Capítulo 1

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Frank liberó un poco el nudo de su corbata y volvió la vista al frente. La anciana profesora de Literatura era realmente apasionada con lo que enseñaba. Solía escucharla explicar con detalle cada bendita cosa e incluso cuando leía lo hacía de manera llamativa. Era una buena profesora, pero a él no le interesaba en lo más mínimo lo que tenía para ofrecer. El resto de la clase escuchaba con insana concentración la voz de la mujer, y para Frank era totalmente ridículo no ver a nadie hablando por lo bajo, jugando con su teléfono celular o simplemente durmiendo. Definitivamente eran personas extrañas, aunque todos en ese estúpido colegio privado eran extraños.

Había llegado en vacaciones de verano, dos semanas antes de iniciar las clases. Su padre había sido transferido a la central de la empresa para seguir ascendiendo y realmente no quería perderse la oportunidad. La familia de cuatro personas había tenido que emigrar desde Jersey hasta Brooklyn, en New York y Frank seguía molesto con sus padres. La distancia no era tanta, pero para un adolescente era como si hubiese sido enviado al otro lado del mundo. Sus amigos se habían quedado atrás, la chica que le gustaba se había quedado atrás e incluso había tenido que dar en adopción a su perro porque en el edificio al que se habían mudado no admitían animales. Y la guinda del pastel era que había tenido que pasar de una agradable escuela pública a un estirado colegio privado. Nunca antes había tenido que usar uniforme, para empezar. Y aunque sólo llevaba tres semanas de clases sentía que estaba atrasado en absolutamente todas las materias.

Nunca había sido demasiado inteligente, después de todo.

"Al menos la vista es linda", pensó mirando a través del cristal. Aunque seguramente era sólo porque llevaba poco tiempo ahí, de seguro dentro de unos meses iba a resultar tan fea como la pared de concreto que podía mirar a través de su ventana en la escuela de Jersey. Pero al menos tenía un punto a favor, y es que sólo le quedaba ese y el año siguiente para terminar su tediosa formación educacional y entonces podría hacer lo que quisiera con su vida. Aunque seguramente tendría que seguir estudiando de todos modos, no creía que sus padres fuesen a permitirle abandonar la universidad para unirse a una banda de rock, o algo así. Aunque seguramente ninguna banda de rock iba a aceptarlo, con suerte sabía tocar un par de notas en la guitarra acústica que había en casa de uno de sus amigos, y eso era elemental para cualquier banda de rock. A menos que quisiera ser el vocalista, pero no tenía voz como para cantar frente a alguien más.

El timbre lo interrumpió en medio de sus pensamientos y perezosamente alzó la cabeza. Todos estaban saliendo de la sala de forma tan ordenada que realmente parecían androides, ¡Eran adolescentes, maldita sea! Pero no se atrevía a decírselo a nadie, además parecía que nadie estaba interesado en él. Bufó y tomó sus cosas de la mesa para seguir la procesión hasta el pasillo, pero antes de poder desaparecer la profesora alzó la mirada y con voz tranquila lo llamó por su apellido.

— ¿Sí? —preguntó con algo de nerviosismo, ella se acomodó los anteojos y luego de rebuscar entre las hojas de su libreta volvió a mirarlo a la cara.

— Tuviste una de las notas más bajas en el primer examen, Frank —dijo en voz baja, aunque ya no había nadie excepto ellos dos en la sala de clases—. ¿Hay algo de lo que necesites hablar?

— ¿Algo cómo qué? —el muchacho se desordenó el corto cabello castaño. En su antigua escuela a los profesores les importaba una mierda si tenía malas calificaciones, simplemente los dejaban vivir en paz.

— ¿Hay problemas en tu hogar? ¿Alguna distracción? Puedes confiar en mí, puedo ser tu amiga.

"Como si quisiera una amiga de noventa años..." pensó, aunque claramente no le dio voz. En lugar de eso fingió desinterés total y luego se encogió de hombros.

the drama club • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora