XXXII

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Entré algo nerviosa a la propiedad, siempre era lo mismo; llegaba, me asustaba por uno de los hijos de los dueños y terminaba metida en una cena familiar aunque no quisiera. Vi a lo lejos a una mujer algo mayor alimentando a lo que era un par de caballos, sonreí al instante. Caminé con más apuro mientras que podía escuchar el ruido de una gran variedad de animales de granja en aquel sitio.

-¿Nely?- escuché que hablaron detrás de mí, me giré hacia aquella dirección y me encontré con una chica rubia, de más o menos mi edad y con unos hermosos ojos azules.

-Hola, Clarisa- saludé con una enorme sonrisa.

Ella literalmente soltó las cajas que tenía y me abrazó con una enorme fuerza, que hasta me hizo soltar el aire de golpe. Bien, el susto no se dio. Le devolví el abrazo a mi amiga y cuando nos separamos, le dediqué una cálida sonrisa.

-Señora Doroti- saludé a la señora de pelo rubio y algo canoso que había alimentado los caballos momentos antes- ¿Cómo está?-

-Estoy muy bien, pequeña Nely- dijo ella muy contenta. Su sonrisa siempre me tranquilizaba, sin duda era una mujer hermosa.

-¿Dónde está Don Julio?- le pregunté mirando hacia todos lados, tratando de encontrar a aquel encantador señor.

-Está ayudando a mis hermanos a arreglar la valla- contestó Clarisa apuntando hacia la parte trasera de la casa.

Sí, Clarisa tenía más hermanos, ocho, para ser exactos. Michael, Michel y Amanda son trillizos y tienen veinticuatro años; Joseph tiene diecinueve, Tomás diecisiete, Magdalena es gemela de Clarisa, Rosa tiene siete años y José apenas tenía unos cuatro años. Eran una gran y feliz familia.

-Vamos a ayudarles- dijo Clarisa mientras me sujetaba del brazo y me llevaba prácticamente a rastras hacia la parte trasera de aquella hermosa casa de campo.

Caminamos un poco y nos pudimos encontrar con los hombres colocando las vallas en su lugar mientras que las mujeres las pintaban de colores muy llamativos. Clarisa hizo una tos fingida y todas las miradas se posaron en nosotras... todos, absolutamente todos los que estaban ahí sonrieron con locura y se turnaban para darme un fuerte abrazo. Vale... me quedaré sin costillas.

-¿Sabes?- dijo Magdalena cuando se separó de mí- Tomás siempre se está preguntando cuándo volverás...- oh, no... esa mirada pícara de parte de ella no me estaba gustando...

-Eso es porque quiero a Nely como si fuera mi hermana- le respondió Tomás soltando el martillo en la tierra.

-Sí, claro, siempre, todo el tiempo...- dijeron Amanda y Michel a la vez. Se nota que estaban muy sincronizadas hasta para las burlas.

-Chicos, cuidado con nuestra invitada- dijo Don Julio. Este hombre me saca de aprietos bien grandes, por eso lo adoro.

-Papá, sabes que es una broma- rió Michael secando el sudor de su frente con el dorso de su mano enguantada.

-¿Te quedarás para cenar?- me preguntó Rosa con ojos suplicantes. No puedo negarme a una niña tan linda como ella y esos enormes ojos esmeraldas... joder, en serio que no me puedo resistir a ella.

-Sí, me quedaré- dijo y juro que hasta vi a José saltando de alegría.

Cargué a ese pequeño peli azabache y le besé la mejilla, prácticamente lo había visto crecer en el tiempo que llevaba visitando este lugar. Tenía una vida a parte de la que vivía en aquella enorme casa, llena de silencio y tristeza. Aquí podía ser feliz, aunque fuese por muy poco tiempo.

Las chicas y yo entramos a la casa y ahí les ayudé a preparar bebidas para los chicos. Se podía notar que el calor era sofocante y más cuando eran como las 10 u 11 de la mañana.

-Entonces... ¿te vas a casar?- le pregunté a Michel y esta asintió con euforia.

-Se casará en unos meses- comentó Amanda mientras dejaba unos vasos en el fregadero.

-Me encantaría que asistieras- pidió Michel sentándose a mi lado.

-No sé... me encantaría, pero...- empecé a decir. No veía nada de malo en asistir pero, a fin de cuentas, no era de su familia ni nada por el estilo.

-Acepta, por favor- volvió a decir ella y yo simplemente no me pude negar.

-Está bien- dije y ella dio un pequeño saltito en su lugar- Pero...- dije y vi como las chicas se quedaban calladas.

-¿Pero... qué?- preguntaron todas a la vez.

-Pero... con la condición de que me dejes hacer tu vestido de novia- terminé de decir con emoción.

-Nely... me encantaría, pero no puedo recibirlo... yo...-

-Es un regalo de mi parte- dije y sujeté sus manos con las mías- Acéptalo, por favor. O... ¿Ya tienes uno?-

-No, planeaba alquilar uno unas semanas antes de la boda- dijo ella algo avergonzada, su cara estaba completamente roja.

-Pues este vestido no te costará ni un solo centavo porque yo te lo daré como regalo de bodas- le dije con alegría. Este sería mi primer vestido de novia, tengo que esmerarme al máximo.

-Gracias- dijo al fin. Gané esta ronda.

Terminamos de preparar todo y salimos con unos cuantos vasos para ofrecérselos a los chicos, de verdad que estaban muy cansados. Todos nos sentamos en la hierba, era algo refrescante mientras se estaba debajo de la sombra de un árbol.

En ese día hicimos muchas cosas; jugamos, hicimos la comida, peleamos con globos de agua y al final, en la noche, empezamos a hacer la cena.

-¿No te quieres quedar esta noche aquí?- me preguntó la señora Doroti ayudándome a llevar los platos a la mesa.

-No quiero ser una molestia- contesté colocando cada plato en su lugar.

-Querida, no lo eres. Quédate esta noche- insistió y no tuve de otra que aceptar.

Aquella noche fue entretenida, las chicas y yo hicimos una pijamada improvisada. Hablamos de todas las cosas que hicimos este año, les conté sobre mi hermana, estaban maravilladas por saber de ella, pero no les conté mucho; también sobre mis nuevos amigos y por último sobre lo amoroso que resultó ser mi padre. Tuvimos una noche inolvidable, la noche estaba totalmente tranquila. A eso de las 3:30 de la madrugada, salimos a cazar luciérnagas y debo admitir que es más divertido hacerlo con alguien más que estando sola. Luego de eso las chicas y yo volvimos a la casa, subimos hacia la habitación y luego de unas cuantas bromas minúsculas, caímos rendidas a los brazos de Morfeo.

Viviendo Con Mi HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora