Eres Mia(OP#2) ✔️

Cap. 28●

No puedo evitar observar a los lados controlando que estemos solas y al cerciorarme de que es así me vuelvo a Mel y la remuevo para así despertarla. No podía dejarla sola y no podía estar sin mi teléfono en manos para cualquier eventualidad.

Tenía miedo.

Mucho.

Mel abre los ojos y me mira extrañada.

--- Cariño, acompáñame a mi habitación ¿Si? Dormirás con tía. --- Exclamo con falso entusiasmo.

Ella me miró a los ojos y luego se sentó en la cama. Doble las fotos y la metí entre el borde de mi pantalón para posteriormente pararme y ayudar a Mel a bajarse de la cama.

Caminó con lentitud hasta mi habitación y en cuanto se acostó, volvió a dormirse. Aproveché para llevar el resto de la carta y las fotos en un cofre que tenía guardado en mi viejo ropero.

No sabía exactamente qué hacer, no sabía si encarar a Seth y pedirle una explicación de lo que acababa de ver o simplemente, entregarlo a la policía. Tenía entendido que él aún estaba bajo observación por lo que con un paso en falso podría volver a la cárcel, ésta vez, con un plazo indefinido. De tan solo pensarlo me daba piel de gallina.

Me volví a la cama tomando mi teléfono de la mesita de noche. Le escribí un mensaje a Dylan preguntando acerca de la pelea y al rato me contesta con un "pregúntale a tu novio". La carrera de Dylan se vio afectada ante la llegada de Seth puesto que, los dos eran muy buenos y competir juntos era la sensación. Los jueces y el propio público hacían todo lo posible para que ellos dos siempre queden mano a mano y la verdad, ya no era divertido.

Quería decirle sobre la carta aprovechando que estábamos hablando pero tenía miedo de que pudiese armar un escándalo y me maten antes de que pudiera ayudarme. Decidí que, sí le diría la verdad, lo haría de frente y eso sería mañana, luego de mi visita al doctor.

Comencé a jugar un tonto juego con el fin de distraer mi mente. Saber que Lorena podría estar suelta me estaba matando y sobretodo, saber que Seth volvió a esa estúpida vida de mierda no hacía más que atormentarme. ¿Por qué lo haría? ¿Estaría contratado para matarme otra vez? ¿Estoy volviéndome loca?.

Eran unas ideas locas pero no podía evitar pensar en esa pequeña posibilidad por más ridículo que fuere.

Suspiré y dejé mi teléfono a un lado para poder descansar, si así mi mente me lo permitía.

Pude ver a lo lejos una luz desde la oscuridad que le encontraba. Corrí hasta ella con la esperanza de salir de éste lugar pero unos brazos me tomaron de la cintura impidiéndome seguir.

--- ¡Suéltame! --- Pedía a gritos pero aquello sólo hacía que su agarre fuera más fuerte.

Me alejó de la luz y poco a poco veía que mis esperanzas estaban agotándose. La esperanza de estar en libertad se desvanecía mientras más me alejaba. No lloraba, solo gritaba con dolor aunque no sentía nada. Era extraño pero familiar a la vez. Era como si encontrara la paz y la tormenta a la vez.

El hombre que me había robado mis esperanzas me sentó en una silla, atándome de manos y pies. No lo podía ver, pero podía escuchar su respiración agitada. Quería ver el rostro del que me estaba arruinando la vida, quería ver al monstruo que me aprisionaba y no lo hacía. ¿Que había hecho mal? ¿Qué hice para merecer tal cosa?.