Capítulo 6

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Frank desvió la mirada por unos instantes hasta donde estaban las mochilas y vio la suya moviéndose levemente. Quizás era su imaginación, pero realmente la había visto removerse mientras que las otras seguían quietas, y sólo por curiosidad fue a mirar. El movimiento que vio venía desde el bolsillo más pequeño y cuando abrió el cierre descubrió de dónde venía.

Su maldito teléfono tenía 14 llamadas perdidas. Todas de su madre. Creyó que iba a vomitar ahí mismo. Siempre se había puesto nervioso con las llamadas perdidas de su madre porque siempre eran por algo importante o grave o ambas.

— Bert, ¿Dónde está el baño? —preguntó de pronto. Los chicos se voltearon a mirarlo como si fuera un bicho raro.

— En alguna puerta. Sigue ese pasillo —respondió Bob, apuntando con la barbilla. Al parecer Bert estaba demasiado ocupado contando los puntos que iba a comprar con la experiencia ganada.

Frank asintió y con el celular abrazado a su mano salió al pasillo. Todo estaba a oscuras y sólo podía escuchar el ruido del refrigerador a lo lejos. No había nada externo, o eso parecía. Aunque posiblemente no hubiese nada, la casa estaba totalmente apartada de otras casas y de la ciudad como para ser invadida por sonidos externos.

No tardó en encontrar el baño. Y cuando lo halló se encerró dentro y sentándose sobre la tapa del inodoro, marcó el contacto llamado 'Mamá' y se pegó el teléfono a la oreja.

El grito de su madre al contestar le hizo arrepentirse de eso.

— ¿Qué hay, mamá?

— Frank pregunta que qué hay —la escuchó decirle a alguien— ¿Qué hay? ¿Qué hay? ¿Sabes qué hora es?

Frank miró la pantalla de su celular.

— Rayos, van a ser las tres —dijo, y un bostezo se escapó de sus labios.

— ¡Las tres de la mañana, Frank! Y tú no has llegado a casa.

— Sí... no creo que llegue hasta mañana, mamá —murmuró.

— ¿Qué dijiste?

— Pero... ¿por qué estás tan histérica?

— ¡¿Qué por qué estoy histérica?!

Se arrepintió de haberlo preguntado casi al instante.

— ¿Dónde demonios estás?

— Donde Bert, ellos te avisaron —dijo, aunque ya no estaba demasiado seguro de eso—. A ver... ¿Cuándo fuiste a la escuela a buscar a Lex no se te acercó un grupo de chicos de último año a pedirte permiso para que yo pasara la noche en casa de uno de ellos?

— ¡NO! —respondió su madre.

Frank tragó saliva.

— Pero...

— Dime dónde estás para ir a buscarte.

— No sé dónde estoy —respondió, y era cierto.

— ¿Has estado bebiendo? ¡¿Estás drogado?!

— ¿Qué? —Rió Frank y se obligó a adoptar un tono más serio— No, mamá. Claro que no... Mira, estoy en la enorme casa de un amigo, uno de los chicos del club de drama. Son buenas personas, no he bebido nada de alcohol, sólo gaseosas. Estamos jugando un aburrido juego de rol de mesa, con dados y esas cosas... uno de los chicos conduce, si quieres le pido que vaya a dejarme mañana a casa. Pero todo es súper tranquilo y ellos son agradables y... realmente estoy a salvo aquí.

the drama club • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora