel al lado mío.
La miré extrañado, ¿qué hacia en mi aula?, además... se veía horrible, peor que la profesora de Francés; mi prima parece un zombi con cerebro, si es que eso puede ser posible. Su cabello está atado en una coleta alta, sus ojos están un poco hinchados y rojos, tiene orejas marcadas y negras, no tiene maquillaje, tiene puesta una vieja sudadera de su hermano y unos pantalones pegados color negro con la rodilla derecha rota y sus Vans.
     — ¿Qué te pasó?— preguntó Nick.
     —No dormí en toda la noche... eso pasó. Y en realidad no sé cuanta cafeína tengo en mi organismo. Pero tengo un plan lo bastante bueno como para hacer sufrir a la malnacida esa y salir casi libres de un castigo. Al menos, no ameritará a la expulsión.— explicó a la vez que me entregaba una hoja doblada perteneciente a uno de sus cuadernos.
     —Tu sólo tienes que hacer eso... yo me encargo del resto... con mis otros contactos, claro— sonrió maliciosamente. Ella daba miedo. —No lo arruines, si lo haces, el pollo frito vas a ser tú ¿Entendido?
Yo asentí mirando la hoja entre mis manos. 
     —Ensaya bien tu parte, no hay clases en las dos primeras horas... los profesores tienen junta de no se qué cosa. Y no me importa. Con que los viejos esos se queden ahí encerrados un rato, será suficiente.
Volví a asentir y vi desaparecer su coleta pelirroja a la vez que se cerraba la puerta.
     — ¿Qué dice?— preguntaron los chismosos de mis amigos. 
     —Tengo que encerrarme con ella en el aula de música.
     —Pero si esa aula está abandonada.— respondió Max.  
     —No sé que diablos esté planeando esa pelirroja, pero sea lo que sea, yo ayudo.— se apuntó Nick. —Pero antes de ayudar... explícame por qué tanto odio hacia Sofía. La ultima vez que Marcel se vengó de alguien fue del ex-novio que la dejó por una "presta vagina".
 Y era cierto; Marcel no se venga así por que sí, tiene que haber una buena razón, y yo le di una. 
     
˜***˜

En la hoja estaba anotado el orden cronológico en el que sucederían las cosas. Aun no me puedo creer que Marcel haya planeado todo esto en una sola noche, además de conseguir todos esos materiales. Nick y Max se ofrecieron inmediatamente después de que les conté, y desaparecieron hace un buen rato; cabe mencionar que no asistieron a la tercera clase, y justo ahora hay receso.
Pedí mi lonche a la señora de la cafetería y me lo preparó de inmediato. Lo recogí y me di la media vuelta. No sabia que hacer. Estaba nervioso. Pero a la vez me sentía culpable. No lo entiendo. Ahora creo cuando Cuchirrión me dice que parezco chica.
Me acerque con los del equipo de soccer para desayunar, me preguntaron por Nick y Max y yo les respondí que estaban con Marcel (que dentro de lo que cabe es verdad); después de un rato me levanté de la mesa para tirar el plato desechable al basurero, antes de poder darme la media vuelta, sentí una mano en mi trasero, me volví rápidamente hacia la responsable, atónito por lo que había echo. Sofía.
     — ¿Tu quieres llevar esto a otro nivel?— me preguntó coqueta cerca de mi oído.
     — ¿De qué hablas?
     —Me encantó tu mensaje— se lamió los labios y los mordió. Intenta seducirme, pero me sé todos los trucos; eso no basta conmigo. Aunque no sabía exactamente a qué se refería. Ella tomó mi mano y la colocó justo arriba de su trasero. Me dio un beso en la mejilla y se dio la media vuelta.
     —Nos vemos en la sala de música.— me guiño un ojo y se fue moviendo las caderas más de lo necesario. Negué con la cabeza y pensé: «la que le espera», saque mi teléfono de mi bolsillo y busque "mensajes enviados". Había uno para Sofía, de hoy, a las 7:10 horas de la mañana. Genial. ¿Cómo accedió Marcel a mi teléfono?
     «Te veo en la sala de música después de clases, muero por repetir lo ocurrido en tu habitación», decía. Lo ocurrido en su habitación, no quisiera repetirlo, ni siquiera acordarme. Mi madre me enseñó que nunca hay una razón suficiente como para hablar de una mujer cosas que la hagan quedar mal. Lo único que diré al respecto, es que fue la estupidez más grande... sexualmente hablando.  
Los del equipo de soccer no se habían dado cuenta de nada, y doy mil gracias por eso. Comenzamos a hablar de los partidos del fin de semana pasada que pasaron por televisión. Mi bolsillo comenzó a emitir un sonido de la marcha nupcial. Todos me miraron inmediatamente y yo saque mi teléfono y contesté la llamada.
     —El poder de la tecnología, ¿no es genial? Oh, a quiero ver la cara de los del equipo con el tono— Marcel soltó una carcajada —Veo que ella ya te visitó, bueno... no te eches para atrás ahora. Max y Nick fueron de más ayuda de la que pensé. No lo arruines. Te quiero. Adiós.
     — ¿Vas a casarte?— preguntó burlonamente Calum, a lo que los demás rieron.
     —Mi primita estuvo jugando con mi teléfono.— respondí entre dientes investigando cómo hacer para quitar ese horrible tono, pero Marcel había puesto candado.

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