NICOLÁS
¿Qué puedo hacer en momentos así?; en realidad, ni siquiera yo lo sé. Lo único que en verdad sé, es que no se nada.
No, esto no puede estar pasándome. No a mí. No al “rompe corazones de la escuela” no, no a mí.
Me mire de nuevo al espejo. Era el mismo. Todo estaba en donde tiene que estar. ¿Entonces por qué me siento tan distinto?
Deje todos los libros sobre mi cama, revise cada uno de los cuadernos, cada uno de los apuntes, cada uno de los rayones en las pastas traseras: “Nicolás es gay”, “Max es una UVA” (es un apodo que les pusimos a las chicas más chismosas del aula “Unión de Viejas Argüenderas”) “Te amo Cinthia” (lo escribió Nick para hacerme enojar)… todo seguía igual. Revisé mi teléfono, deslicé mi dedo por la pantalla táctil una y otra vez: Luz, Gloria, Stephany, Lucia… todos los nombres seguían ahí.
Me deje caer sobre la cama, totalmente desconcentrado, fastidiado, rendido; pase las manos sobre mi cara totalmente desesperado.
Ya no siento que soy el mismo.
Ya no soy el mismo.
Estoy… cambiando.
Y eso no me gusta.
Pero a la vez, no sé el por qué, y es lo que más me fastidia.
*Tal vez sólo estés madurando*
¡No estoy para bromas Cuchirrión!
*Está bien… ya me di cuenta*
Oh, tal vez, esté estresado con los exámenes, o… no, no hay explicación. Tal vez llamando a los chicos logre distraerme un poco.
Marque el número de Max, y en segundos me atendió la llamada.
— ¡Hey! ¿Qué hay Nicoli?
— ¿Cómo me llamaste?
— ¿A caso no te gusta? Es como una combinación de Nicolás y… brócoli, ambos asquerosos.
—Muy gracioso—. Se escuchó una sonora carcajada del otro lado del teléfono.
—Ok, ya… dejaré el humor para otro día ¿Qué hay hombre?
— ¿Qué haces justo en este momento?
—Aburrirme.
—Perfecto. Te veo en 20 en la casa de Nick.
— ¿Y eso para qué?
— ¿No estabas aburrido?
—En 15 te veo allá— colgó. Me levanté de la cama, me dirigí al baño, me quité el pantalón de pijama que tenía y me lave la cara. Volví a mirarme en el espejo. Nada. Espero que la salida con los chicos me anime aunque sea un poco.
Me puse ropa rápido, tome el teléfono y salí de mi habitación con el teléfono sobre la oreja, explicándole a Nick lo que teníamos que hacer.˜***˜
Les explique a los chicos mi situación sospechosa. Ellos se miraron entre sí, pero no me dijeron nada. No me tacharon de nena ni nada. Sólo se veían entre sí, pareciera que querían hablarse con la mirada, pero en realidad pareciera que lo estaban haciendo.
—Cuéntanos Nicoli… ¿Desde cuándo te sientes así?— habló por fin Max sentándose sobre una de las sillas de playa que estaban en el patio trasero de la casa de Nick.
—No vuelvas a llamarme así— sentencié. —Desde el día de la feria…—admití tirándome sobre el pasto. Volvieron a mirarse entre sí. Nick se sentó en la silla de al lado de Max y siguieron mirándose, además de hacer gestos extraños. Parecía una visita al psiquiatra. En este caso psiquiatras.
— ¿Alguna razón en específico?— preguntó Nick.
—Ni idea.
—Interesante…— dijo Max con aires pensativos.
—Dinos la verdad Nicolás. Entre tú, Marcel y Charlotte se traen algo— refirió Nick, dejándome completamente perplejo ¿Cómo se habían dado cuenta? Ellos pueden ser muy listos… cuando quieren. No me quedaba más que hablar con ellos sobre esto. No es que fueran a contarle a nadie. Max puede ser una “UVA” pero, en nuestros asuntos… no se discute. En realidad, son mis mejores amigos.
˜***˜
Pusieron atención en cada palabra que salía de mi boca. En realidad me sentí mejor, pero aun siento esa sensación extraña. Ellos volvieron a mirarse y se volvieron a mí al mismo tiempo.
—Código rojo— anunció Nick.
—Pero no te preocupes amigo, te ayudaremos con eso. Plan “A”: en marcha.
Me levante del pasto al mismo tiempo que ellos de las sillas, salí detrás de ellos, pero no sabía a qué se referían con “el plan A”. Discutían como si fueran esposos. Me daba risa el cómo lo hacían. En realidad, si parecían pareja.
—Nicoli… mira lo que tienes allá— apuntó con la mirada a una chica muy sexy; llevaba unos shorts, una blusa sin mangas ligera color blanco con un dibujo en medio, un tatuaje en la nuca y unos vans, además de la cabellera castaña suelta. Estaba regando las plantas.
—Ve por ella— susurró Nick a mis espaldas alejándose a una distancia considerable (al otro lado de la acera: justo en frente de nosotros). Yo me quede allí, sin saber qué hacer ni qué decir, no sabía para qué era esto. Los chicos observaban atentos cada movimiento.
Me acerqué a ella vacilante y por primera vez… tímido.
—Hola—. Saludé.
—Hola— saludó volviéndose a mí con una gran sonrisa. Trataba de decir algo, pero no podía, ella rio. — ¿Buscas acompañante, guapo?
¿Atrevida la niña?
—Am, en realidad… yo, no sé qué hago aquí.
Frunció el ceño divertida y acto seguido soltó una carcajada. Yo me rasque la nuca nervioso. ¿Qué estaba pasándome? A mí jamás me había pasado algo así, y mira que me han pasado muchas cosas ridículas. Me volví hacia los chicos y Max se golpeaba la frente con la palma de la mano, mientras Nick sólo reía, según él “discretamente”. Era ridículo; me despedí amablemente, y me aleje totalmente aturdido. ¿Yo había rechazado a una chica sexy? Algo va mal. Muy mal.
—Plan “A”: Fuera—. Dijo Nick, borrando la “lista del plan A” de su teléfono.
—Plan B— anunció Max.
— ¿Y si no funciona?—pregunté.
—Hay 27 letras en el abecedario.
— ¿Y para qué tantos planes; y qué, para qué los necesito?— insistí.
—Cállate y camina.
— ¿A dónde vamos?
— ¿Importa?— ¿Qué si importaba? ¡Claro que sí! En realidad no sé para qué, pero… estoy paranoico.
˜***˜
Llegamos a una heladería y me obligaron a coquetear con la chica que atendía los helados.
—Plan “B”: Fuera.
˜***˜
Fuimos al parque y me obligaron a coquetearle a una deportista que daba vueltas por este. Di dos vueltas con ella.
—Plan “C”: Fuera.
˜***˜
Nos acercamos a una dulcería.
—Plan “D”: ¡fuera!
˜***˜
Una clínica dental.
—Plan “E”: ¡Fuera! ¡Fuera!— dijo frustrado Nick borrando otro plan de la lista.
˜***˜
Recorrimos casi toda la ciudad, pero no lograba coquetear con alguna chica. ¡Hasta probé con una anciana!
No puedo. No sé qué tengo. No quiero cambiar. ¡Por qué no les puedo coquetear a las chicas!
Un último recurso. Ellos me trajeron a casa de… Charlotte.
—Hola—. Saludó su Ruth sonriente — ¡Nicolás! ¿Buscan a Charlotte?
—Queríamos invitarle un helado— respondió Nick.
—Oh, claro, claro. Me parece bien. El único problema es… que acaba de salir con Marcel.
— ¿Oh, enserio?, ¿podría decirnos adónde fueron? Tal vez podamos alcanzarlas.
—Fueron con un chico… un tal Ty, si no me equivoco. Fueron a la sala de videojuegos que está aquí cerca.
¿Fue adónde y con quién?
—Gracias señora… nosotros las alcanzamos.
—Que le vaya bien chicos— Se despidió amablemente la señora cerrando la puerta.
—Con que con un chico…—musité mientras caminábamos por la acera hasta “la sala de videojuegos donde se verían con Ty”.
— ¿Celos?— preguntó Nick con una ceja alzada.
— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?
— Uy, sí, de qué estoy hablando— se burló.
˜***˜
Chicos adictos a los videojuegos, gritos, y apuestas, un lugar perfecto para una cita.
*Cómo sabes que es una cita*
Lo presiento.
*Tus presentimientos NUNCA se cumplen*
¡Oh! Claro que sí… la vez que… ammm, esa no, pero… la otra que… ah, no, esa tampoco.
*Olvídalo*
Caminamos por todo el lugar hasta que los encontramos. Los ¿cuatro? ¡Había otro tipo con Marcel! Y el tal Ty, era… el mismo de la feria.
Oh, piiiiii.
Ambos tipos tomaban a las chicas de los hombros. La sangre me ardió de un momento a otro.
Nadie toca a Charlie… y a Marcel, claro.
Les indique que nos acercáramos a ellos con un movimiento de cabeza, me siguieron por los lados y saludamos con una sonrisa.
— ¡Pero que coincidencia encontrarnos aquí chicas!— saludó Nick, con la mirada clavada en el tipo de abrazaba a mi prima. Se podría decir que lo descuartizaba con la mirada. No cabe duda, Marcel y él, con esas miradas. Matan.
Las chicas se separaron de los chicos y nos saludaron de lo más natural. ¿Cómo podían estar tan tranquilas?
— ¿Y no nos presentan?— preguntó Max.
—Tirso, León, ellos son Max, Nick, y… mi horrendo primo Nicolás.
¿Tirso? ¿León? ¿Esos nombres qué significan?. Los chicos trataban de no reír, en su lugar hicieron una sonrisa más grande de lo normal.
Los otros chicos nos saludaron amablemente y nos invitaron a jugar con ellos.
˜***˜
Charlotte y el tal Tirso (Ty) no dejaran de reír. Me tienen cansado. Me acerque a Charlotte, y claro, era mi turno de jugar con ella. Éramos dos equipos; nosotros dos, contra Nick y Marcel. Utilice mis armas.
Le dedique una mirada, y le susurre al oído “estas preciosa”, ella se sonrojo y comenzamos a matar zombies.
Ty, Max y León nos apoyaban desde atrás, a ambos, aclarando. Matamos al contrincante, y ambos festejamos. La tome de la cintura y la cargué a la vez que le daba vueltas.
Estaba tan emocionado que quería besarla. Paré, la deje a escasos centímetros de mi rostro y roce mi nariz con la mía. Sonrió ampliamente. Y la besé.
¿Qué te parece eso, Ty?
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¿Apostamos?
Fiksi Remaja—Esto será sencillo. Y después descubrirás por ti misma primita, que un hombre como yo no cambia, hombres como yo no nos fijamos en ese tipo de chicas. —No estés tan seguro. Charlotte Gómez: el objetivo. Nicolás Western: el apostador. Marcel Col...