"Realidad, Fantasia, Solo realidad"
“Lo que es un sueño, es un sueño, lo que es real, es real pero ¿Qué pasa cuando todo se queda en la mitad de un sueño y una realidad? ¿Qué pasa cuando no lo sabes? ¿Qué pasa… ahora?”
Las luces del alba, que se espacian por el cielo amplio y oscuro, llegaban rápidamente a este, tiñéndolo de un color morado azuloso y algunos tonos amarillo pálido. La mañana llegaba rápido. Y estos primeros rayos de luz, inevitablemente puros y cálidos, se introdujeron a la pequeña casa del lago por la misma hendija de la ventana en donde la noche anterior se habían introducido los de la luna. El sol, el día. Sus parpados parecían ser de hierro por lo pesado que los sentía y ese brillo débil que amenazaba con golpear sus ojos la molestaba de sobremanera, pero no tanto como el dolor débil que sentía en sus muslos, en sus piernas y en su cuello al moverse quedadamente sobre el sillón.
La realidad la sabía. Esos dolores eran debido a lo que había estado haciendo con Justin anoche, Si no ¿Por qué más? ¿Por qué más, que por primera vez sin miedo se le hubiera entregado? Lo quería, era una realidad palpable, una mágica realidad porque él parecía quererla también.
Estiró su brazo al aire, aun no podía creérselo, Aun sentía su cálido respiro sobre el cabello y lo dulce de sus labios en su cuerpo. Se lo había permitido y sus palabras aun retumbaban en sus oídos tan suaves y claras como el cantar de un pájaro en el bosque
“Entonces ambos debemos estar asustados Jane, Creo que me siento igual que tu”
Con este dulce recuerdo abrió los ojos. En medio de la oscuridad, en la noche y por la tormenta, no se había parado a fijarse en lo peculiar que era la casa. Todo estaba muy bien dividido en espacio y proporciones. Podía ver acostada en el sillón la sala y la cocina, y también la puerta de lo que debía ser el cuarto. Se levantó del sillón entonces, cubriéndose el cuerpo desnudo con las sabanas y ladeó la cabeza de izquierda a derecha en la sala.
Un frio le recorrió el cuerpo y trató de entenderlo por un momento.
El espacio del sillón a su lado se encontraba vacío y ella estaba sola.
Justin ¿Se había ido?
Pensarlo logró desubicarla unos minutos ¿Dónde estaba él? Se puso de pie con la sabana encima y camino hacía la puerta cerrada que ella había supuesto era la habitación. La abrió esperando que él estuviera allí, pero no estaba, tampoco estaba en el baño o fuera.
Conclusión: él no estaba en la casa.
Sentirse confundida no era algo que le extrañara, puesto que ¿De qué otra manera se iba a sentir? Volvió a sentarse en el sillón y un escalofrió le recorrió el cuerpo. Ahora que ya había amanecido veía las cosas como eran, pero ¿Cómo eran?
Buscó su ropa en el piso, asustada de que era lo que iba a pasar ahora, cuando, aun lado del sofá, en una pequeña mesita, se encontró con un papel.
“Tuve que irme primero porque algo se me presentó. Zayn se encargara de llevarte a casa, no te preocupes, supongo que debemos hablar por la noche cuando nos veamos en casa, entonces espérame allí, Llegaré temprano”
No podía creérselo.
¿De dónde carajos había sacado papel y lápiz para dejarle esa nota? Se afanó a recoger el vestido del suelo, sintiéndose entre el limbo de la estupidez y la humillación, y sin importarle lo que dijera el estúpido recado, se vistió. Si tenía orgullo, no esperaría a que su amigo llegara por ella, estaría mucho mejor si se iba sola.
No debió haberle dicho que lo quería.
¿No pudo despertarla y llevarla a casa? ¿No pudo simplemente… no dejarla allí?