VIII

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Me desperté de repente por unos gritos en la planta baja. Tomé el bate y corrí hacia el pasillo, bajé por las escaleras y apunté con mi bate a todos lados. Lo único que vi fue a los chicos gritando como locos por encontrarse abrazados y todo eso. Fijé mi mirada en un reloj y estaba a poco de que un demonio poseyera mi cuerpo.

-¡¿A QUIÉN DIABLOS SE LE OCURRE GRITAR A LAS 8:15 DE LA MAÑANA?!- grité arrojando el bate al azar, pero este golpeó en la cabeza de Alejandro.

-A ti- contestó Dimitri.

Yo solo lo fulminé con la mirada y me dirigí hacia la cocina. Al parecer las chicas no se habían despertado. Saqué algunas cosas de la nevera y empecé a hacer sándwiches. Le serví a cada uno de los chicos en la mesa, tomé un plato, una jarra llena de jugo de naranja y cinco vasos y coloqué todo en una bandeja. Al subir, casi me iba a tropezar con una botella de cerveza... menores y toman alcohol... cuando llegué a la puerta de la habitación de Mery y Nelly, y la abrí como pude. Coloqué la bandeja en la mesita de noche que estaba más cerca y salí.

-Yo me iré a sacar este olor a alcohol- escuché que dijo una voz subiendo las escaleras. Era Ronaldo.

-¿Limpiaste el helado de vainilla de la mesa?- le pregunté con las manos en la cintura.

-¿Helado de vainilla...?- preguntó muy confundido. Yo solo hice una cara de asco y me fui hacia mi habitación.

Tomé una blusa negra con mangas largas y cuello blanco, unos shorts azules y unos Toms grises. Me sujeté el cabello en una coleta alta y luego la enrrollé para que no se fuera a mojar. Tomé mi toalla y salí hacia el baño e intenté abrir la puerta, pero tenía cerrojo.

-Ya voy a salir- escuché a alguien hablar dentro del baño. No supe quién era, ya que el agua no me dejó escuchar bien. Seguro era Ronaldo. Él había dicho que se iba a dar un baño.

Me coloqué al lado de la puerta para poder esperar. Como dos minutos después, la puerta se fue abriendo. Estaba por empujarla, pero me quedé estática al ver quien era. OMG... Nathaniel solo tenía unos jeans oscuros y no traía camiseta. Si hubiese pertenecido a un anime hubiera inundado la casa con una hemorragia nasal masiva.

-Y-Ya voy a e-entrar- ¡diablos! ¿Qué carajo me estaba pasando? Entré como rayo al baño y azoté la puerta, sin darle tiempo al chico de contestar.

Suspiré con pesadez y me desvestí con rapidez. Me bañé con agua fría, es buena para despertarse. Tardé poco, ya que tenía algunas cosas que hacer hoy. Al terminar de ducharme, salí y me fui hacia mi habitación. Miré la hora. 8:55 de la mañana. Me vestí, me dejé el pelo suelto y estaba a punto de salir, cuando escuché que los chicos hacían escándalo abajo. Me asomé en la habitación de las chicas y aun estaban dormidas. Volví a mi habitación, tomé mi mochila y bajé.

-¿Podrían hacer menos ruido?- pedí caminando hacia la sala. En efecto, los chicos estaban jugando en la consola.

-¿No vas a desayunar?- preguntó Alejandro parando el juego. Que observador el tipo este, por eso creo que es lleva vidas.

-No- dije y fui a tomar las llaves, pero no estaban en su lugar- ¿Y las llaves?- pregunté al aire, esperando a que alguno me respondiera.

-Están en la cocina- contestó Bartolomeo... no sé porqué le dicen Axel.

-Vale, gracias- dije y caminé con rapidez hasta la cocina. Ahí encontré las llaves y vi algo que me sorprendió un poco- Chicos~- los llamé y ellos me miraron de forma extraña- ¿Hoy es el cumpleaños de Steicy?-

-Sí- contestaron todos al unísono.

-¿Eres su hermana y no sabes su día de cumpleaños?- me preguntó Alejandro con una sonrisa prepotente. Este tipo me saca de quicio.

-¿A caso tú sabías que esta es la primera vez que nos conocemos ella y yo?- le pregunté de vuelta, su sonrisa desapareció y yo solo me fui de la casa.

Caminé un poco hasta salir de la propiedad y divisé una parada de autobús. Esperé un poco, hasta que alguien me tocó el hombro. Me di la vuelta y salté del susto al ver a Chloe.

-¿Qué quieres?- pregunté de mala gana mientras fijaba mi mirada en la calle.

-Solo quiero advertirte algo sobre Nathaniel- me dijo con una mirada... ¿triste?- Él utiliza a las chicas. Solo está un mes con ellas y termina esa relación-

-Que yo sepa, tú le fuiste infiel. Tenía sus razones- dije con seriedad.

-Pero él ya me era infiel- me dijo y noté que el autobús había llegado. Ella subió y a mí se me quitaron las ganas de ir ahí. Llamé a un taxi y al cabo de unos minutos, llegó y yo le di la dirección. Tardamos quince minutos en llegar, pero sonreí al ver que el lugar era muy grande y hermoso. Entré y una chica me recibió.

-Buenos días, señorita-

-Buenos días- contesté con una sonrisa.

-¿Usted es la señorita Diamond?- me preguntó con una sonrisa encantadora.

-Así es- contesté, a lo que ella me dio una hoja de papel y me tomó de la mano para que la siguiera.

-Esa es una lista que nos dejó su padre para la habitación- comentó llevándome hasta el final de la tienda- Bien, ¿qué estilo le gusta?-

Estuve pensativa un rato, no sabía muy bien qué estilo iría bien conmigo. Yo soy un tanto moderna, pero clásica a la vez. Miré a mi alrededor y pude visualizar mueblería para diseñadores. Una mesa, una pizarra y varios maniquíes. La chica sonrió al ver mi expresión, seguro estaba más que sorprendida por ver esa clase de artículos ahí.

-Son tuyos- dijo y yo me sorprendí- Tu padre nos pidió que consiguiéramos materiales para diseñar- yo asentí y caminé hasta aquellos objetos.

Coloqué delicadamente mis dedos encima de uno de los maniquíes. Sonreí levemente y una lágrima escapó de mi ojo derecho. Siempre le había dicho a papá que quería ser una diseñadora de moda. Me separé un poco y me fijé en el papel que me había dado la chica. Era una lista. Constaba de un sofá, una cama, un escritorio, una mesita de noche, dos sillas, un tocador, un librero, un armario, una televisión, una computadora y cuatro latas de pintura. Vale... papá podía exagerar. ¿A caso quiere que me mude a esa casa?

-¿Empezamos?- preguntó la chica y yo asentí con una sonrisa.

Tuvimos un recorrido por toda la tienda. Tardamos algunas tres horas eligiendo todo, pero al fin pudimos encontrar cada cosa. Un escritorio blanco, un librero en caoba con detalles dorados, una cama con la cabecera roja, una computadora blanca, una plasma mediana, un armario negro con puntos rojos, un tocador negro, un armario con colores del atardecer, un sofá negro y unos pequeños taburetes mullidos de color rojo, además de cuatro latas de pintura: azul, rojo, negro y blanco.

-Bien, eso es todo- dije sentándome en una silla.

-Tu padre, cuando nos llamó, no dejaba de hablar de ti- comentó la chica y yo la miré extrañada- Decía que escogerías cosas al azar, ya que siempre fuiste una chica muy audaz-

-Papá exagera- dije con una sonrisa, pero mi semblante cambió a uno serio cuando vi a aquella rubia. ¿Es que me estaba siguiendo o algo así? Ella solo nos ignoró y caminó hasta unas chicas al fondo del lugar.

-No soporto a esa chica- dijo la chica y yo reí un poco.

-Nadie lo hace- dije y me levanté- Fue un gusto pasar el día contigo...-

-Lucy- dijo la chica con una sonrisa.

-Bien, nos vemos luego Lucy- cuando estaba por salir, escuché a Chloe y a las chicas.

-Ya saben, hay que hacer que se arrepienta de haberme dejado-

-Vale- dijeron las demás con una sonrisa.

Me valen una reverenda zanahoria. Caminé por la calle hasta que vi un cartel: "Parque de diversiones toda la semana". ¿Qué mejor momento de ir que en el cumpleaños de mi hermana? Sonreí, saqué mi celular e hice unas cuantas llamadas. Esto será genial.

Viviendo Con Mi HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora