Cuando salieron, Alemania quiso ver la otra habitación de aquel piso y cerciorarse si era segura. Prusia lo miró con recelo, recordando lo que había sucedido en ella pero, al asomarse, aquel agujero había desaparecido. Notó que Japón se ponía a su lado, mirando el mismo lugar, con cara contrariada y ojos entornados.
-¿Sucede algo?-preguntó Prusia, retirándose, haciéndose el loco.-
-No... Sólo que me sigo preguntando como se abrió aquel agujero tan de repente.-se quedó pensativo, agachándose, pasando la mano por el suelo, no notándose ningún borde que indicará que allí hubiera una trampilla.-
Prusia paró su paso, encogiéndose, mirando al japonés por encima de su hombro con cierto espanto. Sabía que Japón se enfadaba pocas veces, pero cuando lo hacia... El albino engulló saliva, aunque le dio que no lo relacionaba con su caída, pero en ese instante los ojos oscuros del pequeño hombre se clavaban en él, con cierta sospecha. Prusia volvió la vista al frente, maldiciendo por lo bajo.
-Prussia-san, ¿no tendrá a caso alguna idea de como sucedió?-
El nombrado sintió como si lo traspasará, girándose lentamente, viendo que el japonés estaba cruzado de brazos, con su mirada intensa sobre él. Daba la sensación de que era capaz de leerle la mente, pero, rápidamente, negó con la cabeza, al tiempo que Japón se acercaba a él. Cuando iba a defenderse, vio como Alemania e Italia trasteaban con la palanca, por la cual cosa Prusia salió corriendo hacia ellos, llamándoles la atención, pero era demasiado tarde: Italia la había subido hasta la mitad, partiéndose a continuación, quedando inutilizada.
- Scheiße(1)!-clamó Prusia, colocándose Japón a su lado, viendo el rostro asustado del albino.-
De repente la habitación se sacudió, por la cual cosa el japonés se desestabilizó, reteniéndolo el prusiano, mientras miraba a su alrededor, atento, con la mano en la empuñadura.
-¿Ahora qué?-masculló entre dientes, sosteniendo aún por los hombros a Japón, dispuesto a protegerlo si hiciera falta.-
De una pequeña obertura del techo cayó algo al suelo, sonando a metal, rebotando contra la bota de Italia, quien se agachó, recogiendo aquel objeto. Japón se dejó caer en el pecho de Prusia, suspirando, negando con la cabeza, no queriendo saber que era, aunque se lo temía.
-Una... llave.-dijo el italiano. Japón quería echarse a llorar... ¿Qué problema tenía el dueño de aquella casa con las llaves?- "Sala Chimenea. 2do piso".-leyó Italia.-¿Vamos?-preguntó el joven.-
-¿Qué tenemos que perder?-quiso saber Alemania.-
"Mucho más de lo que creen...", pensó Japón, pero prefirió callar, mirando de mala gana la llave.
Salieron de allí, encaminándose hacia la segunda planta, aunque aquel trayecto se les hizo eterno a Prusia y a Japón, los cuáles caminaban lentamente. Alemania, que iba delante con Italia, los iba vigilando por encima de su hombro, para que no se rezagarán más de lo preciso.
Al llegar al pie de la escalera, el germano miró a ambos lados del pasillo, parándose. Cuando Japón llegó a su lado, trastabilló, puniendo el alemán una mano en su hombro para que no cayera.
-¿Hacia dónde?- le preguntó, mirándolo con preocupación.-
-Izquierda...-contestó exhausto, señalándolo el tramo del pasillo, recordando que en el lado contrario era donde el albino y él habían combatido contra aquella cosa.-
-¿Seguro?-
Japón no dijo nada, sencillamente asintió. Viéndolo más estable, abrió la marcha. Lo mismo hizo delante de la primera puerta que encontraron, pidiéndoles que se quedarán detrás de él por simple cuestión de protección, pasando a abrirla.
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Hetaoni
FanfictionUna mansión en medio de la montaña, rodeada de un oscuro y profundo bosque, a tres horas a pie de la civilización. Nadie sabe cuanto lleva allí y si alguna vez estuvo habitada por alguien... Pero se dice que todo aquel que se atreve a cruzar el umbr...