Capítulo 26

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La Luna brillaba medio oculta entre unas nubes. Yanira la contemplaba despojándose de su lamento. Su corazón ya no latía con tanta intensidad puesto que comenzaba ha destrozarse. Su cuerpo empezaba aflojarse y su lamento no cesada de tener que ver cómo el hombre que ama se va marchitando lentamente.

Inhaló para llenar sus pulmones de aire y soltarlos despacio. Mirar a Charlie tumbado durmiendo conectado a una máquina, era caérsele el alma al suelo. Yanira tomó una de las manos de Charlie y se la acercó a sus labios para besarla. Cuánto hubiera deseado que Charlie no tuviera que irse de su lado. Y lo peor de todo no podrá conocer a su hijo.

Aquel pensamiento la hundió más, dejando caer sus lágrimas amargas que recorrían sus pómulos y acaban en la mano de él.

«Te quiero», pronunció Yanira mientras escondía su cabeza entre su brazo y el colchón llorando dolorosamente devastada por la angustia de tener que presenciar algo tan desagradable.

A la mañana siguiente Charlie abrió los ojos y durante un buen rato miró a Yanira que se encontraba mirando por la ventana.

--Yanira mi linda.

--Charlie buenos días mi amor. --Yanira se acercó a él aparentando que todo estaba bien dándole un beso en sus labios.

--Siento hacerte pasar por esto mi linda.

--No te preocupes mi amor, pronto nos iremos a casa. Y te recuperarás más rápido. Como se suele decir, como en casa en ningún sitio.

--Yanira, dime la verdad. ¿Podré conocer a mi hijo?

Aquella frase pilló por sorpresa a Yanira. Solo pudo mirarlo a sus hermosos ojos azules y sonreirle.

¿Cómo podía decirle que su vida se estaba apagando? Sabía que tenía que contarle la verdad pero...¿ cómo se hacía eso? Las palabras cada vez se le agolpaban más en su garganta llegando hacerse un nudo impidiéndole poder hablar. Tan sólo pudo guardar silencio mientras dejaba que sus lágrimas la delatasen.

Los ojos de Charlie se quedaron fijos en los de ella, sintiéndose débil y pusilánime de ver cómo sufría por él.

--Charlie quieres que llame a tus padres. Pienso que deben saber lo que ocurre.

--De acuerdo, llámalos pero te advierto que te vas arrepentir.

Mientras Charlie descansaba, Yanira llamó a sus padres diciéndoles lo que ocurría. Cómo era de esperar Olga empezó a dramatizar porque su hijo se moría.

Al llegar a la habitación donde se encontraba Charlie ingresado, Olga pasó con su habitual actitud de desairar a Yanira. Empezó a llorar y hablarle a su hijo.
Aquella escena estaba poniéndole furiosa a Yanira. En vez de exagerar las cosas, debería de intentar aparentar que todo está bien, para no preocupar a Charlie.

Yanira no se lo pensó. Agarró a Olga de un brazo y la sacó al pasillo, para hablar a solas.

--Ni me toques, Yanira.

--Vaya veo que sabe como me llamo.

--Normal eres famosa a costa de mí familia.

--Mire señora, guardese sus rencores y  piense en Charlie. Séquese sus lágrimas y sonría cuanto esté con él.

--Yo soy su madre, y mi corazón es frágil. No como el tuyo que...

--Qué señora. Acaso yo ni siento ni padezco. Escúcheme bien, o aparenta delante de mi marido que todo marcha con normalidad o le juro...

--¡Qué! Muerta de hambre. Acaso me vas amenazar y ha decir como debo actuar ante mi hijo. No te atrevas estúpida porque vas a saber...

--¡Basta ya madre! No le da vergüenza formar este número en el hospital.--Intervino Alexander que recién había llegado después de que lo llamase Yanira dándole la noticia.

ÁMAME O DÉJAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora