CAP. 33. II PARTE.

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DEDICADO A TODOS Y TODAS LOS LECTORES CON CARIÑO. MUCHAS GRACIAS♦

Ver en el estado que se había ido Xander, Yanira sintió como su mundo se derrumba dejando paso a unas pequeñas gotas que recorrían sus mejillas amargamente. Nunca debió comparar ha Alexander con Charlie.
Decidida para que la perdone, Yanira tocó la puerta de su casa, pudiendo sentir como sus pulsaciones aumentaban dando comienzo a un intenso martilleo en su pecho.

Al instante Alexander abrió la puerta, algo molesto le preguntó que quería.
Mientras  Yanira contemplaba su rostro contraído pero al mismo tiempo se veía tan sexy con su camisa desabrochada hasta la mitad y arremangado hasta el codo. Aquella escena dejó fuera de lugar a Yanira, casi ni podía mirarlo de lo excitada que se encontraba.

—Qué quieres Yanira.—Repitió Alexander enfadado.

—Yo... venía para...para...pedirte perdón. Siento mucho haberte comparado con Charlie, no debí hacer ese comentario. Lo siento.

—Ok. Si tanto asco te doy solo tenías que haberme parado, escúchame Yanira, nunca voy hacer algo en contra de tú voluntad. Me oyes, nunca te lastimaría. Ahora vete.

—No me voy sin antes haber conseguido tú perdón.

—De qué te tengo que perdonarte.
De qué te casaras con mi hermano cuando yo estaba enamorado de ti, y que durante estos malditos años lo he pasado mal. Eso es lo que quieres, pues estas perdonada.

—Xander... Porqué nunca me lo dijiste. Yo...

—Maldita sea Yanira, qué quieres que hiciera, Charlie me confesó que te amaba y por otro lado tú también lo amabas a él, dime cómo quieres que te lo hubiera dicho. Acaso eso hubiera servido para que no te casaras con él.

Yanira bajó su cabeza avergonzada sin saber que responderle, su corazón estaba dividido y esa misma noche se había enterado que Alexander estaba enamorado de ella.

—Xander, nunca olvidaré a Charlie, pero tampoco quiero lastimarte porque...

—Porque qué Yanira...—Mientras le preguntaba se fue acercando a ella, estaba a escasos centímetros de ella la tentación de besarla pudo con él. La agarró de su nuca besándola con fervor enredando sus lenguas aumentando la tentación de tenerla desnuda entre sus brazos.
Ella que desde hace tanto tiempo anhelaba poder estar en los brazos de él, se dejó llevar.
Impaciente con manos temblorosas le desabrochó su camisa pudiendo pasear sus manos por su fibroso abdomen comenzando a excitarse. Él mirándola con ojos lujuriosos sentía como el calor de su piel ardía bajo el tacto de ella.

Animado por lo que le hacía sentir ella, irritado comenzó a desnudarla con poca paciencia.
Le quitó su camiseta, aprovechando que tenía sus brazos en alto, le agarró de sus muñecas acorralándola contra la pared y su cuerpo, dando comienzo a una infinidad de besos que empezaban desde su boca, cuello, pecho, vientre hasta llegar a su centrito. Arrodillado ante ella empezó a jugar con su intimidad dando paso a
pequeños temblores que sacudían todo su cuerpo encendiéndola más.
Cuando ya la tenía deseosa y excitada, se levantó, agarrándola de sus caderas le dió la vuelta con brusquedad contra la pared.
Sus pieles desnudas se rozaban aumentando el estímulo de querer más.

—Ahora dime Yanira, en qué brazos estas.

Yanira no podía responder, las palabras iniciaron ha agolparse en su garganta como sus lágrimas, ante esa pregunta.

—No me hagas esto por favor...

—Entonces quieres que pare.

—Xander...—Susurro ella impaciente por que Xander le hiciera el amor.

—Así me gusta que sepas con quién estás. Porque mi hermano no va volver Yanira. Ya no volverá, él nos dejó y yo te amo.—La voz de él sonaba como una melodía escrita por el mejor compositor.
Nervioso y deseoso la giró para poder delitarse con el cuerpo de ella desnudo.
Lentamente la guió hasta su habitación. Como un débil cristal la depositó en la cama, detrás él se puso encima de ella, la besó despacio entrelazando sus manos para dejarse llevarse por lo que sienten, acabando haciendo el amor.

A la mañana siguiente, Yanira se despertó feliz de haber hecho el amor con Xander. Pero el no se encontraba en la cama,  en su lado había una rosa roja con una nota.
Yanira agarró la rosa, leyó la nota y volvió a sonreír.
A continuación se fue para el baño, donde se encontró otra rosa.
Feliz por ese detalle, Yanira bajó para la cocina, encontrándose por el camino varias rosas que la guiaron hacia la cocina donde había otro ramo de rosas y la mesa puesta con el desayuno.

Ella esbozó una sonrisa estrechando las rosas contra su pecho.

— Buenos días mi linda. Has descansado bien.

—Sí, muy bien. Gracias por las rosas.

—No tienes porqué dármelas. Todo se me hace poco para ti. Sólo quiero hacerte feliz y que lo seas junto a mí.

—Lo soy Xander, soy muy feliz porque te quiero con todo mi corazón.

Al escuchar de los labios de Yanira que lo quería, Alexander la miró con adoración y ternura. Acarició sus mejillas clavando sus ojos azules en ella para besarla.

Después de terminar de desayunar con tristeza, Yanira y Alexander se tuvieron que separar, cada uno tenía que ir a sus correspondientes trabajos.

—Espero verte hoy mi linda. Te echaré de menos.

—Yo también te echaré de menos y contaré las horas para volver a verte mi amor.

Con un último beso se despidieron en volverse a ver en la noche.

Nada más cruzar por la puerta, Susi la esperaba a su amiga impaciente para que le contaste con pelos y señales lo vivido la noche anterior con Xander.
Yanira empezó a contarle todo a Susi, al terminar Susi la abrazó feliz por Yanira porque por al fin pueda estar junto Alexander.

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ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora