Capítulo 34

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Habían pasado varios meses desde que Yanira y Alexander se dieron una oportunidad en el amor.

A pesar de tener que verse casi a escondidas, por decisión de Yanira al no querer  tener alguna relación con la prensa,  quedaban en verse en casa de ella o en casa de Alexander siempre evitando que algún paparazzi pudiera captar alguna imagen de ellos juntos. Aun así no había nada que le impidiese que cuando estaban cerca uno del otro se demostrasen cuando se aman.

Las Navidades estaban muy próximas y decidieron ir una pequeña finca que tenían los padres de Xander fuera de la ciudad pasar las fiestas junto a sus hermanos.

El viaje había sido largo, en la carretera había algunos atascos, al parecer todo el mundo se había puesto de acuerdo para coger las vacaciones de Navidad el mismo día.

Horas después, llegaron Alexander y Yanira junto a sus hermanos a la casa de campo que tenían los padres de Alexander.

Felices de poder ver a su nieto, Rafael y Olga saludaron a Yanira agradeciéndole el haber asistido junto a Yasmina y Naím.

Tras charlar un rato y jugar con su nieto, Olga acompañó a sus invitados para que descansaran y más tarde bajasen para cenar.
Yanira feliz de poder estar en este día tan especial junto a sus hermanos, subieron hacia la habitación que le indicó Olga para ponerse al día los tres.

Mientras tanto, abajo en un gran salón, Alexander tomó asiento junto a su padre mirando hacia la chimenea que había prendido hace un rato Rafael.

—Bueno hijo tú dirás.—Empezó la conversación Rafael puesto que Alexander no apartaba sus ojos del fuego y había decidido permanecer en silencio.

—Qué quieres saber padre.

—Quiero saber la verdad Alexander. Y no soy tonto para no haberme dado cuenta que desde hace tiempo sé que tú amas a Yanira y quieres al pequeño Ángel.

—No lo voy a negar padre, amo a Yanira y pienso casarme  con ella y formar mi propia familia—Empezó confesando Alexander desafiando con sus ojos a su padre, preparándose para lo que iba a ser una disputa entre ellos.

Rafael guardó silencio durante unos minutos que parecieran una eternidad, miró el fuego seguidamente a su hijo con sus ojos cristalinos. No podía negar que el recuerdo de su hijo estuviera presente en su corazón. Pero no podía negar al único hijo que le quedaba que fuese un desdichado. Si amaba a Yanira como ha venido demostrándolo, él no sería quien se lo prohibiese. Se giró y mirando detenidamente a su hijo lo abrazó conmocionado por la noticia.

—Me alegro hijo mio que hayas elegido una buena mujer, como también me alegro que seas el padre de mi nieto. Nadie mejor que tú le dará ese cariño y amor que Ángel necesita. Desde el cielo tu hermano estará muy agradecido que cuides de Yanira y su hijo.

Alexander se quedó atónito ante las palabras de su padre, por nada del mundo hubiera pensado que se lo tomaría tan bien.

Desde un pequeño rincón del salón, Olga con pañuelo en mano, extendió las manos a su hijo para felicitarlo por la decisión que había tomado. El matrimonio se miró comprendiendo que actuaron mal con Yanira y ahora es el momento de poder solucionar las cosas entre ellos.

Sentados todos en la mesa disfrutaban de una cena familiar entre risas y atenciones para Ángel que era el rey de la casa.

Después de acabar de cenar, todos se sentaron en el salón para hablar un rato más ante de disponerse para irse a dormir.

Rafael miró a su hijo haciéndole un gesto con la cabeza. Imitando una tos y algo nervioso, Alexander se levantó y sacó de su chaqueta una caja de terciopelo negra, mientras la abría se sentó al lado de Yanira para mirarla fijamente a sus ojos claros, aquel brillo que tenía ella en su mirada hizo que el corazón de él latiese con tanta intensidad que ni las palabras le salían de lo nervioso que se encontraba.
Despacio le agarró la mano a Yanira sin apartar sus ojos azules de ella comenzó a declararse:

ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora