maraton 8/10
“Fiesta” <<Parte 1>>
Jane fue la primera quien dio un paso para alejarse de él y de sus brazos demasiado próximos a su cuerpo. El frio inesperado que la estaba recorriendo no era normal. Para nada. Ese era uno de esos momentos en los que tirarse de las cataratas del Niagara sonaba más divertido que cualquier otra cosa.
Más porque aún tenía en su nariz el olor fresco y arrasador de Justin y los pensamientos en su cabecita estaban entre claros y no. Esto explicaba, aunque odiaba reconocerlo <porque ella no era del tipo de chicas que hacía esas cosas> que le había gustado que Alice los hubiera encontrado así de cerca. Así se… extraños. Hasta ese momento notó que realmente habían estado invadiendo el límite en el espacio personal de cada uno. No, él había estado invadiendo su espacio personal. La cosa estaba en que ella lo había permitido.
La mirada de la rubia estaba, de una manera metafórica, exterminándola con todos los artefactos habidos y por haber. La castaña bufó. ¿Era gracioso, no? Ella con su despampanante cabello y su actitud de “Soy Alice con perfecta ropa y bonitos ojos Fisher” la hacía sentir desde el fondo, ridícula. Por ella, porque ambas sabían cómo era la situación, no tenía motivos para sentirse tocada porque lo que había visto, es decir ¿Acaso ya no se había ganado ya el amor de Justin? ¿No estaba segura de él? Jane torció los ojos por el desagradable pensamiento y se acomodó el cabello húmedo por partes debido a la caída al suelo que se le pegaba a la cara. Quizás era su imaginación, pero mientras se pasaba las manos por la cara, sentía los penetrantes ojos de La rubia siguiendo sus movimientos a todos lados. Momento definitivamente incómodo.
Y Justin no hacía nada. Nada. Solo la miraba a ella. Pero no a Alice, a ella. Se preguntaba si se estaba ideando alguna buena excusa para explicar la circunstancia, entonces se dio cuenta de que no había ninguna circunstancia que excusar puesto que ellos no estaban haciendo nada.
Solo deseaba que él pusiera en marcha su labia y palabras bonitas para mantener a la rubia alejada. No era que sintiera un odio sumamente profundo por ella, pero tampoco era que le simpatizara demasiado. Preferiría tenerla a mil millas de distancia si era posible por el bien y salud de todos. Se mordió el labio y cayó de en la cuenta de algo que no había pensado y que era importante ¿Qué hacía ella en su casa? Más importante aún ¿Cómo había entrado? Colarse para entrar a su casa no era la cosa más fácil del mundo, a menos que… tuviera una llave ¿Justin le habría dado una?
No. – un sentimiento cálido le cayó encima.
Lo miró. Ahora él estaba viendo a Alice y la rubia también había cambiado la dirección de sus hacia él, sus miradas estaban concentradas la una con la otra. Como si se estuvieran diciendo un mensaje secreto. Que solo ellos entendían.
Malo. Malo. Malo
Jane soltó aire y trató de ignorar el hecho de que seguramente Justin haría una escena romántica para que ella no malentendiera la situación. Peor.
A eso había que sumarle que el ruido desesperante de la canción que resonaba en el equipo le estaba produciendo jaqueca. Más bien la presencia de personas no deseadas. Como fuera, eran muchas cosas.
-Hey, Alice… - Lo oyó decir entonces y lo percibió tan confundido como ella por la presencia de la chica. Sintió un alivio. Él tampoco la esperaba. Lo que en podría ser bueno, no le había dado ninguna llave - ¿Cómo…? – Tartamudeó - ¿Cómo has entrado?
Alice esbozó una mueca en el rostro y con pasos lentos caminó hacia él. Se veía tan alta, tan bonita. Era imposible que una mujer como esa no le gustara a nadie. <<Alan>> - pensó - por alguna extraña razón a él Alice no le gustó, no en ese sentido. Sus zapatos de tacón de punta color negros parecían llevarse muy bien con el agua y el piso mojado ya que caminaba a través de suelo sin tambalearse.