Capítulo 7

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El ruido de un coche alertó a Yanira de la llegada de su hermano. Era de madrugada cuando Naím cruzó el umbral de la puerta apretando sus puños colérico.

--¿Ahora llegas Naím?--La voz de Yanira sonó relajada pero con un toque de enfado.

--Quiero que me contestes gorda estúpida. ¿Qué hacías en ese lugar?

--Yo...he ido...a buscarte...--Balbuceaba Yanira siento un breve dolor en su brazo de tenerla agarrarla su hermano tan fuerte.

--Ha buscarme...o a que te follen gorda sebosa.

--Naím me haces daño, yo quería buscarte para que no pelearas.

--No me hagas de reír. Te visto al lado de un hijo de puta de esos ricachones que pagan para llevarse a una tía a la cama y ver como dos tíos se matan. Y tú eres una de ellas, una cualquiera. Me das vergüenza, mírate Yanira. Mírate hay en el espejo, solo estás llena de grasa, ningún tío se va interesar por ti que no sea que le falte un tornillo. --Naím acabó empujando a su hermana contra el mueble.

--Estoy más que harta de tus insultos niñato asqueroso. Así me pagas que me preocupe por ti. Eres un desagradecido Naím,y te prohíbo que vuelvas a pelear.

Naím se giró fulminándola con sus ojos echando fuego. Lleno de ira agarró a su hermana del cuello amenazándole, Yanira ponía resistencia pero nada pudo hacer, Naím tenía mas fuerza y acabó tirada en el suelo retorciéndose del dolor. Su hermano le había pegado varias patadas.

--Para que aprendas a no meterte en vida foca, vaca, gorda imbécil.--Masculló cabreado Naím.

--Yanira estás bien.--Lloraba Yasmina intentando ayudar a levantarse a su hermana.

Yasmina no podía dejar de llorar siendo testigo de todo el daño que le causaba su hermano. Sentía miedo e intentaba buscar alguna solución para ayudar a Yanira. La bondad de Yanira conseguía que se desistiera de buscar soluciones.

Nada más levantarse para ir a trabajar, Yanira se miraba en el espejo observando su cuerpo amoratado sintiendo un terrible dolor en sus costillas. Sin embargo lo que más le dolía era las palabras de su hermano. Podrían llegar a ser muy hirientes pero eran verdaderas, que hombre se iba a fijar en ella con ese cuerpo sobrándole unos kilos.
Una brisa de nostalgia mojó su rostro derrumbándose en un abismo de sufrimiento cayendo al suelo desolada de pensar lo que ocurrió anoche con Alexander. Ella no era bonita, no tenía nada perfecto, sólo estaba jugando con sus ilusiones. Qué tiene de malo ser una chica gordita para que todo el mundo acabe burlándose de ti.

Cabizbaja llegó a su trabajo, pasó a la caravana de Alexander para empezar con la sesión de maquillaje. Hoy debía dibujarle un tatuaje en el pecho disimulando unas heridas.

Mientras esperaba fue preparando todo para cuando llegase Alexander tenerlo todo listo. Alexander nada más entrar la saludó con un tono frío, tras él iba su compañero y amigo Jonathan Muller, también actor.

Yanira comenzó a preparar a Alexander en silencio, debía concentrarse en su trabajo a pesar de sentir molestias por los golpes.

--Bueno Alex que tal anoche con esa rubia.--Preguntó Jonathan.

--Fantástico, no veas que huracán es la cama, es insaciable.--Respondió Alex como si nada.

Yanira se quedó mirando al suelo aguantando un pequeño dolor, tanto de su cuerpo como su corazón. Cerró unos segundos sus ojos alejando esas gotas traicioneras. Muy complicado lo tenía, Alex no paraba de fardar de lo bien que se lo pasó anoche y cada pequeño movimiento que hacia su cuerpo se resentía del dolor.
Sin quedarle de otra tuvo que sentarse para poderle dibujar el tatuaje. Aquello era un reto para ella, tener el cuerpo desnudo ante ella y poder sentir la suavidad de su piel era demasiado. Su cuerpo ya se encargaba de recordarle las palabras de Naím.

ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora