Después de que la abuela huyera de nosotros y se metiera en no sabemos dónde, tuvimos que cuidar de Mad ya que Eduardo y Emma no aparecen por ningún lado y tampoco contestan el teléfono; quedamos de vernos en un lugar específico a una hora específica, cosa que pronto pasaría. Y bueno, ya que tuvimos que cuidar de la pequeña Mad tuvimos que subirla a juegos de grandes ya que ella insistió, con esas cosas de que “ya estoy grande” “puedo subir con ustedes a eso”. Y al parecer no sufrió ningún trauma o lesión psicológica. Todo está bien.
Caminábamos los cuatro juntos, Josh y yo jugando con Mad.— ¿Nicolás?, ¿El lindo sin cerebro?— preguntó Meri, ya que comencé a hacer comentarios sobre la cita entre Nicolás y yo.
—Si tiene cerebro— defendí. Ella me miró incrédula, como si le estuviese jugando una broma —Aunque a veces… se le bota la cani-ca— bromeé.
— ¿A veces?— terció Josh.
—Bueno, casi siempre— admití parando al lado de la camioneta junto a los demás.
—Creo que sé que hacer— dijo Meri con una sonrisa malvada en el rostro.
— ¿Qué…?— ¡Mis calabacitas de Azuquítar!— saludó la abuela interrum-piéndome y acercándose a paso veloz a nosotros.
—Abuela, ¿dónde te habías metido?— interrogó Josh.
—Mi pequeñín, es correcto que te preocupes por tu guapota abuela, pero sé cuidarme sola.
Meri y yo reímos, Josh la miraba aún interrogante.
—Si me sigues viendo así van a pensar que eres mi novio y que estas celoso— respondió la abuela serenamente, a la insistente mirada de mi hermano, Meri y yo reímos esta vez más fuerte y Josh relajó su mirada encogiéndose de hombros — ¿no han llegado sus padres?— inquirió. Nosotros negamos con la cabeza — ¡en lugar de preguntarme a mí, de verían preguntarles a ellos!, ¡no quiero otro nieto!— protestó; nosotros paramos de reír y la miramos sin dar crédito a las ocurrencias que decía.
—Bueno, dejemos el tema a un lado, abuela tengo que hablar contigo— le dijo Meri alejándose de nosotros.
— ¿Qué es un novio? ¿Y poque tiene que estad celoso?— preguntó Madeleine mirando a Josh. Yo reí al ver la expresión de él al no saber qué contestarle; lo único que le dijo fue: “cuando estés grande lo entenderás”. Mad hizo pucherito al no entender las palabras de su hermano, y se quedó pensativa, analizando cuidadosamente las palabras en su cabeza.
— ¿Qué crees que estarán hablando Meri y la abuela?
—No lo sé con seguridad, pero es algo sobre mí, la abuela no sabe lo que significa “disimulación”— acusé viendo como la abuela me miraba, y Meri le pedía que no lo hiciera.
— Queo que ya vienen mamá y papá— anunció Mad apuntando a Eduardo y Emma caminando hasta el auto.
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¿Apostamos?
Ficção Adolescente—Esto será sencillo. Y después descubrirás por ti misma primita, que un hombre como yo no cambia, hombres como yo no nos fijamos en ese tipo de chicas. —No estés tan seguro. Charlotte Gómez: el objetivo. Nicolás Western: el apostador. Marcel Col...