Capítulo 31

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Los nervios no tardaron en florecer dentro del organismo de Yanira. A pesar de sentir sus manos temblorosas y un pequeño hormigueo revoloteando en su interior, siguió sirviendo copas de champán y aperitivos a los invitados.
Agradeció que sus jóvenes compañeras fascinadas por ver al guapo actor Alexander Arasi  le pidieran permiso a Yanira para ser ellas quien sirvieran algún tentempié.
Por supuesto ella  agradecía  que le quitaran ese peso y poder aplazar lo imposible.

La cena había sido todo un éxito, los invitados quedaron satisfechos con el menú y la correspondiente bebida.
Nada más acabar la cena, cada uno de los invitados pasó a otra sala para dar sus donaciones para la fundación. Alexander prefirió extender un cheque con una buena suma y dejar que fuese Evelin quien lo sustituya con la pala para la puja.

A fuera, Yanira, seguía sirviendo las bebidas encontrándose algo más aliviada por no haberse tropezado aún  con Alexander.
De pronto un hombre mayor alzó la mano en señal para pedir una copa. Yanira sin perder su sonrisa se acercó al círculo de hombres para servirles una copa, pero de pronto su sonrisa se esfumó, su cuerpo empezó a temblar y ponerse rígido sintiendo como sus manos empezaban a sudarles. Algo insegura se acercó despacio al hombre que le había pedido la copa. Tras extender la copa al hombre, el temblor de tener a Alexander tan cerca dándole la espalda pudo con ella acabando estrellando la bebida contra el suelo.

Yanira se agachó sintiendo como sus mejillas ardían y su cuerpo seguía aumentando de los nervios. Intentaba pronunciar alguna disculpa, pero las palabras apenas le salían debido a su estado de inquietud.

El griterío de aquel hombre, consiguió que las pocas  personas que había centrarán su atención en ellos.

—-Es que no ve lo hace. Mire me ha manchado mi caro traje. Es usted una incompetente. Debe ser despedida por inútil.

—-Señor lleva usted razón, inmediatamente hablaré con la señorita para ponerla en su sitio. —-Decía Germán dirigiéndose al hombre que se hallaba furioso por que la bebida le salpicó en su caro traje.

Mientras aguantando sus lágrimas, Yanira recogía los cristales con la mano, arrodillada limpiaba el suelo bajo el griterío de aquel hombre y las palabras ofensivas de su jefe.

Alexander que se encontraba presenciando la escena, no podía soportar que Martín Banrs le estuviera gritando a esa pobre muchacha de esa manera. Apretó sus puños y despacio caminó hacía Martín  con la intención de hacerlo callar.

—-Escúcheme Banrs. No vuelva alzar la voz a la señorita. Todo el mundo cometemos errores. Si te ha manchado el traje vas y te lo lavas.

—-Pero como puedes hablar así Alexander. Mira como me ha puesto la idiota esta.

—-Banrs, ve al baño y enguájate la boca que falta te hace.—-Alexander esquivó a Barns para encarar a Germán. Tras tener varias palabras con Germán, Alexander no dudó en ponerse de cuclillas y ayudar a esa pobre muchacha que no dejaba de sollozar.

—-Tranquila señorita, todos cometemos errores. —-Dijo Alexander intentando ver el rostro de aquella muchacha que se ocultaba entre su cabello lacio y largo para poder tranquilizarla.

—-No es nada Xander.—-Ya no había marcha atrás y aquella frase le costó horrores pronunciarla a ella.

Al escuchar «Xander» Su corazón empezó a latir con más fuerza, por sus venas sentía como la sangre le ardía del impacto de ver de nuevo a Yanira. Curioso, le apartó el pelo que le caía tapándole su rostro echándoselo hacia un lado. Sus ojos azules brillaron como el resplandor del Sol en el mar, los ojos claros de ella se mantuvieron fijos mirando al hombre que tenía tan cerca, sintiendo como su corazón empezó a galopar en su pecho. Ninguno pudo mediar palabra, sus miradas hablaban por si solas.

ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora