XXIV

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Ya han pasado varios días desde que me he mudado con papá. Hoy aprenderé a conducir y Steicy quiere hacernos compañía a mí y a papá. Hace rato que él me está mostrando cada objeto que se utiliza para conducir. Ya estaba cansada de escuchar lo que papá estaba diciendo, ya que lo había repetido una y otra vez.

-Papá, ya estoy lista- dije y él, como un resorte, se colocó en frente de mí.

-¿Segura?- preguntó algo curioso.

-Sí- contesté más que confiada.

-Yo estoy lista para acompañarlos- dijo Steicy que estaba saliendo de la casa.

La miré de arriba hacia abajo y llevaba un casco, rodilleras y otros tipos de protección.

-¿Tan poca fe tienes en mí como para utilizar eso?- le pregunté, pero no le dí oportunidad de responder- ¡Esto no es una bicicleta y tampoco voy a chocar!-

-Steicy, ve a quitarte eso- le dijo papá.

-Pero...-

-Ve y quítatelo- volvió a decir y mi hermana se fue a quitar la protección.
-Gracias, papá...- dije pero vi como se empezaba a poner un casco él también.

-¿Qué?- preguntó papá.

-¡Quítate eso!- le grité y él se lo quitó y lo arrojó a no sé dónde diablos.

-Bien, ya podemos empezar- dijo Steicy saliendo nuevamente de la casa.

Me subí al asiento del conductor, papá en el del copiloto y Steicy en el asiento trasero. Me coloqué el cinturón de seguridad al igual que mi padre y mi hermana. Coloqué la palanca en la "P" que es la de parking y encendí el auto.

-Bien, lo haces bien- comentó papá desde su asiento.

-¿Y ahora?- le pregunté mientras miraba al frente.

-Pisa el freno y coloca la palanca en la "D"- me indicó.

Así lo hice. Luego me indicó que soltara el freno y acelerara un poco, cosa que hice. Salimos de la propiedad y papá me iba indicando en cuáles calles debía doblar, iba con total lentitud. Tenía las manos temblorosas y la mayoría de los autos que estaban detrás de mí tocaban la bocina. Aceleraba y frenaba de golpe.

-Nely, cálmate- me pidió papá y luego se giró hacia Steicy- Tú también-

Miré por el retrovisor y me fijé que Steicy se estaba sujetando con fuerza de la puerta como si su vida dependiera de ello. Me enojé bastante por eso, pero lo que sí me enfureció fue el grito del hombre que se encontraba detrás de mí.

-¡Sal del camino, incompetente!-

-¡Incompetente tu abuela, maldito!- le grité de vuelta.

-¡Al menos mi abuela conduce más rápido!-

Oh, no. No lo hizo... Le saqué el dedo medio de mi mano izquierda, la volví a colocar en su lugar y vi de reojo como papá se ponía cada vez más pálido.

-Nely...- me llamó él, pero no le hice caso- Cariño...- volvió a decir, pero como la vez anterior, lo ignoré.

Aceleré de repente y recorrimos una calle extremadamente larga. Esperen... creo que conozco esto por aquí...

-¡MALDITA LOCA, PARA, QUE VAS A MATAR AL MORENAZO!- gritó papá y, a pocos metros, me di cuenta que Alejandro se encontraba cruzando la calle con unos audífonos puestos mientras usaba su celular.

Frené de golpe y, gracias a Dios, me detuve justo a tiempo. Al parecer, el sonido de las llantas advirtió a Alejandro, ya que se giró rápidamente hacia nosotros. Steicy salió del auto como un rayo y abrazó a Alejandro, provocando que ambos cayeran al suelo. Yo aún mantenía las manos sobre el volante y apostaría que mi rostro era un dilema. ¿Cómo diablos me dejaba llevar tan rápido del enojo?

Viviendo Con Mi HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora