11. -¿La mala?

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Cuando cerré la puerta, me senté en el borde de la cama por el borde de abajo frente a la televisión y la encendí en el canal que Abby me decía, pues aún estábamos al teléfono.

Estaba saliendo la introducción con una suave banda sonora presentando a los personajes y los nombres reales de los actores, así que aproveché para memorizar de nuevo los apellidos de los chicos.

—Que sepas que te estaré escribiendo mientras la vemos, así la comentamos juntas. ¡No te duermas! —Fue lo último que oí de Abby antes de colgar.

Dejé el móvil sobre la cama para ir al baño a cambiarme de ropa por algo más cómodo para dormir que el pantalón vaquero, optando por una camiseta de mangas largas, pero un pantalón algo más corto por las rodillas, como los de fútbol.

Después de todo, nadie tenía que entrar a mi habitación a esta hora, además hacía bastante calor y quería usar esta ropa a pesar de las cicatrices. Por suerte, las de mis piernas estaban solo en los muslos, la parte interna de ellos y un poco más arriba, por lo que los pantalones las cubrían todas.

Mientras me cambiaba de ropa y me lavaba en el baño, la televisión seguía su curso con la serie de fondo, así que la estuve escuchando hasta que regresé a la habitación y me senté de nuevo en la cama.

Crucé las piernas sentándome sobre ellas y, con el teléfono en la mano, Abby aprovechó para ponerme al tanto de todo lo que estaba pasando, aunque en realidad no me interesaba demasiado saber que esos eran los hombres que vivían conmigo y de quien desconfiaba a veces.

Cuando el episodio de hoy de la serie terminó después de casi cuarenta y cinco minutos, apagué la televisión y me senté en el escritorio con el ordenador portátil encendido, aunque Abby todavía me estaba enviando mensajes de texto por el teléfono.

"Me iré a dormir, pero te veré mañana en clase, ¿verdad?" Leí.

"Se supone que no debo ir hasta el próximo lunes, pero tal vez el miércoles pueda ir". Le envié.

No quería quedarme sola en esta casa durante los seis días restantes porque no sabía qué hacer. Podía ingresar a la escuela de adultos lo antes posible y así mantenía mi mente ocupada con otras cosas que no eran mis miedos.

"¿Por qué no puedes ir?" Sentí su curiosidad a través del mensaje.

"No puedo decírtelo por mensaje." Lo envié de nuevo con un suspiro.

"Bueno, mañana por la tarde nos vemos en el parque y me dices. ¡Ahora tengo mucha curiosidad!" Me reí.

"Buenas noches, Abby." Le envié simplemente para cambiar de tema.

"¡Buenas noches, Katie!" Se despidió.

Cuando vi que se había desconectado, dejé el teléfono a un lado y me puse a oír música en el ordenador o a ver algunos vídeos que no sabía ni cómo había llegado a ellos. Me mantenía con la mente ocupada.

Luego recordé que debería buscar información sobre los chicos y, aunque había intentado memorizar sus apellidos, no los recordaba porque los entremezclaba llamando a uno como era otro, así que busqué la serie y me salió todo el elenco de actores.

El video que estaba escuchando había terminado y solo tenía mis auriculares puestos, así que pude escuchar perfectamente la puerta de la habitación abriéndose, lo que me dio tiempo suficiente para cerrar la página oficial de la serie que estaba memorizando.

—¿Puedo entrar? —Me quité los auriculares y me giré para ver a Mike parado en mitad de la habitación, viendo la pantalla del portátil. —¿Qué estás viendo, Kay? —Miré también a la pantalla cuando frunció el ceño.

Katie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora