Japón fue el primero en llegar junto al alemán, seguido de Prusia, ayundándolo entre los dos a ponerse en pie, intertogándolo los tres con la mirada, pero en ese instante los ojos ámbar del italiano buscaban a otra persona, alzando su mano, señalándolo con desprecio.
-¿Por qué no dijiste nada?¿Por qué lo ocultaste?-interrogó con frialdad a esa persona, sin dejar de señalarlo.-¿Por qué ocultaste la verdad en su momento, Estados Unidos de América?-
-Shut up, Italy!-clamó el nombrado, dando un paso al frente, desmarcándose del resto, llegando hasta los barrotes.-¡No cometas una estupidez!-
-No...Quiero oírte decir la verdad.-insistió Italia, colocándose enfrente del norteamericano, quedando separados por las barras, aferrándose con fuerza a ellos América, con el ceño fruncido.-¡Dilo!-le gritó, pero el rubio no dijo nada.-¿Quién es el verdadero culpable de haberos arrastrando hasta aquí?-
-Damn it, Italy!-murmuró América, viéndose preocupación en su mirada zafira.-No hay necesidad que te hagas esto...-
América miró por encima de su hombro al empezar a oír murmullos a sus espaldas. ¡El tiempo se había acabado! Negó con la cabeza... ¿Qué podía hacer? Miró de nuevo al italiano, implorante. Él estaba acostumbrado que lo señalarán y lo culparán, que le cargarán cualquier problema y lo había asumido, pero Italia...
-No te hagas esto...-repitió América, sonando a suplica.-
-¿De qué está hablando, aru?-
América cerró los ojos, apoyando su cabeza en los barrotes: el baile había empezado y ya no había marcha atrás.¿Por qué? ¿Por qué tenía que hacer aquello el italiano? Dios sabía que había tratado de ocultarlo, que había hecho cuanto estaba en su mano...
-Te han hecho una pregunta, América.-intervino el ruso, dando un paso al frente, pero el nombrado no se movió.-¿América?-
-Shut up... Shut up...-repetía una y otra vez en voz baja el rubio, con los ojos cerrados, dando leves golpes con su frente en una de aquellas barras, desesperado.-
-Se me olvidaba...Ya que América parece estar pensando la respuesta correcta a daros...-se burló Italia, a lo que el norteamericano abrió los ojos, fulminándolo.-En esa caja no hay nada... Está vacia... Scusi.-
-Entonces...¿Todo fue teatro?-preguntó Canadá, colocándose junto a su hermano, encarando también al italiano, viendo que este empezaba a reír.-
-¡América!-exclamó Inglaterra, por la cual cosa el nombrado resopló. No quería liar más la cosa y, la mejor opción era el silencio.-¿De qué está hablando Italia?¿Qué lleváis entre manos?-
El estadounidense se giró, dándole la espalda al italiano, agachando la cabeza ante todos, visiblemente derrotado, se mantenía en absoluto silencio, mirándolos a todos con recelo a través de su cabello dorado, como si fueran enemigos. Ninguno de los que estaban allí era capaz de saber que pasaba por la cabeza de aquel joven, ni tan siquiera su hermano gemelo.
-No piensas decirlo,¿verdad? Vas a seguir aferrándote a esas estúpidas normas morales tuyas,¿cierto?-recriminó Italia, pero a pedar de su ataque, la mirada que le brindo América estaba llena de compasión, dejándolo atónito.¿Sentía compasión por él? Aquello enervó a Italia, golpeando frustrado los barrotes... Estaba a punto de desmoronarse.-¡¡Maldita sea!!¿¡Cómo puedes ser tan idiota, América!?-gritaba ante la pasividad del estadounidense.-
-ITALIEN!!-se elevó la profunda voz del alemán, encogiéndose inconscientemente. Poco a poco, se volvió hacia el rubio, encontrándolo furioso, los nudillos blancos de cogerse con tanta fuerza a los barrotes.-¡Abre la maldita puerta!-ordenó, provocando que el italiano volviera a encogerse, cerrando con fuerza los párpados.-
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Hetaoni
FanficUna mansión en medio de la montaña, rodeada de un oscuro y profundo bosque, a tres horas a pie de la civilización. Nadie sabe cuanto lleva allí y si alguna vez estuvo habitada por alguien... Pero se dice que todo aquel que se atreve a cruzar el umbr...