“Alan Muller, otra vez”
No estaba segura de que hacer exactamente esa mañana cuando se despertó. No quería verlo a los ojos pero sabía también que sería inútil intentar evitarlo viviendo en la misma casa. Se tronó los dedos de las manos y se mordió el labio, nerviosa ¿Qué podía hacer? ¿Por dónde empezar a arreglar el daño que se había hecho a sí misma al permitir que la besara e incluso casi le hiciera el amor?
No sabía y tampoco tenía respuesta alguna.
Justin estaba sentado en el comedor firmando algunos, por no decir demasiados, fotos de él mismo, cuando ella puso el pie en el último peldaño de la escalera, se mordió el labio otra vez y algo insegura se acercó, para sentarse en la silla frente a él. Él evito mirarla al sentir que su presencia lo invadió de improvisto. No había podido dormir pensando en eso así que simplemente No se sentía capaz de luchar contra aquellos ojos cafés. Después de anoche, seguramente no podría, Aunque implicara poner en juicio todo de lo que él creía estar seguro. Inspiró profundo y trató de no pensar al mismo tiempo en que ponía su firma en otra de las fotos que le había mandado a autografiar.
-¿Tienes que firmarlos todos? – le preguntó, rompiendo el silencio después de varios minutos de quietud.
-Si – respondió él sin dirigirle la mirada aun y se aferró al lapicero para no alzar la mirada. - hay casi quinientos - la castaña pareció sorprendida por la cantidad y dirigió su vista a la pila de fotos que él tenía organizadas en pequeños montoncitos a un lado en la mesa
-¿Quieres que te ayude? – le preguntó después compadeciéndose de él ¡era demasiado para una sola persona!
-¿Cómo podrías?
-Pues… - murmuró ella en busca de una idea hasta que la tuvo - Intentare imitar tu firma - Ahora, con una sonrisa de inocencia en su rostro, agarró una de las fotos de la pila de la derecha y le quitó el lapicero de las manos a Justin. Escribió “Justin” con la caligrafía más parecida a la del rubio que pudo, pero… ¡Quedó terrible! Él desistió de la idea inmediatamente vio la firma que había hecho ella y le quito el lapicero de las manos.
-Creo que es mejor que lo haga yo. – le dijo.
-Vale – murmuró de la manera aunque sabía que su firma había sido un asco, no le discutió posiblemente porque en ese momento su celular empezó a sonar y la distrajo de cualquier palabra que tuviera en mente para discutir.
Sacó su teléfono del bolsillo trasero de su short y contesto, Vaya sorpresa
Era Alan.
-Alan – Aludió dibujando una sonrisa en sus labios y en el preciso momento en que ella dijo ese nombre, Justin paró oído atento ¡eso era lo que faltaba! ¿no? Que la estuviera llamando ¿para qué? - ¿Cómo estás? - Alan se notó aliviado del otro lado de la línea.
-Bien, Jane, es bueno escucharte a esta hora ¿Cómo te fue ayer con Justin? ¿Todo bien?
La castaña le dirigió una mirada a él quien estaba concentrado en sus fotos en frente de ella y dejó escapar un poco de aire ¡Ni siquiera era capaz de verla a la cara!
-Si – respondió en tono suave – al final no resultó ser nada grave.
- Esa es una buena noticia.
-Si lo es. – Jane sonrió de mentiras para sí misma al recordar que Justin simplemente no tenía nada importante que hacer y la había hecho regresar porque si
-La verdad es que te estoy llamando por un motivo – Alan la sacó de sus pensamientos - ¿Tienes tiempo para salir hoy? Me gustaría que fueras a cenar conmigo.