Capítulo 8-Dos segundos más/ ¿Culpable?

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Se habían levantado todos, encontrándose alrededor de una de las mesas, comiendo y charlando animadamente, a pesar de que Alemania e Inglaterra habían pedido poder celebrar una reunión de emergencia para así debatir el nuevo panorama que tenían en frente, más aún después de perder su única vía de escape de aquel lugar. El único que en aquel instante parecía más retraído de lo normal y que no hacía más que dar vueltas a la comida en su plato era Canadá. América lo contempló extrañado, pero prefirió no decir nada.

-Siento ser yo quien rompa el encanto del momento... Pero, ¿alguien tiene algo que decir?-señaló Rusia.-

Fue entonces cuando el canadiense frunció el ceño, dejando el cubierto en el plato, apartándolo para sorpresa de todos, pasando a ponerse en pie. Todos se estaban habituando a que el más joven de los norteamericanos se hiciera oír, dándole un reconicido mérito por su gran inteligencia, su buena manera de explicar las cosas y de exponerlas con claridad.

-Oui...Y, me da igual si os importa o no, pero pienso tomar yo la palabra...-sentenció cruzándose de brazos, mirando con recelo a todos los allí sentados, molesto.-No voy a permitir que nadie lo ataque como vi que hicisteis en la primera reunión.-recriminó, viendo como la gran mayoría de los allí sentados agachaban la cabeza ante aquel reproche, sabiendo por donde iba el canadiense.-¿América?-

-Yeah?-contestó inmediatamente, alzando sus ojos.-

-Todo esto empezó por culpa de ese rumor del que te enteraste y que dejaste caer como una bomba en la maldita Cumbre Mundial... Pero, ahora que estás presente y puedes defenderte, quiero que contestes a algo... ¿Tienes algo que ver con lo que esta pasando aquí dentro? La verdad, quiero pensar que es una coincidencia que ese monstruo se parezca a Tony...-

América se recostó en el respaldo de la silla, mirando asombrado a su hermano.  Con lentitud, pasó a recorrer cada uno de los rostros de los allí presentes, dándole la sensación de que la tensión crecía por segundos. Divertido, desvío sus ojos hacía el techo, pasando a columpiarse en las dos patas traseras de la silla.

-Yo no creo que esa cosa se parezca, ni por asomo a Tony... No sé con que ojo lo habéis mirado para decir tal cosa... ¡Sólo son del mismo color!-ironizó América, mirándolos burlón.-No creo que sean ni familia... pero eso no creo que venga a cuenta.-señaló, dejando caer hacia adelante la silla, cruzando las piernas.-En cuanto a tu pregunta, bro... No tengo nada que ver con lo que aquí sucede. Os puntualizo que, aquí el presente acusado, y supongo que ya me habéis puesto el cartel de culpable, junto con Francia y Prusia, luchó contra esa mala copia de Tony y, para su desgracia, se quedó encerrado con sus "amigos" europeos.-

Estaba bien claro que aquello era un punto para el estadounidense, sonriéndoles a todos con suficiencia, aunque aquella sonrisa desapareció pronto, apoyando los codos en la mesa, enlazando sus dedos, pasando dejar descansar sobre estos su mentón, entornando los párpados.

-Aunque si que hay algo en lo que podéis acusarme... Yo os arrastré hasta este infierno, todo por culpa de mi cabezoneria e insistencia.-puntualizó.-De ello, sí me declaro culpable.-

En ese instante, Italia dió un respingo, pasando a mirar asombrado al estadounidense, encontrándose los ojos de ambos en el vacio. Italia engulló saliva con esfuerzo, viéndose reflejado en los hermosos, pero profundos ojos de aquella nación. No tuvo más que agachar la cabeza, sonriendo levemente América, volviendo su atención hacia el resto de los allí reunidos.

-Si no hubiera dicho nada, está claro que todo esto no estaría sucediendo. Estaba preparado para que me echaráis la bronca, de todas maneras.-continuó, encogiéndose de hombros.-Estoy hasta un poco decepcionado por ello... Aunque, si os soy sincero, me hace feliz de que no os hayáis enfadado conmigo.-

HetaoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora