XXVIII

71 6 3
                                    

Otra vez el jodido despertador... la cama se sentía tan cómoda que ni siquiera tenía las ganas suficientes como para levantar el brazo y apagar la alarma del celular. Escuché que mi hermana se estaba quejando al otro lado de la habitación, por lo que me levanté, apagué la alarma y fui hacia su cama para darle el calmante más un vaso de agua.

-Lo que hago por ti- dije mientras le extendía el vaso.

-Gracias- dijo ella antes de colocarse la pastilla en la boca y llevarse el vaso hacia esta.

-Tengo que ir a hacer las compras- comenté mientras leía una hoja que siempre llevaba conmigo.

-¿Compras?- preguntó ella- ¿No las hiciste hace pocos días?-

-Oye, recuerda que en esta casa vive un mangrino, más los otros que vienen a pasarse el día aquí- contesté y ella rió.

-Sí, cierto- dijo Steicy y se volvió a acostar.

-Oye, que tengas una escayola no quiere decir que te vayas a quedar dormida todo el día- le reclamé mientras le quitaba las sábanas.

-Pero es temprano~- se quejó ella acurrucándose en la cama.

-No jodas...- dije, le arrojé la sábana y me dirigí hacia la planta baja.

Ya abajo, fui hacia la cocina y empecé a preparar el desayuno. Preparando pancakes en una sartén y tocino y huevos revueltos en otra. No puedo creer que yo estaba hasta tarareando una canción muy alegre, no sé cómo se llama, pero de que era alegre, lo era. No entiendo esta repentina felicidad, seguro debe ser que volveré a mi lugar preferido. No, no hablo de mi antigua casa.

-Que bien huele el desayuno~- escuché la voz de papá desde la entrada de la cocina.

-Gracias- dije y seguí tarareando la canción.

-Mañana no iré a trabajar- avisó papá detrás de mí. Solté la espátula.

-¿Qué?- pregunté sin girarme mientras recogía la espátula del suelo y la lavaba en el fregadero.

-Al parecer mañana habrá una actividad en el estudio y no necesitan que me presente- explicó con voz desinteresada.

-Oh, eso es... bueno...- dije como pude. Mis planes se fueron al carajo.

-Que rico huele el desayuno~- canturreó Nelly mientras entraba en la cocina.

-Eso dije yo hace rato- le dijo papá.

Sonreí hacia su dirección a modo de agradecimiento y luego volví a girar mi rostro hacia las sartenes. Sentí cómo mi celular empezaba a vibrar en mi bolsillo, por lo que con la mano libre lo saqué y contesté.

-Oye, ya tengo algunas de las cosas que me pediste- escuché la voz de Alejandro al otro lado de la línea.

-¿Qué pasa con el resto?- le pregunté mientras sacaba los pancakes de la sartén.

-En la tarde lo tendré- respondió él.

-Oye... es algo arriesgado tomar el auto sin permiso...- susurré, tratando de que papá o las chicas escucharan.

-Lo sé, pero sabes que no tendrás problemas-

-Sino hasta unos días después- dije con cansancio- Ven más tarde, dormirás aquí-

-Lo sé- dijo y colgó.

Dejé el celular encima de la meseta y seguí preparando el desayuno. Coloqué todo en platos diferentes y luego de ponerlos en dos bandejas, me dirigí hacia la mesa. Ya estaban todos los de la casa sentados ahí.

Viviendo Con Mi HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora