Capítulo 6

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Yanira conducía descompuesta en nervios y malos pensamientos. Sabía que Naím podría hacer cualquier cosa y no precisamente buena. Salió del coche veloz dirigiéndose hacia su casa preocupada.

Al abrir la puerta se encontró a Yasmina llorando, sin dudarlo la abrazó para consolarla. Entre hipos Yasmina le confesó a su hermana que había escuchado hablar a Naím con otro hombre de quedar esta noche para volver a luchar. El encuentro se daría en la mansión de un ex boxeador.
Yanira sintió que todo se le venía encima. Se sentó al lado de su hermana majaseándose sus sienes, pensando cómo y de qué manera podía encontrar a Naím y retirarlo de ese mundo donde se estaba metiendo.

"El portugués" el amigo de su hermano se le vino a la mente. El le podría decir donde podría encontrar a su hermano.

Armada de valor y echándole coraje, Yanira pasó a la bolera donde pasaban el rato el par de gandules a los que su hermano llamaba amigos.
Yanira conversó con ellos, a lo primero se rieron de ella y después por lástima le dieron la dirección donde su hermano iba a pelear.

Preocupada y rabiosa, Yanira se montó en su coche poniéndose en marcha hacia el lugar donde esos chicos le habían dicho, rezando para que le hubieran dicho la verdad y no hacer el ridículo.

Al llegar a la calle, todos los detalles que le dijeron eran ciertos. Se podía ver que se trataba de una urbanización de chalets de lujo.

Siguió conduciendo hasta llegar a la última casa de la calle. Un desfile de coches a cual más lujoso se adentraban en una gran mansión con su correspondiente jardín y piscina.

Yanira tuvo que aparcar el coche muy lejos para no llamar la atención.
Despacio y con su corazón casi en la garganta pasó dentro de aquella mansión. Buscó alguna puerta para poder pasar sin que dos de los guardaespaldas que había en la puerta la echaran.
Para su buena suerte, Yanira vió un chaval joven vestido de camero. Con disimulo se acercó a él pidiéndole que le hiciera el favor de dejarla pasar.

Al principio el muchacho se negó. Pero tras convencerlo Yanira contándole lo que ocurría, él muchacho no le quedó de otra que acceder y dejarla pasar.

--Por cierto muchas gracias soy Yanira. Me acabas de hacer un gran favor.

--Encantado soy Abraham. Pero un momento Yanira, no puedes pasar con esas pintas. Debes cambiarte, has visto como van vestidas las mujeres para la ocasión.

--Pero...yo...--Balbuceaba Yanira atónita sin saber qué hacer en ese momento.

--Ven, iremos con Inma, ella trabaja en el ropero seguro que te podrá ayudar.

Sintiéndose más aliviada, comenzó a caminar detrás de Abraham hasta llegar al ropero. Allí le presentó a Inma la encargada de custodiar la ropa.
Abraham le explicó el problema de Yanira. La mujer se quedó mirándola con lástima. Ella también pasó por lo mismo hace años y no dudó en ayudarla.

--Ven Yanira, aquí tengo vestidos que te podrán servir. Te ayudaré arreglarle.

--Gracias por vuestra ayuda, ojalá encuentre a mi hermano.

Inma llevó a Yanira a un servicio privado y allí le ayudó a cambiarse y maquillarse.

Tras acabar, Yanira se dió el último retoque con la plancha y se echó brillo en sus labios. El vestido no era de su devoción, se encontraba algo incómoda.

--Yanira estás preciosa.

--Es que Inma...no ..sé...me veo rara...

--Estás muy linda, yo pienso que con algo de suerte seguro que te ligas a un millonario.

ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora