-Nely...- escuché que susurraban mi nombre- Nely- joder, ¿no ven que estoy durmiendo?
-Arrójale el agua- esa fue Mery. Esperen... ¡¿Agua?!
-¡No! ¡Espe...!- demasiado tarde, agua fría para mi cuerpecito- ¡¿Pero qué coño les pasa?!- les grité, pero al ver a las chicas sonriendo y con confeti en la mano, el enojo cambió por curiosidad.
-¡Feliz cumpleaños!- gritaron todas mientras arrojaban el confeti hacia mí.
-Atrasado- aclaró Steicy de pie al lado de la cama. Un momento... ¡Está de pie!
-¡¿Dónde está el yeso?!- le pregunté con evidente sorpresa.
-Me lo quitaron a las 8 de la mañana- contestó ella.
-¿Y qué hora es...?- pregunté restregando mi ojo derecho con la mano.
-Las 11:30- contestó Mery revisando su celular. Prácticamente me atraganté con mi propia saliva.
-¿Qué?- pregunté y ellas rieron.
-Vete a dar un baño- dijo Steicy halando mi brazo para meterme al baño.
-¿Pero qué no te quitaban el yeso mañana?- le pregunté, pero ella me cerró la puerta en la cara.
Me tuve de otra que darme una ducha rápida y arreglar mi cabello con el secador, me cepillé los dientes y salí con la toalla envuelta. Cuando entré en la habitación me encontré con un vestido azul cielo encima de la cama y unos zapatos blancos a un lado de esta. Busqué la ropa interior, me la coloqué y luego el vestido. A penas me llegaba hasta las rodillas y las tirillas eran algo delgadas. Me coloqué los zapatos y prácticamente bajé corriendo por las escaleras. Encontré que las chicas llevaban unas cuantas bolsas en sus manos, pero no pude diferenciar el contenido de alguna de ellas.
-Nely, sube al auto- dijo papá antes de tomar una mochila de una de las sillas del comedor.
-Vale- le dije y fui directo hacia la puerta principal, justo detrás de las chicas.
Traté varias veces de espiar el contenido de las bolsas, pero siempre me terminaba deteniendo una de las chicas. Ellas hasta hicieron que me subiera al asiento del copiloto. Luego de un tiempo algo largo para mí, todas se subieron a la parte trasera y papá como el conductor del vehículo. El auto arrancó y en menos de cinco minutos ya estábamos en la carretera principal de la ciudad. Escuché que las chicas se reían en la parte trasera, por lo que me giré un poco para verlas, pero simplemente se rieron un poco más bajo y se enviaron una mirada cómplice.
-¿A dónde vamos?- pregunté volviendo a mirar al frente.
-Allí- contestó papá sin dejar de mirar el camino.
-¿A dónde vamos?-
-Allí-
-¿A dónde vamos?-
-¡A un sitio! ¡Y cállate antes de que te deje aquí tirada!- me respondió él con los nervios de punta.
-Pos me callo...- dije cruzando los brazos y mirando por la ventana, tratando de no reírme de papá, pero las chicas sí que se rieron con gusto.
El viaje transcurrió normal, las chicas seguían con su secreteo en la parte trasera del auto y papá seguía cantando a todo pulmón las canciones de Adele. Cuando fijé la mirada en la ventana que estaba de mi lado, vi que ya todo lo que había era camino y árboles, de muchas variedades y todos muy hermosos. Wow, esto no se parece al bosque al que fuimos hace unos meses. Abrí la ventana y asomé un poco la cabeza, el aire fresco golpeó mi rostro y el sonido de las hojas y ramas tranquilizaban a cualquiera. Cruzamos un letrero, pude leer fácilmente lo que decía.

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Viviendo Con Mi Hermana
De TodoEsta es la historia de un par de hermanas que vuelven la vida de todos patas arriba. " El amor es más fuerte que cualquier otro sentimiento", esa es su frase favorita.