Llegamos al aeropuerto y Mike le dejó el coche a un señor del parking subterráneo diciendo que lo había alquilado aquí dentro y ahora tenía que devolverlo.
No es como si me importara o quisiera una explicación, pero lo hizo de todos modos. Creí que solo hizo eso para tratar de hablarme, charlar o mantener una pequeña conversación, pero solo lo miré para hacerle saber que estaba escuchando, pero que no tenía nada que responder.
Me hice a un lado con mis maletas, pero de lejos vi perfectamente como le pagó a ese chico con un billete bastante grande y los ojos del tipo se abrieron de sorpresa mientras le agradecía enormemente. Mis ojos también se abrieron porque no sabía que tal billete pudiera existir.
Intentando tener una cara seria e indiferente de nuevo, comenzamos a adentrarnos en el aeropuerto propiamente dicho, embarcamos las maletas y nos sentamos en silencio a esperar que llamaran por nuestro vuelo.
Saqué mi teléfono móvil del bolsillo de la sudadera, me puse música con los auriculares y acosté la cabeza hacia atrás en el asiento individual mientras cerraba los ojos, evadiéndome de mi vida durante unos momentos.
La música era mi vida y mi método de escape.
Me encantaba tocar la guitarra tanto como cantar y, en mi antiguo instituto, mi profesora de música me solía decir que se me daba bastante bien, que podría llegar a tener un gran futuro como cantante si decidía dedicarme a ello, lo que me animaba a querer hacerlo, pero sabía que no sería cierto, que solo sería una afición más porque no tenía la confianza suficiente.
Además, era demasiado tímida, sobre todo delante de la gente.
Por eso nadie lo sabía.
Mike palmeó mi hombro y me sobresalté alejándome de él, que solo me avisó que ya teníamos que ponernos en la fila para subirnos al avión. Asentí y me dispuse a seguirlo.
Quince minutos más tarde estábamos oyendo el aburrido discurso de la azafata sobre la seguridad mientras el avión iba despegando. Al menos, me tocó al lado de la ventana y a Mike por el pasillo.
Cuando ya estuvimos estabilizados en el aire, mi cuidador dijo que iba al baño, así que él se fue y yo aproveché el momento de que ya podía usar mi teléfono móvil para buscar información sobre él.
En el buscador puse "Michael Ellison" y miles de resultados aparecieron, pero entré en el primero, que era como una ficha con su información básica, lo que me interesaba para saber qué clase de persona me tenía ahora a su cuidado.
"Michael Ellison nacido el 7 de Septiembre 19XX (35 años), es un famoso actor estadounidense nacido en Arizona, aunque actualmente tiene residencia en Los Ángeles. Se le puede reconocer de varias series de televisión y películas tales como..."
Oí a mi acompañante volver del baño, así que dejé de leer la pequeña biografía y cerré el buscador abriendo otra aplicación aleatoria para que no me descubriera buscando información sobre su persona cuando se sentó a mi lado.
—¿Hablas con alguien? —Preguntó al verme con el teléfono en la mano y una red social abierta.
Negué lentamente agachando la cabeza. No tenía amigos, nunca tuve, así que no, no tenía a alguien esperando un mensaje mío al igual que yo tampoco esperaba un mensaje de nadie.
—Sé que esto es muy difícil para ti, Katie. Tu padre se fue, perdiste a tu madre recientemente y estás acostumbrada a estar con John, pero después de lo que pasó, él no pudo mantenerte porque él tampoco está una buena situación mental. También estaba muy afectado. Lo entiendes, ¿verdad? —Asentí.
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Katie.
ChickLitKatie tiene veinte años, una vida de abusos demasiado difícil que cambia drásticamente de un día para el otro, eso sin contar el horrible temor a los hombres que padece por culpa del desgraciado novio de su madre. Dicen que el destino es caprichoso...