Capítulo 9

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Frank había tenido que estar quince minutos sentado en el sofá, viendo cómo sus padres discutían por culpa de él e intentando colmarse de la sabiduría de su padre al momento de responderle a su neurótica madre, que había pasado de las frases pasivo-agresivas a los gritos en cosa de minutos. El asunto era simple, Frank era demasiado joven para ir a una fiesta en donde claramente iba a haber alcohol, pero al mismo tiempo era ya lo suficientemente grande como para pasar Halloween en la casa de alguien más, sobre todo si ya había estado ahí y teniendo en cuenta también que Gerard y Ray habían estado, la tarde anterior, veinte minutos sentados en el comedor explicándole a Linda Iero por qué era una buena idea que Frank tuviera una buena fiesta de cumpleaños en compañía de sus nuevos amigos para afianzar lazos que probablemente iban a durar hasta cuando fueran adultos, porque según Raymond era obvio que iban a seguir siendo amigos cuando fueran adultos, poco importaba que llevaran dos meses conociéndose. Y aunque todas esas cosas estaban en la mesa, su madre seguía sin convencerse del todo.

— Tu padre no tiene tiempo y mi auto está en el taller. No puedes tomar un taxi, es peligroso —había dicho mirándolo a él, al parecer estaba cansada de hablar con Frank Iero padre.

— Puedo pedirle a Bert que venga a buscarme —dijo Frank—, él tiene licencia y puedes hablar con él.

— Pero... —su madre había empezado de nuevo.

— Mira —le interrumpió Frank—, yo sé que quizás es complicado para ti. Pero realmente me interesa esto... ellos son buenos amigos y se preocupan por mí. Son buenos amigos, mamá. Nunca había tenido amigos así.

Su madre suspiró pesadamente y luego de frotar sus ojos con sus dedos de largas uñas, dio un asentimiento de cabeza. Lo siguiente fueron un par de gestos que querían decir "date prisa, sale de aquí antes que cambie de parecer" o algo similar. Y Frank no perdió el tiempo.

Lo primero que hizo al llegar a su habitación fue enviarle un mensaje a Gerard con un emoji feliz y un pulgar arriba. Y a cambio recibió un emoji de brillos, seguido por una nota de voz.

— ¡No puedo creerlo! Creí que no te daría permiso. Lo de ayer lo sentí como una derrota total. ¿Planeas disfrazarte de algo? Ray dijo que sería buena idea pero la verdad es que la pereza es más grande y yo no quiero hacerlo. Date prisa porque ya son las siete y... nos vemos en casa de Bert entonces, es genial que vayas a pasar tu cumpleaños con nosotros, Frank. Aunque todavía no sé qué regalarte, ya inventaré algo.

Frank se quedó sonriendo, con la vista fija en su celular. Podría reproducir nuevamente la nota de voz de Gerard, sólo para escucharlo un poco más o podría también mover el trasero y apresurarse para escucharlo en vivo, y esa parecía ser una idea muchísimo mejor que cualquier otra.

"Sin disfraz" Escribió como respuesta, y luego se lanzó a su armario para buscar algo de ropa que lo hiciera lucir bien en presencia de sus amigos, después de todo iba a ser esa la primera vez que los veía con otra cosa que no fuera el uniforme de la escuela. A excepción de esa vez en que habían dormido todos juntos en casa de Bert, pero esa no contaba, no realmente.

El reloj de su celular indicaba que faltaban siete minutos para las diez de la noche cuando Frank, seguido de su madre, salió a la calle luego de recibir la llamada de Bert indicando que ya estaba ahí. Había decidido ponerse sus ajustados jeans rasgados en las rodillas, unas Vans negras y encima una larga chaqueta negra que escondía su camiseta favorita de The Nightmare Before Christmas. Al mirarse al espejo había decidido que se veía bien, y realmente esperaba seguir pensando lo mismo cuando llegara a casa de su amigo.

— Mi nombre es Robert McCracken —dijo Bert, acercándose a nosotros en cuanto nos acercamos a su auto—. Tengo licencia de conducir, si quiere se la enseño.

the drama club • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora