XXXI

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Coloqué los alimentos en el pequeño refrigerador que se encontraba ahí. Sip, yo lo había llevado allí. Arreglé bien este lugar, era algo así como un hogar enteramente mío. Fui hacia la habitación y me quité la ropa y la cambié por un pijama azul, salí y me senté en el porche con un libro en la mano y un vaso de jugo de naranja en la otra. Me pregunto... ¿Qué estará haciendo mi hermana ahora? ¿Debí decirle que planeaba escaparme por estos días? No, seguro me hubiese seguido o algo por el estilo.

-Mi pequeña hermana...- susurré con una sonrisa.

Dejé el libro a un lado y fui por la caja con los recuerdos de mamá. La abrí y de ahí saqué los álbumes, el vestido, unos cuantos sobres, cintas de video y más fotos sueltas. Lo que más me llamó la atención de todo el contenido era un certificado de licenciatura en diseño... era de mamá.

-Veo que es de familia- dije con una sonrisa que pronto se borró.

Encontré una pequeña caja de madera, y tenía las iniciales de mamá y papá. La abrí lentamente y me encontré con unos pinceles, lápices tanto de carbón como de colores y unas cuantas cosas más. Saqué una nota de ahí y la leí.

-Nely, esto es un pequeño regalo de parte de tus dos queridos padres. Sabemos que estarás en el mundo del arte y espero que seas alguien tan buena como yo. Sé que no soy muy humilde en cuanto a esto, pero es que quiero que seas alguien llena de expectativas y puede que algún día trabajemos...- mi garganta tenía un nudo... joder- ...trabajemos juntas en la misma empresa de diseño... y se llamará... bueno, no sé cómo, pero ya lo pensaremos cuando seas mayor-

Dejé la caja a un lado y me puse a llorar. Mamá tenía tantas expectativas para un futuro que no le llegaría. En verdad que eso me entristece... seguí viendo las fotos de la caja. En serio que mamá era una mujer intrépida, pese a que estaba enferma, seguía sonriendo como si no le importara hacer otra cosa que no sea eso. En muchas fotos veo a Tía Laura con una enorme sonrisa al lado de mamá, se podían diferenciar con facilidad ya que mamá tenía parte de su cabello azul y tía lo tenía normal. Parece que se llevaban muy bien...

-Yo también me volvería una amargada si perdiera a mi hermana...- murmuré y lancé mi mirada hacia el cielo. No había muchas nubes.

En varias ocasiones pensé en llamar a Steicy, pero algo en mí no dejaba que lo hiciera. Me levanté del suelo y fui hacia la habitación, necesitaba dormir bien si quería cazar luciérnagas esta noche.

Me arrojé boca abajo en la cama, encendí el ventilador y en pocos segundos me había quedado dormida.

...

Un estruendo me hizo despertar de golpe. ¿Qué carajo era eso? Me levanté de la cama, me coloqué unos zapatos, tomé un bate y salí hacia la puerta de entrada. Ahí fue que me percaté del fuerte viento que estaba haciendo. Una fuerte lluvia se apoderó de todo el sitio, las nubes ocultaban el azul del cielo y los truenos retumbaban por todas partes. Cerré la puerta y fui hacia la cocina, allí vi la hora, 8:47 p.m., dormí lo suficiente.

-¿Qué pasa con mi caza de luciérnagas?- pregunté al aire y me senté en la meseta del lugar. Mis planes se habían ido al carajo.

Preparé mi cena, me senté en la alfombra de la sala y encendí la televisión. Extraño el escándalo de los chicos, los juegos con las chicas y las ocurrencias de papá. A penas llevo un día aquí y extraño a los chicos como si tuviera meses sin verlos. En serio que ya estaban siendo algo muy importante en mi vida.

Seguí viendo películas hasta tal punto que ya incluso eso me estaba aburriendo.

-No, no entres ahí... oh, vaya, lo hiciste, estúpida- dije para luego tomar un sorbo de mi soda. Estas películas de terror las están haciendo más estúpidas y muy poco relevantes. ¡¿Quién en su sano juicio entraba en una habitación completamente oscura y sola?! Los drogadictos sin nada que hacer, supongo.

Ya casi era media noche, lo supe gracias a que la película ya había terminado, tomé un espanta suegras o como sea que se llamen esas cosas y me la coloqué en la boca. Me fijé en el reloj de la televisión y solté un suspiro algo pesado, faltaban dos minutos para las 12. Esos dos minutos llegaron a su fin y soplé sin ánimos aquel artículo para fiestas.

-Feliz no cumpleaños para mí- dije y me levanté de la alfombra.

Me asomé hacia una ventana y me fijé que aún seguía lloviendo. Bien, esto es genial, adiós, planes de estar despierta hasta tarde. Caminé hacia la habitación, me tomé un baño, me coloque un pijama largo y me acosté en la cama y abracé con fuerza a Nath.

-Que descanses...- susurré, como si me fuera a responder.

Volví a dormir, no recuerdo bien lo que soñé, lo que sí sé es que era con mamá. Dios, me hubiese encantado conocerla. Me desperté temprano a la mañana siguiente. Era obvio, seguro había dormido algunas quince horas, más o menos.

Me levanté, fui por cereal a la cocina y me desayuné. Volví a la habitación y ahí me di una ducha, me coloqué unos jeans claros, una camisa de mangas largas color azul y unas botas marrones hasta las rodillas. Caminé hacia la puerta principal mientras me amarraba el cabello en una cola alta y abrí cuando había terminado. Respiré aquel aire fresco y salí a dar una vuelta, no sin antes cerrar todo con llave. Fue un recorrido corto, no me encontraba en condiciones de ver todo el sitio, ni siquiera cambia mucho. Había dejado mi celular encima de la cama, en verdad que no le veo utilidad estando aquí. Caminé por un sendero de piedras, conozco este lugar como la palma de mi mano. Recuerdo que cerca de aquí se encontraba la granja de una hermosa familia. Supongo que no me haría daño hacerles una pequeña visita...

Viviendo Con Mi HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora